SEPULTURA Y TOOL: EL PLATO MÁS FUERTE DE LOLLAPALOOZA

El público rockero tuvo su momento más pesado en el día 2 del festival

En la misma noche en que figuras de la escena del pop actual como Tate McRae y Shawn Mendes dominaron el escenario principal del Lollapalooza, en el otro extremo del predio, Sepultura y Tool convocaron a una multitud de rockeros para una noche digna de la vieja escuela.

Dos bandas que tuvieron sus orígenes cuatro décadas atrás, en tiempos en que el metal y la música electrónica daban lugar a nuevos proyectos, más osados y arriesgados. Claro ejemplo del paso del tiempo son Sepultura y Tool, quienes supieron reinventarse para mantenerse vigentes mientras surgían los nuevos éxitos comerciales del siglo XXI que hoy dominan la escena.

Ya desde el mediodía cuando abrieron las puertas se podía ver muchas de esas típicas remeras negras con los nombres de las bandas estampados en blanco que te vendían en cualquier galería con alma under. La manada +30 pisaba fuerte en medio de los jóvenes con onda que representan al Lolla a la espera de sus queridas “bandas dinosaurio”. Generaciones que se criaron con una radio en la oreja o pasando madrugadas enteras viendo videos en MTV.

Primero fue el turno de los brasileños de Sepultura quienes abrieron su presentación en el Escenario Alternative. Estos exponentes del metal sudamericano dieron el puntapié inicial con ‘Refuse/Resist’, sosteniendo una proclama política tan vigente hoy en día como cuando salió la canción en 1993. Le siguió ‘Territory’, calcando así el inicio de su disco Chaos A.D.(1993).Por supuesto que no faltaron temas como ‘Attitude’ o ‘Escape To The Void’, entre otros, siempre propulsados por los riffs demoledores del guitarrista Andreas Kisser y la impactante presencia escénica del cantante Derrick Green, quien reemplazó al memorable miembro fundador Max Cavalera en 1997.

El final de ‘Kaiowas’ dejó entrever los orígenes del grupo cuando, por un instante, los seis integrantes batieron unos tambores para darle aires de música tradicional brasilera al metal más crudo. La noche siguió con clásicos de su álbum Arise (1991) como ‘Dead Embryonic Cells’ y el tema que da nombre al disco. ‘Ratamahatta’ y ‘Roots Bloody Roots’ cerraron el show. 

La banda agradeció en reiteradas ocasiones el apoyo constante del público argentino, destacando particularmente el rol clave que habían tenido sus visitas al país durante sus años de formación y la posterior escalada a la fama. Un fantástico ejemplo de que la hermandad entre argentinos y brasileros es posible, tal vez porque no hay público más lindo y agradable que el del heavy metal. La imagen de una gran cantidad de familias que seguían observando el escenario ya terminada la música resultaba emocionante y conmovedora pero la migración hacia el Escenario Samsung ya había comenzado. 

A escasos metros del lugar que Sepultura acababa de arrasar, Tool se preparaba para presentar un show distinto. Distinto al de Sepultura, distinto al de los artistas pop de enfrente, distinto a todos los que pasaron a lo largo de estos tres días por el Hipódromo de San Isidro. Tool es diferente. La banda californiana se presentó este 22 de marzo por primera vez en suelo sudamericano con una propuesta que para cualquier otro acto podría resultar perjudicial: no era fácil verlos a ellos sobre el escenario. 

Desde el comienzo con ‘Stinkfist’ y ‘The Pot’, la banda se mantuvo en la penumbra gracias a una iluminación tenue y sencilla. A su vez, y como ya es costumbre, el vocalista Maynard James Keenan se refugió en el fondo del escenario a un lado de la tarima de la batería y las pantallas jamás mostraron a ningún miembro de la banda. El intención era clara: lo que había que ver eran las imágenes. 

‘Fear Inoculum’ y ‘Rosetta Stoned’ continuaron la lista mientras que desde las pantallas se derramaba sobre la audiencia la continua narrativa visual a cargo de Alex y Allyson Grey, la pareja de realizadores que hace años acompaña a la banda en sus proyectos. Canciones como ‘Pneuma’, ‘The Judge’ y ‘Jambi’ consiguieron que la incomodidad fuera un lugar placentero del que nadie quería moverse antes de que ‘Invincible’ y ‘Vicarius’ le pusieran fin a esta historia. 

Seguramente la propuesta de Tool haya sido la más arriesgada del fin de semana. Una jugada brillante que, lejos de conformar a los oportunistas que merodeaban la zona, optó por calar hondo en un público receptivo y entregado a la vorágine audiovisual que estaban experimentando. Con canciones de larga duración y sólidas transiciones instrumentales la lista de temas apenas rozó las diez canciones; sin embargo, el show pareció infinito y todavía se presenta de forma recurrente en mi cabeza.

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