Uno de los aspectos más llamativos de un show en vivo es la puesta en escena. Esta se conforma por todos los condimentos extras que les añaden los artistas a sus presentaciones para sorprender al público. En esta entrega de Desarmando el Rompecabezas Musical recorreremos los conciertos más importantes del periodo 1980-1990 y la escenografía que utilizaron.
Los escenarios no siempre fueron estas enormes estructuras complejas que vemos hoy en los recitales En el libro La Vida Secreta del Rock Argentino (2019), Marcelo Fernández Bitar charló con los protagonistas del nacimiento de la escena del rock en nuestro país y de allí se desprende que la infraestructura y los recursos eran muy precarios. Héctor Starc (sonidista de Serú Girán) comenta que al no haber siempre algo armado tenían que improvisar con lo que había, como tablas de madera con barriles de nafta que colocaban debajo: “¡Imaginate que Charly saltaba y Lebón se movía como un subibaja!”. Otra de las anécdotas del texto es la de Adrián Taverna (sonidista de Soda Stereo), quien cuenta que en una ocasión Zeta y Cerati terminaron enterrados hasta las rodillas ya que el escenario era de un aglomerado maltratado que se deshacía fácilmente. Claramente no duró mucho con lo saltarín que era el grupo en sus primeros años.
A partir de los ‘90 se instalan los primeros stages hechos de lo que se llamaban andamios de tubo y se tardaban cuatro días en armarlos, mientras que ahora se completan en seis u ocho horas. Al respecto, Diego Sáez (actual director general de la productora PopArt Music) explica que: “Hubo un tiempo donde era todo muy básico y se utilizaban materiales derivados de la industria de la construcción, como era el caso de Acrow. Lo loco es que el sistema que usamos ahora es de Layher, una empresa de andamios alemana. Eso le llama la atención a los gringos cuando vienen al país, porque en Estados Unidos no se usa tal cantidad de caños que permiten achicar o agrandar las dimensiones. En el resto del mundo se usan escenarios Ground Support, que es otro sistema con estructuras fijas ideales para estadios cerrados o festivales al aire libre”
“Muchos artistas han sufrido accidentes en escena por el uso incorrecto de ciertos efectos especiales”
El uso de escenografía no era común en los comienzos de la industria de la música en vivo, era algo más bien del ámbito teatral. Juan José Quaranta (iluminador) comenta que por esos años quedaba mal mostrar los fierros y los colegas de teatro lo llamaban “el cuelga-tachos”, ya que la falta de una puesta en escena dejaba todo a la vista y lo único que podía llenar ese vacío eran las luces.
Los primeros pasos de innovación llegaron de la mano de Charly García tanto en su etapa solista como con Serú Girán, junto a la gran artista plástica, vestuarista y escenógrafa Renata Schussheim. En el libro Prêt-à-Rocker (2010) de Victoria Lescano, Renata comenta que “para un concierto de Serú, en el club Obras Sanitarias, se me ocurrió algo muy barato que intentó recrear la naturaleza: me contacté con los encargados de podar el Jardín Botánico y les pedí las ramas de los plátanos que iban a descartar porque estaban podridos. Recuerdo que me los llevaron al estadio y los plátanos se bancaron las dos funciones como única escenografía”. Otra de las bandas que incursionó en esto fue Zas, asistida por la arquitecta Graciela Beccari (esposa de Miguel Mateos), quien diseñó escenarios en desnivel. Para el Colón armó una gran ciudad que Miguel sobrevolaba con un arnés y usaba los recursos disponibles como telas que se movían con un ventilador o unos títeres gigantes que fueron encontrados en el sótano del teatro.
“Los artistas apuestan a su creatividad para generar recuerdos inolvidables”
En cuanto al plano internacional son recordadas las escenografías de David Bowie, como la desplegada en el Glass Spider Tour (1897) que consistió en una araña gigante con patas luminosas de distintos colores diseñada por Mark Ravitz. La estructura rondaba los 20 metros, por lo que no cabía en la mayoría de los lugares cerrados y se debían utilizar versiones más pequeñas. Por su parte, Pink Floyd revolucionó la escena con su show de presentación del disco The Wall (1980-1981) cuya puesta fue una de las más ambiciosas en la historia del rock, ya que la banda levantó un muro real de 250 ladrillos creado por el arquitecto Mark Fisher para acompañar el concepto detrás del álbum. Su montaje de difícil traslado solo pudo presentarse en cuatro ciudades y en total se interpretó en directo 31 veces. Además, contó con figuras inflables y una banda falsa que llevaba máscaras con las caras de los miembros auténticos, lo que desconcertaba a la audiencia en los primeros minutos del concierto (se puede consultar el increíble detrás de escena acá).
Lamentablemente, en su afán de dar un espectáculo impactante muchos artistas han sufrido accidentes en escena por el uso incorrecto de ciertos efectos especiales. Gene Simmons en una presentación de Kiss en 1987 quiso hacer un acto con fuego y su cabello se incendió por algunos segundos, lo que fue solucionado rápidamente. En 1992 James Hetfield, miembro de Metallica, sufrió quemaduras de segundo y tercer grado tras pararse en el lugar de donde salían unas llamas de colores, por lo que tuvo que ser llevado al hospital y el show se vio suspendido. Keith Moon añadió explosivos a su batería en una presentación de The Who provocando daños en todo el escenario y afectando a su compañero Pete Townshend, quien desde entonces tiene problemas auditivos. Un último caso a mencionar es el de Charly García, quien en 1982 para su show en el Estadio Ferro montó una ciudad para luego derribarla al final del tema ‘No Bombardeen Buenos Aires’. Renata explica en una entrevista que: “Los estadios te los dan pocos días antes, por lo que es difícil prever qué puede pasar. Salió bastante bien a pesar de que llovió ese día y la mitad de la dinamita se mojó. No sé qué hubiese pasado si se prendía todo”. Seguramente podemos predecir que hubiese corrido la suerte de alguno de los personajes mencionados.
A través de este repaso conocimos los cimientos sobre los que se creó la industria de los shows en vivo, los conciertos que se destacaron y los problemas que pueden causar ciertos recursos que no se utilizan de forma adecuada. Desde siempre y cada vez más, los artistas apuestan a su creatividad con obras conceptuales que superan lo musical. Se refleja también en la puesta en escena a través de distintos recursos y efectos especiales para que los espectadores se lleven un recuerdo inolvidable.