PRIMAVERA SOUND: NUNCA DEJEN DE BAILAR

Las increíbles presentaciones que hicieron del festival un enorme boliche

Foto: Lucas Fonesca

Nada se asemeja a la sensación de  euforia atravesando cada centímetro de nuestro cuerpo. Perderse en el baile, completamente poseídos por el ritmo. Son contados los artistas capaces de crear eso al nivel de Róisín Murphy, Dorian Electra o los legendarios Pet Shop Boys. Recorremos la parte bailable (y un poco accidentada) del Primavera Sound 2023.

En la noche del sábado, uno de los eventos principales era ver a la vocalista irlandesa, Róisín Murphy, en el escenario Barcelona. Su horario era a las 21:05, lo cual brindaba casi una hora de show previo al comienzo de The Cure a las 22. Lamentablemente, no fue así. Tras más de media hora de demora, se escuchó una dulce voz pidiendo disculpas. Una cámara al centro del escenario apunta hacia el público, y pronto la música comienza a sonar. A pesar de llevar un gigante y elegante tapado, pronto revela tener un catsuit sumamente apretado, cubriéndola casi en su totalidad.

A pura intensidad, no frenó ni un instante. Decidió aprovechar cada minuto que le prestó el público, completamente consciente del esfuerzo que habían hecho y que estaba sonando la banda headliner. Se bailó alocadamente a la par de ‘Something More’ e ‘Incapable’, pero pareciera que algunas canciones, como ‘Murphy's Law’ fueron acortadas con el fin de agilizar la presentación. En lugar de las 22:10, se retiró y media, reduciendo tan solo minutos a su set. La única pausa fue al final, para agradecer al público. Una perfecta demostración del art pop bailable y el nu disco. Afortunadamente, días más tarde pudo sacarse las ganas y hacer explotar al C Complejo Art Media en uno de los shows del año.

Foto: Mora Alarcón

Esta fue la previa perfecta para al día siguiente disfrutar de una hora y media de Pet Shop Boys. Uno de los dúos más influyentes del synthpop y en la evolución de la música bailable, arribaba con enormes expectativas. De todos modos, la presentación visual se sintió un poco blanda. Los visuales, casi siempre en blanco y negro, con fuertes grises, lo hacían monótono pero no en el mejor de los sentidos. Eso no evitó que una parte del público bailara alocado con el dúo británico, por lo que tal vez sea una apreciación personal guiada por la expectativa. Incluso, es muy probable que haya tenido influencia la fantástica performance de Beck unos minutos antes, la cual es indudablemente candidata al show del año. Pero también, creía que este estilo de música sonaría mucho mejor en vivo que en el estudio, pero no lo sentí así: no tuve el instinto de bailar constante, tal y como me sucede cuando reproduzco Please (1986) o Introspective (1988).  

Parecería que varias personas sintieron algo parecido, razón por la cual hubo una peregrinación hacia el show de  Dorian Electra. Su presentación no se centró en el hyper pop que le dio fama, sino que en algo mucho más variado. Con pistas de fondo y dos bailarines, lo dejaron todo en el escenario. Imposible no sonreír y bailar al ritmo de ‘Sodom & Gomorrah’ o ‘Freak Mode’. Parejas bailaban apretadas, observando a una figura diferente dentro del pop. Durante la última parte del show, vistió pequeñas prendas de semi-cuero, las cuales brillaban y contrastaban con su palidez. Bailando con algunas de sus canciones más sensuales, preguntó al público si estaban excitados. La respuesta fue tajante, con gritos y sonrisas y un gran porcentaje del público comenzando a perrear. Dorian es puro carisma.

Foto: Primavera Sound

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