Rotos. Sonidos rotos, saturados y a una velocidad fuera de cualquier parámetro. No es suficiente calificar como “distorsión” lo que hace I Hate Models cuando agarra las bandejas.
Aun formando parte del escenario Resistance2 identificado con ritmos acelerados (mucho más que los 120 BPM a los que nos tiene acostumbrados el EDM), el francés pudo resaltar sobre sus colegas del line up.
Tomando las riendas del escenario puntualmente a las 23.00 hs, el dj —vestido solo con una musculosa, unos shorts y su barbijo negro insignia en los casi 12° que hizo el sábado— comenzó su set con un sample de cantos gregorianos, conteniendo el dedo en el gatillo antes de disparar una ametralladora de beats intensos y desencajados: hardcore drum&bass en su expresión más pura.
La energía que exsudaba era tal que no tardó ni diez minutos en sacarse la musculosa y quedar en cuero frente a las cientos de personas delante suyo. Sin mediar palabra alguna en todo el set, apenas cruzaba algunos gestos que salían naturalmente de él dando indicios de su próximo movimiento. Un puño cerrado simbolizaba la absorción del sonido durante una fracción de segundo, al soltar esa mano se desprendían unas mezclas industriales que asemejaban sirenas antimisiles; un aplauso al aire quería decir que la misma base iba a durar unos minutos más, y cuándo subía a saltar a la mesa sabíamos que se venía algo de lo que no había vuelta atrás.
El hardcore podría dar la impresión de ser totalmente improvisado y descontrolado, aunque no estaría más lejos de la realidad. I Hate Models casi religiosamente cada 15 minutos cortaba el pulso, calibraba con sonidos sintetizados, barajaba y daba de nuevo con la misma o mayor intensidad que antes. Aún con estos intervalos obligados por la misma fisiología humana, la sensación que queda es que no paraba un solo segundo.
Mención especial para el cierre. Rara vez hubo espacio para clásicos —salvo por ‘Up To No Good’ y ‘Who Said (Stuck in the UK)’, que lograron colarse—, pero el broche final fue otra cosa: ‘Tokyo Drift (Fast & Furious)’ mezclado con ‘Hollaback Girl’, justo después de samplear ‘Duality’ de Slipknot. Un collage de versiones speed up que solo tiene sentido en las manos del joven y carismático francés.
I Hate Models, al igual que muchos colegas de la nueva ola del drum&bass, no es para cualquiera. Su ritmo frenético, sus cortes abruptos, y sus sonidos híper sintetizados dan la impresión de ser algo crudo y primigenio. Pero si por un momento nos animamos a entreabrir esa puerta, es probable que el ritmo constante y acelerado del otro lado nos invite a cruzarla.