LA PIBA BERRETA PRESENTA SU DISCO DEBUT: GOLPE DE (M)SUERTE

10 canciones con tradición pop-rock

La cantante y también poeta arrastra la tradición pop-rock hasta su propio lado del espejo, como una Alicia que regresó del sueño pero con las cabezas cortadas de souvenir. En un complemento personalísimo entre música e imagen, Golpe de (M)Suerte es acompañado por un mediometraje dirigido por Nina Kovensky y guionado por Rita Pauls y La Piba Berreta, que parece desprenderse del universo de John Waters si hubiera nacido a orillas del Paraná, como lo hizo ella, en su Zárate natal.

Antes de la llegada de este debut solista, La Piba Berreta abrió la puerta con dos singles que mostraron el costado más amable de un disco que en su brevedad tiene varias capas sonoras, igual que su personalidad.

Golpe de (M)Suerte inicia oscuro y denso como una barca abandonada en un río de niebla densa que no deja ver más allá. Así también inicia el mediometraje que acompaña el disco, a estrenarse próximamente, además de un libro que oscila entre la poesía y el cancionero, que completa este proyecto multifacético.

Tras menos de 5 minutos llega el tercer track, ‘Loba’, que fue el primer corte, con su alusión a-gogó y la decisión de La Piba Berreta de ser la comandante de ese navío, que no estaría tan a la deriva. Llega entonces ‘Yoyaki’, segunda canción que adelantó, en una tradición sonora poco habitada para quien supo ser ‘Luludot Viento’, entre el motorik y el neo post-punk.

Con el telón de presentación abierto, ‘Piter’ y ‘Loca’ se montan sobre ritmos y procedimientos machacantes más cerca de un perfil reconocible para quien conozca sus antecedentes musicales. Las siguientes son ‘Nada es mío’ y ‘Golpe de Suerte’, que retoman la velocidad extrema y sobre sus llevadas punk se aferran a la crónica del desamor, la decepción capitalista, el cemento y las autopistas.

‘Mundo Triste’, con apenas 1 minuto 8 segundos de duración, cierra con urgencia estos casi 23 minutos de música, que dejan a quien se sumerja en su mundo con la desilusión de despertar de «este» lado del espejo, aunque ya nada vuelve a ser normal...

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