WORKING MEN’S CLUB: UNA CHARLA SOBRE LA MODERNIDAD

Un álbum en el que coexisten tanto el amor por la vida como el miedo a la muerte

Working Men’s Club es una banda oriunda de Yorkshire, al norte de Inglaterra. Luego de su disco debut en 2020, el grupo integrado por Sidney Minsky-Sargeant (voz y guitarra), Giulia Bonometti (guitarra)  y Jake Bogacki (batería) se ha superado con Fear Fear (2022), álbum estrenado el pasado 15 de julio que explora los miedos causados por la pandemia. En esta charla entre SPE y Sidney, el cantante nos cuenta sobre su introspección a la hora de realizar el proyecto y se explaya en su opinión sobre la modernidad.

¿Cómo creés que evolucionaste desde tu último trabajo de estudio?

Sidney Minsky-Sargeant: Supongo que solo crecí un poco y traté de barrer cualquier distracción. Ahora me concentro más, trato de estar solo y de poder hacer introspección sobre lo que produzco. Con este disco tuve más tiempo de reflexión sobre lo que quiero expresar antes de llevarlo al estudio. El primer álbum consistía en canciones sueltas, escritas y producidas en un período muy corto, como si fueran varios sencillos juntos. Me importa mucho la música y siempre trato de hacer mi nuevo trabajo mejor que el último.

Un tema recurrente es el de la yuxtaposición. ¿Cómo la exploraste a lo largo del proyecto?

SMS: Intenté incorporarla a partir de dualidades como la vida y la muerte, aceptación y aislamiento, etcétera, a la hora de escribir letras y producir el sonido, aunque también se terminó dando así solo. Al final, la letra y la música son una misma cosa. 

“En Fear Fear quise darle un cuerpo al trabajo en sí mismo y que todo tuviera sentido”

¿Solés interpretar a la yuxtaposición como una cosmovisión?

SMS: Creo que sí; hay muchísimas dicotomías yuxtapuestas en el mundo de hoy. Nos enfrentamos en el día a día con esto, lo que —la mayoría de las veces— no nos permite sostener lo que teníamos planeado. Algo que disfruto mucho de escribir y producir es que podés ir al estudio con una idea en tu cabeza y terminás con un resultado completamente diferente y, acaso, mejor.

¿Dirías que se trata de un disco conceptual?

SMS: En realidad no, pero sí me parece que en toda forma de expresión existe un elemento de conceptualización. Estás todo el tiempo conceptualizando cómo querés que algo suene, pasándolo al papel y después a un instrumento o sintetizador. Creo que en este proyecto surgió una vez terminado, cuando nos dimos cuenta de que fue realizado en un espacio y tiempo particular, donde los sentimientos se relacionaban entre sí. A veces las cosas tienen sentido una vez que las terminás y tenés el resultado en frente tuyo. Con Fear Fear quise darle un cuerpo en sí mismo y que todo tuviera sentido.

“La capacidad pensativa que tenemos hoy en día se encoge cada vez más, y ahora es minúscula”

Leí en alguna entrevista que buscabas hacer el mejor sonido que pudieras, en comparación al pasado… ¿Lo lograste?

SMS: Sé que lo intenté, pero siempre se lo puede hacer mejor. Para mí, lo más importante es que el sonido sea lo más fiel posible al producto final que quiero expresar. Grabar música es estampar en el tiempo dónde uno se encuentra en ese momento; si bien es solo una versión, es la versión «masterizada».

He leído también que la música del norte de Inglaterra es bastante menospreciada. ¿Tenés idea de por qué es así?

SMS: Es que la plata está en Londres: todo circula ahí y es difícil salirse de ese ambiente, entonces no se les da mucha bola a aquellos que estamos recién experimentando en pequeños pueblos como el mío. Ojo, no digo que sea deliberado, pero pasa. Es difícil reducirlo a uno o dos factores, pero creo que la herencia cultural influye mucho. Pasaba al principio con Los Beatles en Liverpool, y supongo que hoy se ven y escuchan cosas similares pero desde una perspectiva distinta, pues el contexto varió. Las cosas en sí no han cambiado mucho: en mi pueblo existe una fábrica funcionando hace más de un siglo, pero los avances de la modernidad han afectado en la manera de interpretar todo y, particularmente en este caso, la música, gracias a lo digital y a la globalización. La capacidad pensativa que tenemos hoy en día se encoge cada vez más, y ahora es minúscula. De nuevo se presenta la yuxtaposición: lo positivo y negativo de, por ejemplo, Spotify; para algunas personas, escuchar un álbum desde el teléfono es suficiente como para verlo en vivo aunque, a la vez, la aplicación le da acceso a aquellos que no pueden disfrutarlo en un concierto.

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