PRIMAVERA SOUND: LOS CHICOS TAMBIÉN LLORAN

Los grupos que te demostraron que sentir está bien

PH: Franco Puente

La adolescencia —e incluso la vida como adultos— está repleta de incertidumbres. Hasta la más pequeña cosa se torna incierta, en un contexto donde nos sentimos de a momentos incomprendidos. Afortunadamente, algunos de nosotros llegamos a esas canciones cuyas palabras nos hicieron sentir mejor. Nos hicieron ver que no es algo «raro» y que estamos acompañados. Hablamos de grupos tan importantes como The Cure y Slowdive. En el Primavera Sound 2023 vimos que, en realidad, los chicos también lloramos.

A pesar de pertenecer a décadas diferentes, tienen características similares: la dulzura cargada de dolor, o la sensibilidad pop dentro de un ambiente oscuro. Ambas bandas se enfocaron en lo nuevo, The Cure tocó varias canciones de Lost World, el LP que se sigue retrasando su lanzamiento; mientras que Slowdive estrenó Everything is Alive (2023). Sus regresos a Buenos Aires fueron recibidos con devoción, tanto Rachel Goswell como Robert Smith fueron disparadores de incontables gritos de amor, y ninguno pudo ocultar su sonrisa.

En las últimas horas del festival, una enorme cantidad de personas con más de cinco décadas se acercaron, con el plan de disfrutar a un grupo tan suyo como de las nuevas generaciones. Era curioso verlos moverse en grandes grupos, como si estuvieran en una reunión por los 30 años del egreso, con The Cure como excusa. Por otro lado, también era espectacular ver adolescentes completamente movilizados por un grupo que logró trascender generaciones. La sentimentalidad de ‘Pictures of You’ o ‘Just Like Heaven’ logró llegar a cada alma en el Parque Sarmiento.

“Prefiero cantar que hablar… siempre”

The Cure fue más hitero que en su visita anterior, enfocándose desde The Head on the Door (1985) en adelante. Disintegration (1989) y Wish (1992), junto con los estrenos, fueron los elegidos por estas leyendas del post punk. Consecuentemente, se sintió más como un recital de rock alternativo y jangle pop, que del gótico en el que fueron pioneros. Hubo omisión de algunos de sus álbumes más aclamados (y personalmente, mis favoritos) como Faith (1981) y Pornography (1982). Más allá de que el setlist dejó un vacío para el público que conecta más con su faceta gótica, eso no impidió que se bailara y gritara a la par de ‘Lovesong’, ‘Fascination Street’ o ‘Shake Dog Shake’.

Hay que reconocer que pocas bandas pueden hacer un set de casi tres horas, sin aburrir al público o denotar cansancio… pero The Cure es un grupo diferente. Ni una muestra de agotamiento, al contrario, se sentía que podían seguir por horas. Curiosamente, Robert Smith en un momento se disculpó por conversar poco con el público, haciendo referencia a que tenían poco tiempo y querían aprovecharlo al máximo, exclamando: “Prefiero cantar que hablar… siempre”. Dos horas y media es poco para esta leyenda, quien cerró diciendo “nos veremos pronto”.

No deja de sorprender la forma en la que bandas que están lejos de ser las más aclamadas o mainstream son recibidas en Argentina. Porque a pesar de ser figuras sumamente influyentes de la escena alternativa de los ‘90, no sería descabellado creer que Slowdive no tendría un público tan apasionado como el que los recibió. Cada silencio era interrumpido con un “Rachel te amo”, al que la vocalista respondía con las sonrisas y muecas más bellas imaginables. Encararon una perfecta combinación de clásicos y estrenos, con un fuerte enfoque en su disco de reunión, Slowdive (2017), y el icónico Souvlaki (1993). Peculiarmente, el cierre fue una canción de Syd Barrett (líder de la primera etapa de Pink Floyd): la ignota ‘Golden Hair’, en una extensa y peculiar versión.

Tristemente, no hubo lugar para Pygmalion (1995) y solo a una canción de Just for a Day (1991); pero después de gritar apasionados con ‘Allison’ y ‘When The Sun Hits’, no se puede pedir más. Tal vez sí en el C Complejo Art Media el 28 de noviembre, como parte del Primavera en la Ciudad

PH: Franco Puente

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