Hay recitales que se sienten como una conversación. Artista y público se unen en algo que se parece mucho más al intercambio continúo de energía que a presenciar un espectáculo hecho para vos. Ya lo dijo Kim Gordon en su libro, Girl in a Band (2015): pagamos entradas para ver a alguien ser valiente, para presenciar cómo un ser humano se atreve a hacer lo imposible. Sin embargo, esta afirmación podría desdoblarse en muchas otras, diferentes y un poco contradictorias: la valentía es indispensable, pero también lo es la entrega. El darse a sí mismo al público, y ver qué sucede luego. En el mejor de los casos, esa entrega es mutua. En un nivel más arriba, esa entrega es total. Eso es lo que se vivió en el show de Raye en el Teatro Vorterix: una especie de caída en los brazos de otro ser humano, que también se deja caer en los tuyos.
Intentar definir la música de Raye es sumamente complejo. Su obra oscila entre el jazz, el blues, el pop y el rap. Nacida en Reino Unido, a sus 26 años logró posicionarse como una de las voces más importantes de esta nueva generación de artistas. La llaman la nueva Amy Winehouse, y con justa razón: su voz logra que cualquier canción se eleve hacia niveles insospechados.
“Me prometí que en este álbum iba a ser completamente honesta”
Su historia es el claro ejemplo de cómo, muchas veces, el talento no logra disminuir las dificultades. Las limitaciones creativas a las que se vio sometida luego de firmar con un sello discográfico, y su posterior decisión de convertirse en artista independiente, se volcaron en My 21st Century Blues (2023), un disco en el que aborda temas como el abuso de sustancias, el desamor, la violencia sexual y el empoderamiento femenino. Todo amalgamado por su voz y por su forma de relatar los hechos. Estas historias cobran sentido porque la constituyen como ser humano y como artista. Durante el show, el primero que realiza en Sudamérica, explicó el detrás de escena de varias de estas canciones, especialmente las más personales. “Me prometí que en este álbum iba a ser completamente honesta sobre las cosas que tuve en mi cabeza por mucho tiempo, cosas que estuve sintiendo. Ser vulnerable es muy importante para mí”, afirmó. “Body Dysmorphia’, ‘Ice Cream Man’, y ‘Flip a Switch’ fueron las elegidas para este segmento del show.
Sin lugar a dudas, también se trató de un recital sumamente divertido. En varias ocasiones Raye parecía no poder creer la energía del público, el clásico Olé Olé Olé, y la argentinización de su nombre (Ra-Ye, en lugar de la pronunciación correcta en inglés). Canciones como ‘Prada’ y ‘Buss It Down’ fueron dos de las más ovacionadas, la última cantada en formato gospel con el público.
Cantó ‘Natalie Don't’, ‘Love of Your Life’ y ‘'Feeling Good’ a pedido de la audiencia, sentada en el piano. Como no podía ser de otra manera, el recital terminó con ‘Escapism’, el tema que, a través de TikTok, la volvió viral el año pasado. Fueron dos horas de pura conexión, musicalizadas por una de las voces más impresionantes que escuché en mi vida. Sin lugar a dudas, Raye ha demostrado que, a pesar del dolor, sanar puede estar lleno de belleza.