Las leyendas trascienden el paso del tiempo. Quien escribe esta nota, nació en el año que Ramones estrenaron su último álbum de estudio, Adios Amigos! (1995). En aquel entonces, la alineación estaba conformada por Joey, Johnny, C.J y Marky Ramone. Un año después se separaron, pero dejaron algo en claro, y es que Argentina fue su casa: es la banda internacional que más veces tocó en Obras Sanitarias, con un total de 21 shows.
Cuando el baterista empezó a girar con Marky Ramone’s Blitzkrieg (2010), mantuvo este amor intacto: ya dio más de 50 conciertos en nuestro país, y este es el número 11 en el Teatro Flores. El hombre de 72 años puede no parecer la gran cosa, hasta parece una caricatura cuando sale al escenario. Zapatillas Converse, bermudas negras, el pelo largo intacto, un saludo simple: no es alguien de muchas palabras. Pero para llevar el ritmo es una máquina arrolladora.
Ya la previa era una fiesta, con cantitos que van desde el “Soy Ramone, es un sentimiento”, pasando por el ‘Nunca seré policía’ de Flema, hasta el característico “Hey, Ho, Let’s Go!”. Cuando el cantante Pela pregunta “¿Qué pasa Buenos Aires, qué hostia pasa?” se armó una ronda que explotó con la primera canción, ‘Do You Wanna Dance?’.
El Teatro Flores no tiene nada que envidiarle al CBGB donde los Ramones dieron sus primeros pasos
Lo que siguió fue un despliegue descomunal: separado solo por ocasionales “one! two! three! four!” del bajista Puma, la banda tocó 13 temas de corrido, sin pausa, y en cada uno de ellos la gente entregó todo. Las destacadas del primer bloque: ‘I Don’t Care’ y ‘Sheena is a Punk Rocker’, que fueron las más coreadas y que a su vez fueron con las que Marky audicionó para entrar a la banda, allá por 1978.
Mientras la planta baja del Teatro es una selva, en el primer piso se vive el show diferente, pero con el mismo amor: arriba también hay padres, hijos, hermanos, y seguro decenas de historias sobre cómo empezaron a escuchar Ramones: noto que uno de los adolescentes lleva la misma remera que yo tenía a los 15 años.
Después de otra veintena de temas, todos nos hacíamos la misma pregunta “¿qué falta?”. Parecía que todos eran hitazos y seguían sacando más de la galera: ‘Pinhead’, ‘Surfin’ Bird’, ‘Pet Sematary’, ‘Judy is a Punk’, la más potente de la noche ‘The KKK Took My Baby Away’, y por supuesto, su segundo mayor éxito radial, ‘I Wanna Be Sedated’.
40 canciones confirmaron lo que ya sabíamos: uno de los últimos punks vivos es argentino
El bis inició con la guitarra de Gallo que invitó a hacer una ronda aún más grande que las anteriores, si es que esto era posible: ‘You’re Gonna Kill That Girl’, arrancó lento, para que después la caldera llena de punks desprovistos de remera atacaran a la vez que Pela cantaba el estribillo de la canción. Alguno que otro aprovechaba a sacarse la bronca, pero después se ayudaban entre sí a levantarse, y se fundían en un abrazo fraternal, como si se tratase de una gran familia.
Los encargados de seguridad en la valla estuvieron toda la noche atajando gente que hacía crowdsurfing y llegaban a sus brazos dando piruetas de todo tipo. Luego los atajados caminaban totalmente relajados por el pasillito que los unía devuelta a la muchedumbre. Nada que envidiarle al CBGB y los recintos donde la icónica banda dio sus primeros pasos.
Hay que aclarar que como se trata de punk, este bis no fue de tres temas: fueron ocho las canciones que tocaron antes de despedirse, de las cuales dos covers fueron cantados como himnos de cancha: ‘Have You Ever Seen The Rain?’, de Creedence Clearwater Revival, y ‘What a Wonderful World’, de Louis Armstrong. Marky continúa su viaje en Rosario, para luego volver a Teatro Flores el sábado y a Uruguay el domingo. 40 temas dejaron más que claro lo que ya sabemos: uno de los últimos punks vivos es argentino. Y qué gusto da verlo.