El universo cinematográfico parece ser un hermano casi mellizo del musical. Están ahí, casi siempre juntos, uno embebiéndose del otro, presentándose grandeza para crear productos finales memorables.
Muchos son los casos de músicos que parten sus tiempos en dos: el caso de Trent Reznor, fundador de Nine Inch Nails, que muchas veces ocupa sus días en la composición de bandas sonoras para el cine —’Gone Girl’, junto con Atticus Ross, quizá sea un gran ejemplo de ello— si no está en la sala de ensayo con su banda.
Petit Biscuit es el nombre que Mehdi Benjelloun eligió para su proyecto. Uno que se entrelaza con la música cinemática, borrando los límites entre los distintos soportes. “Es genial que hayas podido notar esto”, se entusiasma el artista cuando se hace referencia a su estilo. “Esta es una de las cosas que quería impulsar un poco más. Cada canción tiene una historia: ‘We Were Young’, por ejemplo, tiene algunos momentos sombríos y otros felices... ‘Suffer’ es más oscura, ‘Wide Awake’ trata más sobre la estética particular de Petit Biscuit en la que estoy. Cada una de estas es un capítulo de mi historia”.
En base a esto surge el interrogante sobre sus influencias en la vida, lo que califica de “una pregunta muy difícil”. En materia musical nombra a Flume, Bonobo, The XX, y luego agrega: “Lo que me sigue empujando a componer diferentes canciones, y nunca dejar de experimentar, es, realmente, mi propio deseo de hacer música de la que pueda estar orgulloso”.
Este productor, compositor y cantautor nacido en Francia se formó en música clásica, pero sus horizontes se expandieron hacia la electrónica, el R&B y la música instrumental. Quizá su acercamiento a la electrónica tenga que ver con su origen francés, clásico espacio de la misma: “No puedo decir que no me influyen los productores de French Touch, porque escuché todo”, explica con honestidad. “Aunque no creo que realmente pueda ser incluído en esa categoría. En mi educación musical siempre he estado atento a múltiples géneros: clásico, electrónico y World Music, por nombrar algunos. Pero hay una gran cantidad de artistas, antiguos o nuevos, que admiro y no encajan en ningún género. Así que me siento influenciado por esta herencia musical francesa y, al mismo tiempo, por la suma de mis experiencias”.
“Estar en otros lugares, en contacto con otras personas o culturas, es lo que me hace avanzar”
El joven artista, inquieto y con ganas de unir música e imagen, realizó una travesía global: viajó por Islandia y California buscando inspiración para su nuevo álbum, viaje que documentó en una serie audiovisual bautizada ‘Journey To Music’. “Viajar es una buena manera de recargar tu imaginación y crear nuevos pensamientos artísticos. Desde mi propia experiencia, puedo decir que estar en otros lugares, en contacto con otras personas o culturas, es lo que me hace avanzar. Estoy creando mucho durante esos viajes, pero es solo una parte del proceso, siempre trato de captar ideas en este momento en particular”. No todo queda allí: la experiencia en casa también importa. “Los últimos toques se hacen en casa, clasificando lo que es bueno y lo que no. ¡Necesito ambos!”.
Entre otras de sus inquietudes, resalta la creación de su propio sello discográfico, bajo el cual editó su primer disco Presence (2017): “Quería una estructura sobre la cual construir y tener la libertad artística que anhelaba”, explica sobre el nacimiento de Petit Biscuit Music. “Este sello nos permite a mí y a mi equipo seguir nuestros propios objetivos, nuestra propia visión, y lograrlos de una manera que esté éticamente bien para nosotros. Por el momento, esta es la mejor situación para mí, pero eso también significa que estoy asumiendo todos los riesgos, ya que lo que gano con mi música se reinvierte directamente en el proyecto”.
Sin duda, el joven talento de Petit Biscuit es uno de esos que tienen lo necesario para saber que lo más importante en la vida es saber musicalizarla. Lo único que hace falta es tener los sonidos correctos para cada escena. Y él los tiene.