La estrella solista, leyenda de Oasis y de personalidad incontrolable Liam Gallagher forma equipo con John Squire, uno de los guitarristas y compositores más influyentes de su generación en su tiempo con The Stone Roses, dando origen a "Just Another Rainbow".
Sólo toma segundos identificar a ‘Just Another Rainbow’ como el trabajo de un dúo, en donde la guitarra instantáneamente inolvidable y con tintes psicodélicos de John nos conduce a la clásica voz de Liam, llena de pasión, personalidad y convicción. Y desde aquí se convierte en lo que esperábamos del dúo: capas de guitarra que se desenvuelven desde una melodía pegadiza que recuerda a ‘I Am The Resurrection’ hasta llegar a una intensidad que resuena como ‘Love Spreads’, todo bajo la calidad estelar característica de Liam.
A pesar de que ésta es la primera colaboración del dúo, la primera vez que estuvieron en una habitación juntos fue en 1989. El entonces joven Liam de 16 años asistió al show de Stone Roses en el International 2 de Manchester en el momento en que lanzaban su álbum homónimo y afirmó que “le cambió la vida”. Pasaron otros cuatro años antes de que se encontraran cuando ambas bandas grababan en Monmouth, Gales: Oasis acababa de comenzar a trabajar en lo que sería ‘Definitely Maybe’ mientras que The Stone Roses sesionaban para ‘The Second Coming’. Y cuando John escuchó por primera vez ‘Definitely Maybe’ supo que era algo especial con los primeros acordes de ‘Rock ‘n’ Roll Star’.
Con el entusiasmo de John ante la posibilidad de trabajar con Liam y el apuro de volver a tocar ante grandes audiencias otra vez (su último show con los Stone Roses había sido seis años antes), la idea rápidamente tomó forma. John le envió a Liam tres primeras canciones (¿la reseña de Liam? “Todas geniales”) y luego compuso algunas más. El dúo trabajó en forma remota enviándose puntos de referencia. Estaban todos los grandes, Hendrix. The Pistols. The Faces. Bob Marley. Y… The Bee Gees.
De ahí en más, el proyecto tomó vida propia. Liam llegó al estudio de John en Macclesfield y aceptó completar las voces en dos grabaciones diarias, promesa que cumplió, y pronto tuvieron un catálogo de éxitos para elegir. Luego siguieron tres semanas de sesiones en Los Angeles con el prestigioso productor Greg Kurstin, que toca el bajo también y con Joey Waronker en batería. Compartieron una intuición musical que fue tan natural como si siempre hubieran integrado una misma banda.
