THE BRIAN JONESTOWN MASSACRE: LA CIUDAD SE VISTE PSICODÉLICA

Una noche histórica en el C Complejo Art Media junto a Winona Riders

Hay grupos masivos y grupos de culto. Estos últimos, a pesar de no tener alcance tan amplio, generan devoción en sus fanáticos. Pocos ejemplos tan claros como The Brian Jonestown Massacre, una prolífica banda que viene haciendo su propio camino desde los ‘90. El pasado 18 de abril se encargaron de hacer vibrar a todo el  C Complejo Art Media.

Mientras que los rockstars salen al escenario con su música estallando, como el impacto del flash de una cámara. Anton Newcombe (a quien entrevistamos unas semanas atrás) y su banda subieron en silencio. Incluso se tomaron unos minutos para afinar sus instrumentos y prender cigarrillos. Esta actitud calmada y despreocupada se transmite en la música, donde las canciones fluyen. Pero no hay que dejarse engañar, sigue siendo el complejo perfeccionista que quedó inmortalizado en el documental Dig (2004).

Tras tocar unos minutos de ‘Don't Let Me Get in Your Way’, el líder pidió que se detuvieran porque lo estaban haciendo mal. Dijo a su banda que esta vez vayan más rápido, y comenzaron de cero (hay que reconocer, la segunda versión fue aún mejor). Pocos minutos más tarde, tras tocar ‘Forgotten Graves’, le pidió disculpas a Joel Gion, quien toca la pandereta y maracas, por dejarlo fuera de tiempo. Reiteradas ocasiones decía que él mismo fue quien había arruinado la canción. Para concluir este repaso de los momentos errantes, también hubo insultos exacerbados al baterista, quien se reía a pesar del tenso momento.

Sobre el cierre del show hasta los utileros se colgaron las guitarras 

Pero si los conoces, estas cosas son de esperar. Lo importante es que el set fue impresionante. La primera mitad fue dedicada casi enteramente a canciones de sus dos últimos álbumes: Fire Doesn’t Grow on Trees (2022) y The Future Is Your Past (2023). Pero la segunda mitad se basó en los muchos clásicos que lograron a lo largo de su carrera; desde una extensa y majestuosa versión de ‘Anemone’ hasta ‘Servo’ y ‘A Word’.

Las últimas canciones fueron las más largas, donde pasaron de ser siete personas en escena a nueve. Los dos encargados de mover y alcanzar las diferentes guitarras a lo largo del set, se las colgaron. A puro dinamismo y con mucha distorsión, lo dejaron todo en la parte más hipnótica de la noche. El set duró aproximadamente dos horas y media, inolvidables para cualquier fan de la psicodelia.

También es importante destacar que las primeras palabras de la banda, antes de siquiera comenzar a tocar, fueron agradecimientos a sus teloneros: Winona Riders. Un muy merecido premio a una de las revelaciones contemporáneas, quienes siguen marcando un nuevo camino dentro del under nacional.

SEGUINOS

TAMBIÉN PUEDE INTERESARTE