Fotos de Massacre por @acorazonada
El pasado domingo se llevó a cabo la cuarta y última jornada del Quilmes Rock 2025. La cantidad de aristas de primera línea que conformaron la grilla de esta edición del festival condicionó los horarios de muchos de ellos. A Kapanga y Massacre les tocó abrir la merienda con el sol del atardecer bañando todas y cada una de sus canciones. Bandas muy distintas pero dos shows con muchas semejanzas.
Pasadas las cuatro de la tarde, Kapanga flotó a centímetros de la realidad sobre el piso cuando abrió su show con ‘Fumar’, una elección muy acorde al contexto de lo que ocurría bajo el escenario. “¡Buenas tardes, Quilmes Rock! En el último festival que estuve a esta misma hora casi me muero”, fue la primera interacción del Mono Fabio con la gente. “¿Es bueno o es malo eso?”, le consultó a su lado Maikel De Luna Campos. Tanto el cantante como el guitarrista de la banda atravesaron situaciones complejas de salud en los últimos tiempos y, más que nunca, siguen haciendo del humor su irónica herramienta de supervivencia.
El show de Massacre, en cambio, comenzó con evidentes problemas técnicos en lo que tal vez haya sido una prueba de sonido encubierta con Walas caminando por el escenario durante una versión instrumental de ‘Resurrección’. La incomodidad del inicio terminó en risas cuando el cantante aseguró que “Massacre es compra, venta y canje”. Una vez más, el humor como factor común, incluso para reírse sarcásticamente de uno mismo. Después, y a modo de confesión más que humorada, Wallas confesó “¿Sabés que me olvidé el DNI y casi no me dejan entrar? Tuve que hacer una tramoya para poder entrar. Me olvidé posta el DNI”.
En la línea de los paralelismos, en ambos shows se cantó “¡El que no salta… es un inglés!”, el cántico patriótico entronado en plan cancha. En Kapanga fue después de que el Mono agradeciera al público por su presencia parodiando un exagerado acento británico. Durante Massacre se cantó después de que se escuchara la voz de Diego Maradona recordándonos que “hay que ser muy cagón para no defender a los jubilados”.
Otro ítem que ambos shows tuvieron en común fueron los éxitos que ya son clásicos de una generación. Kapanga hizo saltar a todos con ‘Ramón’, ‘El Universal’ y ‘Me Mata’, para cerrar su presentación con ‘El Mono Relojero’. Massacre se despachó con versiones demoledoras de ‘La octava maravilla’, ‘Tanto amor’ y ‘Reina de Marte’, además de rendir homenaje a Sumo con una intensa versión de ‘Crua Chan’.
Y, por último, pero no por eso menos relevante, cabe una mención especial para sus públicos. Aquellos incondicionales que hace décadas se entregan por completo al sonido y el encanto de estas bandas que en cada ocasión les hacen saber que, sin ellos, prácticamente no habría banda.