Fotos por @malucampello
Pocos países tienen un fenómeno musical tan propio como Brasil. Desde la bossa nova hasta la samba y el MPB (Música popular brasileira), se han jactado de tener su propio universo, siendo más influencia que influenciados. De todos modos, generalmente se mira hacia el pasado, a las figuras como Caetano Veloso, Tom Jobim y Jorge Ben Jor; casi como si el mundo hubiera terminado en los ‘70. ¿Existen grandes figuras desde aquel entonces? Muchísimas, pero generalmente muy retro o expandiendo lo que sucede en el exterior. Una anomalía es Ana Frango Eletrico, quien trajo a Niceto Club la versión más refrescada del sonido brasileño.
Su carrera inició en 2018 con un debut titulado Mormaço Queima, pero pasó bastante desapercibido. Un año más tarde se lanzó Little Electric Chicken Heart (2019) y este sería un quiebre en su carrera. Fue impactante la cobertura global que recibió, convirtiéndose en uno de los discos del año entre melómanos internacionales y ganando una nominación a los Grammys Latinos. Recuerdo realizar una de las primeras reseñas en español por aquellos tiempos, completamente enamorado por la frescura de esas baladas y la variedad de estilos. A pesar de ser carioca, su abordaje se asemeja a la Nova Vanguarda Paulistana, experimentando con las raíces del MPB y samba para explorar nuevas direcciones. Su sonido tiene paralelos con lo viejo, pero es indudablemente contemporáneo.
Elle (ya que se considera una persona queer no binaria) describe a cada disco como un universo propio. Hablando a la salida del concierto mencionó como el debut es tal vez un “bossa pop rock después de escuchar post punk” y su segundo trabajo un “chamber pop ballads rock jazz”, para después rematar: “En realidad no es rock, no es jazz, no es bossa… ¡no se que es! Pero siempre digo, no necesita ser nada. Yo ni siquiera pensaba ser cantante y hoy estoy acá en Buenos Aires.”. Precisamente esa manera tan casual de ser, casi que fluyendo con cómo se dan las cosas, se siente sobre el escenario. Que no se malinterprete, la banda es extremadamente profesional y aceitada, pero a su vez Ana emana una energía que nos hace sentir como si todo lo que hace fuese completamente natural. Mismo desde los sonidos exagerados que hace con su voz, casi como si fuera una onomatopeya de cómic.
Aunque ni siquiera Ana pueda encasillar su música, el público la vive con una fuerte conexión. Construyó una sensación muy íntima, donde las canciones vibraban en el aire con amor, y cada palabra se sentía pronunciada desde lo más íntimo de su ser. No fueron necesarios grandes outfits o movimientos dramáticos sobre el escenario (aunque los tuvo) para generar magnetismo en el público. ‘Boy of Stranger Things’ y ‘Electric Fish’ fueron cantadas a los saltos por un público que se notaba que le estuvo esperando todos estos años. Una banda vibrante que no paraba de agradecer al público con sonrisas que no se pueden aparentar, y una sorprendente cantidad de espectadores que cantaban en perfecto portugués.
La presentación tuvo como punto central su más reciente Me Chama de Gato que Eu Sou Sua (2023), por lo que estuvo repleta de fuertes tintes de funk y disco al estilo brasileño. Hubo momentos memorables como cuando mezclaron el clásico de Marcos Valle ‘Não Tem Nada Não’ con el clásico house ‘Gypsy Woman (She's Homeless)’; o cuando improvisaron una versión de ‘Se no Cinema’ porque ya se habían quedado sin canciones. Este fue su primer show en latinoamérica por fuera de Brasil y se notaba que superó sus propias expectativas. Era tal la alegría que tenían los músicos que incluso tocaron por segunda vez ‘Boy of Stranger Things’ como para cerrar.
La música constantemente se renueva, y cuando creías que tal vez un género ya había pasado su época de gloria, revive como lo hace la MPB de la mano de Ana Frango Eletrico.