Fotos: Belén de Corazones
Las antorchas sostenidas en alto por los bailarines anunciaban junto a coros angelicales la entrada de Sam Smith en la oscuridad. Un guiño al nombre de la gira GLORIA: THE BLACKOUT, que arrancó en nuestro país, en Lollapalooza. El show comenzó con 'Stay With Me', seguida por uno de sus éxitos 'I'm Not The Only One'. La audiencia enloquecía con su despliegue, que hizo que su pantalón se rompiera en la parte de atrás, continuando el show con naturalidad y risas. Son cosas que pasan cuando lo dejas todo en escena.
A poco tiempo del comienzo, se notaba a Sam muy emocionadx: “No puedo explicarles todo lo que significa para mí que estén todos hoy acá. Vine por primera vez cuando tenía 21 años y ahora tengo 31, gracias por quedarse a mi lado, esperamos cinco años para regresar y preparamos un show especial solo para ustedes. Hace diez años lance mi primer álbum In The Lonely Hour y quiero cantarles una canción de ese disco que hace mucho no tocamos y significa todo para mí” expresó Smith, y nos regaló una íntima versión de 'Good Thing', luciendo un vestido negro espectacular.
Realizó gran parte de su show subido a una plataforma, el escenario contaba con una escenografía que simulaba rocas de color verde musgo, con grafitis en los que se podía leer “liberation” y “protect trans kids”, entre otras frases. Esto no es una novedad, ya que se caracteriza por defender los derechos de su comunidad LGTB+. “Todo lo que haremos en este escenario se trata de una sola cosa: Libertad. Por favor Buenos Aires, disfruten, quiero que se diviertan. Celebremos el amor, la vida y la libertad juntos”, afirmó el artista. A pesar de que el tiempo es tirano en los festivales, se dio varios minutos para interactuar con su público.
El vestuario es una de las piezas clave en la expresión de su personalidad
El comienzo de su show fue emotivo, a flor de piel, de la mano de baladas como 'Too Good at Goodbyes' y 'Lay Me Down' dedicado a su banda y en especial a LaDonna, una de las coristas que lo acompaña. Los ojos le brillaban y la sonrisa rebalsaba, entre tanta pose y tanto producto comercial enlatado que vemos en estos tiempos, Sam es una bocanada de aire fresco. Para la segunda parte del concierto, nos advirtió que el show estaba a punto de transformarse en una discoteca gay, abriendo la pista con 'Gimme' y 'Lose You'.
El vestuario es una de las piezas clave en la expresión de su personalidad, que hasta le llevó a desfilar en la semana de la moda en París para Vivian Westwood, quién también colabora con los vestuarios de su gira. En su presentación le vimos lucir distintos vestidos, zapatos altos, corsets, brillos, accesorios especiales y capas multicolor. Sumando una remera de la selección argentina con su nombre en la espalda en 'Desire', llevándose la ovación de los fans locales.
'Gloria' empezaba a sonar mientras Sam, que tenía un velo en su rostro, era preparado por sus asistentes para el gran final, que le iban colocando los últimos detalles de su look, como un collar de diamantes. La presencia de dancers brillando de sudor por el calor húmedo de la ciudad, avivaba el fuego sensual que propone el artista. El sex appel llegó a su punto máximo al cierre de su presentación con 'Unholy': muchas pelucas rubias —emulando tal vez a su compañerx de feat Kim Petras—, bates de béisbol y una energía arrolladora que nos dejó dando vueltas en el aire totalmente boquiabiertos. En varias ocasiones el cantante se sumaba a las coreografías, sin descuidar la interpretación musical, ya que cuenta con un amplio caudal de voz.
Sam nos deja claro que el hogar puede tener muchos significados y no tiene que ver solo con tu país de nacimiento. Puede ser también el lugar donde habitan tus mejores recuerdos, donde se te eriza la piel o, en este caso, donde cumpliste el sueño de tu primera gira y por eso se presenta indeleble diez años después.
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