RUEL: SOBRE SER UN “DEMO ARTIST” Y HACER COVERS DE MILEY CYRUS

Por qué ocultarse detrás de otras historias puede ser un arma de doble filo

Ruel comienza ‘Adaptations’, su último EP de covers, con una versión de ‘Hollywood’ de Tobias Jesso Jr. La primera línea de cualquier proyecto, incluso uno exclusivamente formado por adaptaciones de otras canciones, es sumamente importante. “Estaba ansioso por ver hacia dónde me dirigía”, cantó primero Jesso Jr. y después Ruel. Un gran inicio para un tema en el que se aborda cómo el mundo de Hollywood puede destruir la psiquis de las personas, y una interesante manera de hacer propia una narrativa que para nosotros puede estar sumamente alejada, pero que a él le toca muy de cerca. 

El músico australiano comenzó esta entrevista con MapSound hablando de ese proyecto: “estuve escribiendo mi siguiente álbum por los últimos seis meses, y cuando nos sentíamos en un bloqueo creativo, mi productor y yo empezamos a hacer covers de canciones que nos gustaban, no se parecían a lo que normalmente hacemos”. En un momento se dieron cuenta que estaban cambiandolas para hacerlas más únicas. Al poco tiempo tenían el EP listo, y decidieron publicarlo. Una versión de ‘Malibu’, de Miley Cyrus, convive con ‘Kiss Me’ de Sixpence None the Richer, en una muestra de la variedad de influencias en la música de Ruel. 

“Componer con otras personas se siente como speed dating”

Las películas están muy presentes en su proyecto artístico. Algo similar a lo que sucede con Del Water Gap: “Todo mi álbum anterior está inspirado en películas. Tenía películas pasando de fondo durante las sesiones de composición, veía escenas que estaban sucediendo en la pantalla y las ponía en las letras. Hacer eso es muy divertido. Ayudó cuando sentía que estaba atascado en mi propia experiencia personal”.

Hoy en día, esa es una operación consciente: algo que le permite dejar de repetir narrativas, hablar de otros temas. Sin embargo, afirma que cuando comenzó a hacer música y a compartir sus canciones, hacía lo mismo, pero por temor a exponerse. Él no realiza esta comparativa en la entrevista, de hecho responde estas dos preguntas de forma separada. Pero se trata de algo evidente: ocultarse detrás de historias ficticias puede ser una gran herramienta si se usa de forma correcta. Si no sucede, es simplemente un escudo. 

“Muchas veces la versión del demo es la mejor versión”

Cuenta que trabaja hace años con el mismo productor, con el que se siente muy cómodo. Y, entre risas, cuenta que cuando tiene que producir o componer con otras personas se siente como “speed dating”: podés hacer click rápido, o puede ser super incómodo. Se necesita sinceridad y buena comunicación, especialmente al momento de terminar los proyectos, “por lo general necesito que alguien me diga cuándo una canción está terminada, o tener un deadline, eso ayuda mucho”. 

Entrar en la neurosis de cambiar cosas, reformularlas, grabarlas de nuevo, puede ser muy contraproducente. Como si la emoción verdadera fuera, en algunos casos, la primera. “Se trata de los ‘demo artists’”, dice, riéndose. “Es cuando tenés el demo por un montón de tiempo, lo amas y no podes esperar a terminarlo. Trabajas por semanas en eso, pero al final la emoción ya no está. Como si hubieras perdido la perspectiva de lo que querías decir, de lo que antes te gustaba. Podés dejarlo descansar, mostrárselo a alguien. No escucharlo durante un tiempo. Pero es difícil, porque muchas veces la versión del demo es la mejor versión. O quizás simplemente te obsesionaste con la familiaridad que te da, y no podés salir de ahí”.

Cuenta que algo similar le pasa con las melodías: el 90% de las veces la primera melodía que canta sobre un grupo de acordes es la mejor. Estamos hablando de emociones, no de canciones terminadas. Similar a lo que afirma May Sarton sobre la escritura de un poema, el poeta tiene dos instancias: la de recepción (en la que recibe la emoción y la cobija en sí mismo) y la producción. La instancia productiva es un trabajo arduo en el lenguaje, en el que el poeta recurrirá a su mundo interno, a sus consumos culturales y a sus experiencias pasadas. Ese trabajo es el que distingue al poeta de la persona poética: “La transferencia que va de lo que ha experimentado a la creación es en parte el pasaje del sentir al pensar, una exploración consciente y un trabajo con lo que el inconsciente trae”, afirma Sarton. 

Aunque no mencionamos a Sarton, Ruel coincide: la escritura debe ser en frío. Si algo grande le sucede, tiene que esperar un tiempo para poder escribir sobre eso. Pero también puede escribir canciones enteras sobre lastimarse un dedo, exagerando el sentimiento y haciéndolo mucho más grande. Ese accionar te da libertad. Si no fuera así, todos tendríamos que vivir vidas tremendamente trágicas para hacerlas dignas de ser contadas. 

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