Son muchos los nombres resonantes en este rubro, uno de los más llamativos tal vez sea Brian Epstein, considerado como el quinto Beatle, quien los ayudó a conseguir grandes éxitos para su carrera hasta su temprana muerte en 1967 a los 32 años de edad. Los Rolling Stones por su parte, lograron su primer contrato importante de los '60 de la mano del abogado Allen Klein quien les consiguió un millón y medio de dólares por regalías adelantadas en 1965. En cuanto a los representantes en nuestro país, desde SPE charlamos con dos de ellos: Alejandro Almada agente de prensa, productor y mánager que trabajó con bandas de todos los géneros y actualmente representa a Él Mató a un Policía Motorizado, Las Ligas Menores y Bestia Bebe; y por otro lado abrimos diálogo con Juan Manuel Pairone (Pai) periodista y mánager, quien fue representante de Telescopios y hoy del dúo Valdes.

El mánager forma la carrera del artista y busca avanzar en su nivel de desarrollo aconsejando en la toma de decisiones. Crea relaciones con compañías discográficas, venues, sponsors y los fans de la banda que mejor vayan con la personalidad de cada proyecto. Se encargan de organizar las tareas del artista y sus tiempos, por ejemplo: entrevistas, shows, ensayos, grabaciones, giras y tiempo libre necesario para descansar. Pai, nos comenta que según su visión el rol del mánager consiste en: “Ser facilitador de diferentes cuestiones que suceden en la  carrera de un artista o en la historia de una banda. Se trata de pisar diferentes terrenos en simultáneo y organizar esos mundos. A medida que la banda va creciendo se va convirtiendo en una especie de pequeña pyme cultural que abarca más que los shows en vivo: las producciones audiovisuales, la distribución digital, la puesta en escena; tiene que ver sin ninguna duda con la idea de desarrollo del artista”. Y agrega: “El rol tiene que ver muchas veces con lidiar con situaciones de rispideces, de intercambios con formas que tal vez no son las mejores a la hora de negociar pero hay que salir a defender el proyecto en distintas instancias y poner la cara por el grupo”.

 

“Ser mánager es ir tejiendo redes con los distintos actores para que la banda vaya creciendo”

 

Alejandro nos comenta su punto de vista: “Este trabajo siempre tuvo algo de invisible, que se vuelve visible cuando pasa alguna desgracia [risas], a quien todos miran por ser el responsable. Pero en cuanto a lo que no se ve, estamos pensando siempre cómo captar bandas nuevas y a quienes le podría gustar, quién la podría producir o difundir y en que venues podrían hacer que la banda y su público se  sientan cómodos. Se trata de ir tejiendo redes con los distintos actores para que la banda vaya creciendo, el desafío principal es que a la banda le vaya bien”.

Los números y los presupuestos son otras de las tareas que deben encarar, al respecto nuestros entrevistados coinciden en que es la parte que menos disfrutan de su trabajo: “Si yo hice la cuenta porcentual de que van a venir 1200 personas y vienen 1300 no pasa nada porque es lo que masomenos tenía pensado, pero si llegan a venir 2000 y yo arregle las cuentas por 1200, no lo podría soportar. Sería un gran fracaso porque no es mío nada más, le estoy haciendo perder plata a la banda si yo me equivocara en eso” nos dice Alejandro. A lo que Pai agrega: “Uno va de a poco aprendiendo sobre la marcha y comiéndose algunos garrones, pero de eso se aprende. La parte económica no es mi favorita, ni tampoco los aspectos legales, porque me interesa más la proyección creativa”. El equipo de trabajo que rodea al artista no se reduce únicamente al mánager personal, sobre todo cuando los proyectos crecen y cobran relevancia internacional pueden contar con un tour mánager, agente de booking, prensa, abogados y contadores, aunque como vimos, muchas veces es una sola persona la que ocupa varios de estos roles.

Uno de los pilares que rigen esta relación es la confianza, es importante que la banda conozca todo lo que implica el managment y que esté involucrada en la toma de decisiones: “Tiendo a creer que hay un momento inicial en donde la banda tiene que no tener un mánager. Creo que eso es algo a conquistar, a conseguir, pero no un punto de partida. Obviamente hay ejemplos para todo y habrá bandas que nacieron con uno, porque así se dio y está buenísimo. Pero me da la sensación de que es interesante también para que los artistas entiendan cuál es el rol del mánager, que es un poco estar en todo”, reflexiona Pai al respecto. 

Otra de las características de este vínculo es que lo profesional y lo personal están entrelazados en todo momento, punto que se exacerba cuando este rol lo ocupa un familiar o pareja de los artistas. Uno de los casos más resonantes es el de John Reid quien fue el mánager de Elton John desde comienzos de los '70 hasta fines de los '90 aunque en el transcurso también representó por tres años a  Queen, siendo A Night at the Opera (1973) el primer disco que crearon bajo su administración, que contenía la gran pieza 'Bohemian Rhapsody'. Su relación sentimental se mezcló con la profesional generando una dinámica tóxica que llegó finalmente a su fin cuando se filtraron los gastos del artista que fueron encontrados por Benjamin Pell —conocido por haber revisado los cubos de basura en busca de documentos comprometedores que podría vender a la prensa— y publicados en el Daily Mirror, por lo que Elton realizó una acción legal en contra de Reid en el 2000. Algo similar sucede en el capítulo de Black Mirror en el que participa Miley Cyrus donde su representante, quien es además su tía, la deja inconsciente y la reemplaza por un holograma con tal de seguir generando dinero con la propuesta y no dejar que la artista cambie su estilo musical.

La figura del representante carga con muchos prejuicios por ser la persona que maneja el dinero, por lo que para evitar conflictos es importante que haya un arreglo claro. El deber del mánager es poner el interés y el beneficio del artista antes que el propio y en caso de que no lo haga puede ser demandado judicialmente. Esto fue lo que sucedió con Lou Pearlman, quien trabajó con Back Street Boys que los hizo alcanzar ventas récords y alcanzar la fama mundial. A finales de los noventa, algunos integrantes de la banda empezaron a notar que Lou era el único que se estaba volviendo millonario y al revisar su contrato, se dieron cuenta de que las cuentas no cerraban. La banda tomó la decisión de despedir a Pearlman y demandarlo por estafa, algo que también hicieron otros de sus grupos. Además, esos juicios abrieron una investigación sobre el origen de los fondos de su empresa y se llegó a la conclusión de que todo estaba montado en un gran esquema Ponzi, un fraude que ascendía a US$300 millones. Luego de estar prófugo por un tiempo fue condenado a 25 años de prisión, donde murió en 2016. Otros artistas que han judicializado la labor de su representante han sido Billy Joel, Leonard Cohen y Bob Dylan. Pero no todo se resolvió de forma favorable a los artistas, también sucedió que los managers ganaron la contienda en los tribunales como fue el caso de Bruce Springsteen quien debió a indemnizar a Mike Appel con un millón de dólares o Rod Stewart que perdió el juicio con Billy Gaff.

Esta connotación negativa, se va borrando con las nuevas generaciones de mánagers, donde si bien no se pierde de vista que es un trabajo como cualquier otro y se necesita percibir dinero, al trabajar con el arte musical, los intereses de los artistas están siempre primero.