Si hay una canción que representa lo que es la figura de Harry Styles, definitivamente es ‘Treat People With Kidness’. La segunda (tercera, si se cuenta la vez que vino a la Argentina como parte de One Direction) visita del joven “Harold” al país, coincidió con un partido de la selección que afortunadamente ganamos, triunfo que no pasó desapercibido por Harry, quien sorpresivamente salió al escenario en plena tarde por una milésima de segundo para festejar.
Un recital originalmente pactado para el 2020 pero aplazado por circunstancias que ya todos conocemos; tan esperado que hacía ya ocho meses ya había acampe de fans en River que intentaban buscar entrar primeras para alcanzar el mejor lugar en el campo para verlo lo más cerca posible.
Tras la victoria de Argentina contra Australia, y encaminados hacia River por unas calles sorprendentemente vacías, los fans de Harry comenzaron a poblar la zona con trajes estrambóticos, muchos colores chillones y el indiscutido número uno de la noche: las boas de plumas.
El opening estuvo a cargo de Anita B Queen y su DJ set, con una alegría y una energía contagiosa, seguido por el acto de la jamaicana Koffee, quien pese a tener un lugar bastante “pesado” (no es fácil abrirle al artista que las fans están esperando en carpas hace mes), lo supo llevar muy bien y con una calidez que conquistó al público.
Harry salió al escenario de la mano de ‘Music for a Sushi Restaurant’ y no estuvo claro qué se escuchó más: si su voz, o los gritos del público.
El artista sobre el escenario tiene una energía especial.
El artista sobre el escenario tiene una energía especial, que a veces resembla al niño chiquito que en The X-Factor anunciaba que trabajaba en una panadería, y otras veces al adulto ya exitoso que sabe llevar adelante un show con una perfección de quien ya tiene carrera. Atento a todo, incluso a desplacerse por todo el escenario para que ninguna parte del enrome estadio se quede sin verlo de cerca, sonrió y saludó a sus fans durante toda la presentación.
No faltó, claro está, el pedido del aplauso para Leo Messi, así como tampoco faltaron los cánticos mundialistas en un público que no aparentaba ser muy seguidor del fútbol (sin ser peyorativo, ya que, quien escribe, apenas sabe las reglas del deporte). Las remeras de la selección se mezclaban con las remeras de fúbtol en un encuentro de dos pasiones que sin duda sacan a flor de piel las emociones más fuertes: la pasión mundialista y la pasión harrysta.
‘Golden’, ‘Adore You’ y ‘Cinema’ sonaron con extrema prolijidad y un sonido envolvente, no faltó el clima vintage que ofrecen temas como ‘Canyon Moon’, ‘She’ y ‘Cinema’; y el momento más sentido fue cuando anunció ‘Matilda’, aseguando que “esta canción significa significa mucho para mi”. El aplauso para la banda fue fuerte, pero definitivamente el más largo se lo llevó la baterista Sara Jones, a quien le regalaron un clásico coreo argentino con su nombre.
En medio del show, Harry hizo un parate para anunciar el cumpleaños de una figura muy querida en el fandom del ex One Direction: el cumpleaños de su hermana Gemma Styles. “Hoy es el cumple de mi hermana, y me lo estoy perdiendo porque estoy acá con ustedes. Quiero que le canten el feliz cumpleaños tan alto que se escuche hasta Londres”, pidió a la auciencia. “¿En inglés o en español?”, preguntó antes de que todos respondiesen entusiastas que en español. Rápidamente, el público entonó un feliz cumpleaños seguido de un coreo de “Gemma, Gemma”, a lo que Harry respondió con una sonrisa pícara: “bueno, bueno, ya está”.
Harry Styles es una figura que representa no solo una nostalgia juvenil bastante palpable (y obvia cuando sonó ‘What Makes You Beautiful’), sino también la dirección correcta de la música pop en el futuro. Es un complemento de buenos sonidos, experiencia escénica, calidez personal y sentimiento de pertenencia que comenzó a gestarse en su etapa One Direction y hoy en día está en su máximo esplendor.
El show lo terminó con algunos temas inesperados como ‘Medicine’, que no suele ser parte de su setlist; y de clásicos como ‘As It Was’. A la salida todavía se escuchaban los cánticos a Messi y las banderas argentinas colgaban de todos lados, mano a mano con las remeras y los carteles de Harry Styles. El show del artista fue la viva representación de que todas las pasiones pueden convivir, siempre que no se olviden de «treat people with kidness».