ISLA DE CARAS: UN TALISMÁN QUE MAQUILLA NUESTRA REALIDAD

Reencuentro en Vorterix

Ph: @gonalpha

En Buenos Aires extrañábamos a Isla de Caras. Tras casi ocho meses sin tocar en vivo, la banda volvió a subirse al escenario del Teatro Vorterix ante un público extasiado desde el minuto cero y con muchas ganas de pasarla bien. Su último disco, Gran Turismo (2023), buscó cumplir el objetivo que se habían planteado luego de girar por varios países de Latinoamérica: hacer un álbum que, a diferencia de los anteriores, priorice en el vivo el pogo por sobre el abrazo. Y lo lograron. 

Se escucha un cambio de eje respecto a discos anteriores

La primera parte del setlist siguió el orden de canciones del álbum. El show comenzó con ‘Como Si’, ‘Trampas’ y ‘Mi Droga Favorita’. Hay cierto inconformismo que se repite en las letras que, como diferentes personajes contando una misma historia, proporcionan diversos puntos de vista. Este inconformismo ante la situación narrada no pretende motivar el cambio de estado, sino todo lo contrario. Se trata en el fondo de darse cuenta que “no podría ver el cielo con vos”, o que cuando me busques “no va a correr más tiempo”. Se escucha un cambio de eje respecto a discos anteriores, un giro respecto al lado melancólico al que estábamos acostumbrados para llegar a un lugar más irónico y divertido. 

El Principe Idiota se sumó en ‘Culto de Voyeurs’ y Wiranda Johansen en ‘Mi Defecto’. ‘Adolescente’ es una de mis canciones favoritas del álbum, no solo por su sonoridad sino también por la letra, que cobró otro significado al escucharla en vivo. “Creo que estoy enamorado de mi propio pasado”, reza el estribillo, como un mantra. El valor que tiene la música en vivo para quienes nos empapamos continuamente de este ritual es la conciencia de que ese momento es único e irrepetible. Jamás nos volveremos a encontrar con las mismas personas a escuchar las mismas canciones y que suenen de la misma manera.

Más allá de la ternura adolescente que transmite ese tema en particular, es muy curioso pensar que en el momento en el que termine formará parte de nuestro pasado. Los momentos se solapan unos sobre otros, como las canciones de un disco o el setlist de un show. El “estar enamorado del propio pasado” es, en el fondo, estar enamorado del propio presente. Porque no hay diferencias entre ambos tiempos. 

Por supuesto, los clásicos de la banda no podían faltar. ‘Despacio’ y ‘La Piedra’ fueron los más ovacionados por el público, generando un clima de buena onda que no se disiparía fácilmente. Tal como afirmaron antes de irse, esperamos verlos en Buenos Aires más seguido. 

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