TELESCOPIOS PRESENTÓ SU ÚLTIMO ÁLBUM EN VIVO

Qué buen uso del tiempo perdido

Hace más o menos doce meses, con la declaración de la cuarentena, los días se mezclaron en una masa inerte y los domingos perdieron su particularidad; hoy que la normalidad ya no es la misma pero a veces lo intenta, el show de Telescopios fue una gran forma de darle cierre a un domingo que aún caluroso, ya llevaba en su temple el aviso del fin del verano. 

La fila se alargó sobre Rosario de Santa Fe y dobló por chacabuco antes de ingresar a la sala para ver la segunda fecha de presentación de Telescopios (2020), el tercer disco de la banda cordobesa. Pasadas las 21, una playlist de pop ochentoso ambientaba la recepción, que sumándose a la estética de Studio Theater hacía enfilar la idea de viaje en el tiempo. El pequeño teatro, el cartel de “Aquí cantó Gardel”, los espejos y las múltiples máscaras de drama hacen al venue un lugar único y particular. 

A eso de las 22 los integrantes subieron al escenario: Nicolás Moroni en teclados, Santiago Ludueña en batería, Bernardo Ferrón en guitarra y sintetizador y Rodrigo Molina en bajos y voz. En tiempos de gritos y donde el esfuerzo parece ser por resaltar, los Telescopios lo hacen naturalmente desde su sencillez y tranquilidad. Para los ojos atentos, el set de batería es toda una declaración de principios, junto al hi hat, el bombo y el redoblante, un solo plato pero 3 toms de pie y un cuarto sobre el bombo nos indican a donde está la búsqueda sonora de la banda. 

El show se abrió con el hit ‘Tus Amigos de la Cia’ para el deleite de les asistentes y le siguió ‘Fucsia’, acompañados sus primeros acordes con disparos turquesas de la pantalla, parte de las visuales a cargo de Joaquin Ferrón, hermano de Bernardo. El trabajo, a tono con la propuesta psicodélica de la banda, fue muy destacado y recibió muchos elogios por parte de quienes le prestaban atención. El hit de Templo Sudoku (2015) cerró con un solo de teclado que se extendió, y variando el groove la batería final en relación a la versión estudio, cortesía de Ludueña y la impronta que le va dejando en materia rítmica. ‘La Partícula de Dios’ fue el tercer tema y después llegó el momento íntimo, cuando para cantar ‘Sabe Vevo’ Rodrigo le pidió al público prender los flashes de los teléfonos y se sentó en el borde del escenario con Bernardo al lado. Como dos niños sobre sus hamacas, con las piernas colgando, cantaron la primera vuelta y el primer estribillo solo a guitarra y voz, con el público coreando la canción. Lo siguió ‘El Famoso’, para mover la cabezas al ritmo del groove de la línea de bajo, sorprenderse con la melodía de voz y la síntesis que logran ahí de tantas vertientes de sonidos que están sucediendo en nuestro país. ‘Decirlo Así’, el track que originalmente cierra su álbum debut, cerró la primera parte del show después de dejarnos el primer momento de saturación psicodélica en la que se empieza a volver difícil distinguir los elementos. 

Los muchachos se bajaron y durante unos minutos estuvo sonando una pista modificada de ‘Minuto’, uno de los puentes del último disco, mientras las visuales nos mostraban un registro fílmico en tonos rojos de ciudades al estilo de cine clase H. Cuando las mismas imágenes se nos mostraron en reversa, los músicos volvieron a subir para dar inicio a la segunda parte del show, a lo que fue estrictamente la presentación del disco Telescopios (2020). Las visuales mostraron tipo ruido fílmico con rojos y turquesas de 3D y, tal como el álbum está hecho para escucharse de un tirón y en orden, respetaron su tracklist a la hora de tocarlo en vivo. Por eso sonaron los 22 segundos de ‘No Te Canses’ y sin tiempo para los aplausos pasaron a ‘Te Están Pasando’. Quizás por lo fresco del material, quizás por lo pulido de las letras o quizás por lo limpio de las voces a diferencia de los discos anteriores, la gente parecía saberse más estas canciones. Quizás era solo que estos temas en general menos cargados que los anteriores, nos permitían más escuchar a las mesas contiguas. 

El show se terminó en un momento de delirio psicodélico que devuelve una masa indefinible de sonidos

‘Muertos De Hambre’ para que Ludueña no escatime fuerza sobre sus parches y ‘No Puedo Creerlo’ sucedieron para dejar paso a ‘Alguien Espera (Siempre)’ en la que las voces de flayaz sonaron por pistas. Lo mismo con las de Cande Zamar en ‘La Idea’ y las de Goyo Degano en ‘Hyper Haters’, canción que también se alejó un poquito de la versión de estudio por algunos timbres y volúmenes de Moroni que le otorgaron más brillo a su acordes. Al igual que el disco, la sección cerró con ‘Que Te Vean’, ese grito de guerra hecho esperanza y ternura que resulta ser para quien escribe una de las mejores canciones nacionales del año pasado. 

Lo que relajamos con ese final lo volvimos a subir con los últimos temas: ‘Las Prioridades’, ‘Androides’ y ‘Para Z Mall’ enfilaron una detrás de la otra y se rindieron ante ‘Ciudad de Tampa’ para cerrar a toda máquina en un momento para el que no tengo más palabras que «psycopunk»: un momento de delirio y ruptura sonora donde se vuelve casi una masa indefinible que viene a romper con todo lo discreto que logran. Debe ser en esa oscilación donde radica uno de los puntos altos del vivo de Telescopios: desde la elegancia y fineza de la voz de Molina que te acaricia las manos, hasta la desfachatez psicodélica que pondría a volar los pelos de cualquier rockero, el show de Telescopios es una montaña rusa, o quizás el zoom inquieto de una cámara curiosa. 

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