“¡Socorro! ¡Los amo!” fue lo único que pudo expresar Gustavo Cerati promediando el final del show sin entender todavía lo que estaba sucediendo. Casi 300 mil personas gritaban fervorosamente por Soda Stereo. El 14 de diciembre de 1991 el trío cerró el año con un show gratuito en plena Av. 9 de Julio, y como ya era de costumbre con ellos, batieron récords. La noche más importante de su carrera fue donde su masividad tocó techo y se comenzó a poner en duda su futuro.

“Hasta el día de hoy sigue siendo el show gratuito con más convocatoria del país”

Se podría decir que 1991 fue el año bisagra de Cerati, Charly Alberti y Zeta Bosio.  Por un lado, Canción Animal (1990) agigantó aún más la popularidad de la banda, y la ‘Gira Animal’ los llevó a recorrer todo el territorio argentino, ofreciendo shows de nivel internacional sin importar la ciudad. Por otro, y como si les faltaran más hitos, para julio agotaron 14 fechas en el Teatro Gran Rex donde presentaron ‘No Necesito Verte (Para Saberlo)’, un tema nuevo que fue a parar al EP Rex Mix (1991) lanzado en noviembre. Soda tenía el poder del Rey Midas: todo lo que tocaban se convertía en oro. 

El show en la avenida inició con las luces totalmente apagadas y solamente sonaba el rugido de la gente, mientras Gustavo Cerati dio inicio a la velada con un breve snippet de ‘De Música Ligera’ para activar aún más al público: fue el plato de entrada antes de la comida principal. Ahí es cuando entró Alberti con su batería en ‘Hombre Al Agua’ junto al bajo de Zeta: ‘Un Millón De Años Luz’, ‘Lo Que Sangra (La Cúpula)’, ‘En La Ciudad De La Furia’, ‘Cuando Pase El Temblor’, ‘Persiana Americana’ fueron algunos de los hits que sonaron sin parar. Incluso desempolvaron temas que no tocaban hace mucho como ‘Sin Sobresaltos’ y ‘Tratame Suavemente’, y se animaron a hacer un particular cover de The Beatles mezclando ‘I Want You (She’s So Heavy) con ‘The End’. Tocaron un total de 22 canciones cubriendo toda su discografía, y hasta el día de hoy, Soda sigue manteniendo el récord de convocatoria para un show gratuito, con un estimado de 300 mil fanáticos.

“El evento masivo los dejó con vértigo. Ya no sabían cómo continuar.”

El show fue parte de un ciclo del gobierno de la Ciudad llamado Mi Buenos Aires Querido, y en aquella segunda edición además fue televisado (aunque la transmisión no le hizo justicia a lo que se vivió) para todo el país. Con un escenario montado en el cruce de la 9 de Julio y Estados Unidos, aquel sábado primaveral se puede resumir con una sola palabra: energía. Cientos de miles de personas vibraron al ritmo de la música y el grupo se nutrió de ellos. Luego de tal éxito, los Soda sentían que la situación los superaba. “Es muy difícil encontrar objetivos claros después de semejante recepción. Estar parado ante tanta gente que corea tu nombre es una experiencia muy fuerte”, recordó Cerati tiempo después, mientras que Zeta dijo que “fue una energía muy fuerte y nos pasó en nuestra ciudad. Creo que fue una suma de factores lo que nos llevó a sentir que ya no quedaba nada por conquistar”.

En enero del ‘92, luego de la última presentación de la gira en Mar Del Plata, la banda tuvo que apretar urgentemente el freno de mano. Todo se estaba descontrolando: su popularidad no paraba de crecer y acababa de fallecer el padre del líder, quien fue clave e instrumental para el trío. Sumado a todo lo que estaba sucediendo, el evento masivo de diciembre los dejó con vértigo y querían bajarse. Ya no sabían cómo continuar y no estaban motivados para seguir juntos. Cerati necesitaba descargar por algún lado y encontró un refugio musical en Daniel Melero con quien lanzaron Colores Santos (1992), el cual está dedicado a Juan José Cerati. Luego de que los tres pudieron bajar a tierra y dejar a un lado las dudas se volvieron a reunir para realizar unos shows pactados en España. Fue en esta gira que comenzó el germen de lo que luego sería Dynamo (1992). Tocar de vuelta en pequeños recintos, bares y salas era el desafío que necesitaban para reinventarse. Arrancar desde cero y hacerse desde abajo.

Sin dudas el show en la 9 de Julio fue brutal, gigante y animal, con un público prendido fuego que gritaba cada letra. Es sin lugar a duda uno de los conciertos más recordados del grupo junto a la despedida en River Plate en el ‘97, y en 2021 se van a cumplir treinta años de aquella noche en la que Soda Stereo tocó para 300 mil personas.