El acento de Joe Langridge-Brown, guitarrista de la banda inglesa de rock alternativo Nothing But Thieves, responde desde el otro lado del teléfono. Está despierto y es amable, expectante.

El quinteto formado en el año 2012 en Essex, Inglaterra, hoy en día ostenta dos álbumes: Nothing But Thieves (2015), cuyo recibimiento fue más que exitoso, siendo número 7 en el chart UK y primero en el chart de álbumes de vinilo, y su segundo, Broken Machine (2017), de reciente aparición y con un sonido más acabado y una musicalidad que desde la primera canción hasta la última mantiene una clara consistencia. Sin duda una banda de éxito, han sido invitados por Muse para telonear su tour en UK, además de haber tocado con grupos como Arcade Fire.

Pero ¿qué oculta la banda inglesa? Joe se ríe. Le cuesta pensar (¿será que son una banda sin secretos?), pero siempre existe eso que querés contar y nadie te preguntó: “En la banda somos muy fanáticos de ABBA”.

‘Mamma Mia’ resulta como respuesta y las risas nos llevan a dejar ‘Gimme! Gimme! Gimme!’ de lado para entrar de lleno a sus propias canciones. De sus dos álbumes, cuyo estilo navega un indie alternativo con coros impetuosos, guitarras oscilantes y con personalidad, y una genuinidad musical admirable, Joe elegiría el último, ya que “el último es un álbum mejor «puesto todo junto», es el mejor hecho como álbum”.

Si tiene que elegir la mejor y peor canción de la trayectoria, el título lo tendrían ‘If I Get High’ como la mejor y ‘Painkiller’ como la peor. Esta última, por “ser una canción simple. No dice mucho”.

Elegir las canciones de un álbum puede ser un proceso muy fácil o muy complicado. Con respecto al Broken Machines, “teníamos como treinta canciones, hablamos sobre cuáles podrían ir y cuáles no”. Joe afirma que fue un trabajo sencillo, más que nada porque fue algo que se dio naturalmente: “Estuvimos muy de acuerdo, fue un proceso fácil, buscamos que hablaran de lo mismo. Se eligieron solas”.

Tocar en vivo es lo que a Joe más le gusta de entre todas las etapas que significa un álbum: “Tocar las canciones en vivo. Desde chico me gustaba mucho, es sin duda lo mejor”. No son ni muy estructurados a la hora del show, ni muy improvisados. “Ser muy estructurados le saca un poco la emoción, y muchas veces no termina saliendo como planeado. Yo diría que es un poco de los dos, estamos siempre tratando de cambiar”.

Su visita a la Argentina está pactada para el dos de septiembre en Niceto Club, en un tour latinoamericano que incluye países como Chile, para la presentación de su último álbum. Joe se confiesa emocionado “porque hemos visto videos y el público en Argentina está loco”. Sin duda, como ya incansablemente han dicho muchísimas bandas y artistas, son los fans argentinos uno de los más efusivos y pasionales. “Estamos muy emocionados, será una locura”.

Si Joe pudiese tocar con un artista, cualquiera sea, sería Foo Figthers. El entusiasmo y la seguridad de la respuesta no debería sorprender a nadie, ya que Dave Grohl es un gran frontman y la banda una de esas cuyos shows pueden alargarse por horas y parecer que fueron dos minutos. “Dave Grohl es increíble”.

Alejándose de Nothing But Thieves, pero siempre rondando hacia la banda, un poco de la historia personal del guitarrista le recuerda que siempre quiso ser músico: “Siempre supe que quería, pero no sabía que podía. Fue una sorpresa”. Se ríe de su propia honestidad y recuerda sus épocas de niñez, donde ya estaba seguro de que tocar era una de sus grandes pasiones.

Entonces, ¿Nothing But Thieves fue suerte o trabajo duro? Quizá un poco de los dos, reflexiona Joe, pero sabe que, al final del día, la clave es la energía propia que uno le pone a todo lo que hace: “Necesitás trabajar duro para llegar a donde está la suerte”.