La música de Girl in Red se siente roja. Parece una redundancia, o un hecho claramente influenciado por el nombre con el que la artista noruega Marie Ulven Ringheim decidió presentarse ante el mundo hace casi diez años. Pero no hay otra interpretación que sirva: toda ella se siente roja.
Su presentación en el C Complejo Art Media estuvo influenciada por un resfrío, aparentemente acompañado de una infección de pulmón, que no la dejó dar el show que quería. “No podíamos cancelar el show, pero me está costando mucho cantar. Así que encontramos un punto medio, que no sea cancelar”, afirmó la cantante. Luego de escuchar al público cantar ‘Good Luck, Babe’, de Chappell Roan, en la previa del recital, afirmó que quizás podría tocar, con ayuda de la audiencia. “Si saben la letra de mis canciones tanto como saben las de Chappell...”, comenzó a decir entre gritos. “No quiero decepcionar a nadie (...). Normalmente trato de cantar lo más posible, pero hoy ustedes me van a ayudar”.
Sin embargo, el set estuvo muy lejos de ser tranquilo. Comenzó con ‘Bad Idea’ y ‘Girls’ dos grandes himnos queer de los últimos años. El primero fue uno de sus primeros singles publicados, en 2019. Sin ser una canción que hable abiertamente sobre una relación lésbica (o, al menos, no como otras de la misma artista), se siente así. Es un punto de vista diferente a la narrativa mainstream: las relaciones queers son sumamente complejas. Están llenas de grises, llenas de matices. Y, también por eso, son muy divertidas. ‘Bad Idea’ tiene esa vibra y ese sonido: la letra es testigo del hundimiento de una persona por otra, pero toda la vibra de la canción es super entretenida.
‘Girls’, por su parte, propone otra búsqueda. Una más suave, pero también más terrible. Es la historia de un coming out, y de la cantidad de explicaciones que la propia artista siente que tuvo que darse a sí misma y a los demás. En el medio, por supuesto, hay belleza. “They’re so pretty it hurts” canta en ‘Girls’, de 2018. Una letra predecesora al “Darling you’re so pretty it hurts”, que afirma la interlocutora de ‘Bad Idea’, lanzado un año después. Quizás, esta transición tiene que ver con su propia historia: al principio quienes formaban parte de ese mundo eran individuos externos. Más adelante, es ella quien ingresa a la narrativa, convirtiéndose en sujeto de admiración y de belleza.
Son varios los extremos con los que la artista coqueteó durante toda la noche
Girl in Red también ha sido muy reconocida por ser abiertamente sincera sobre salud mental. La tríada de canciones que siguieron, ‘I’m Back’, ‘Summer Depression’ y ‘Serotonin’ giran en torno a esa temática, con diferentes grados de profundidad y en diferentes estadíos del propio pasaje entre el estar estable y el estar deprimido. ‘I’m Back’ fue particularmente emotiva. El video la muestra saltando en un campo de margaritas, un hecho que inspiró un fan action en el medio del show: el público alzó pequeñas margaritas durante la canción. “El mundo no se detiene por una pequeña niña triste”, canta la artista, en un enunciado que puede sonar desesperante pero también lleno de esperanza: el mundo no se detiene, y ese movimiento es lo que eventualmente sacará a la pequeña niña triste (que es ella misma, en otro estadío de la vida), de ese lugar.
‘Call You Mine’ vino acompañada de ‘Too Much’. Amor y desamor, tristeza y estabilidad. Son varios los extremos con los que la artista coqueteó durante toda la noche, en un set que terminó con la única canción con la que podía coronar un show como este: ‘I Wanna Be Yout Girlfriend’, el tema que le cambió la vida y que la convirtió en una de las referentes del indie mundial.
A pesar del resfrío, de sus pulmones cansados y de la longitud del show (que no duró más de 45 minutos), su presentación fue impecable. Solo nos queda, tal como ella afirmó, esperar por su regreso.