Agustín Cruz, más conocido como Acru, es uno de los responsables de haber colaborado para que el movimiento de hip hop argentino haya crecido y evolucionado a pasos agigantados en los últimos años. Desde que pisó por primera vez el Parque Rivadavia para participar de El Quinto Escalón y dejó a todos con la boca abierta, sin saberlo, había cambiado la historia del rap nacional para siempre. El pasado viernes 20 de agosto volvió a hacerlo. Esta vez, el Estadio Obras Sanitarias fue el lugar elegido para escribir un nuevo capítulo en su carrera y en la del rap argento.
Mientras salían los fanáticos de la primera tanda, en las inmediaciones del templo del rock porteño ubicado sobre Av. Del Libertador, largas filas de jóvenes esperaban su turno para ingresar a la segunda función de la noche. Miradas expectantes por volver a presenciar un show en vivo y conversaciones sobre la “falta de ritmo” de eventos de tal magnitud, señalaban lo que estaba sucediendo: el inicio de la segunda parte de la gira que llevará al rapero a presentarse en distintos lugares de Argentina y Uruguay durante este año.
Una hora más tarde, el público ya estaba distribuido en las famosas burbujas y copaba gran parte del lugar, aunque no su capacidad máxima debido a los protocolos por Covid-19. Cerca de las 22:30hs, las luces se apagaron y comenzaron los primeros acordes de ‘Estuve Ahí’. Acru apareció sobre el escenario para rapear el quinto track de su segundo álbum, #Anonimato (2018). Casi sin dar respiro, continuó con ‘Throw Up 2‘ y, finalmente, pudo pedirle a la audiencia que ponga “las manos al aire”.
Entre canción y canción, los presentes aprovechaban para corear el típico cantito “Olé, olé, olé, Acru, Acru…” y mostrarle su completa devoción. Por su parte, el 'Tucu' aprovechó una pausa para decir unas palabras e invitar a los presentes a “celebrar la vida después de momentos muy difíciles” y agradecerle a su gente por estar ahí. “Ustedes y los de la anterior función están siendo parte del primer Obras Sanitarias que se hace con rap en la historia de nuestra música”, sentenció el artista y rápidamente el público explotó en aplausos.
El show continuó con tres singles donde el rapero pudo desplegar toda su versatilidad: ‘Hattori Hanzo‘, ‘Dharma‘ (el sencillo que sacó a principios de este año) y por último, ‘D1sparo‘, la canción que estrenó hace unos días y que formará parte de YANTAZ, su próximo EP producido por Veeyam.
Tras un breve corte, que apenas alcanzó para tomar aire, Acru apareció en el centro del escenario. Iluminado por luces blancas que caían desde el techo, para recitar a cappella sus versos de ‘León‘. Una de sus canciones más antiguas y más personales, donde habla sobre su niñez, su familia y los valores que aún conserva y que predica a través de su arte. Uno de los momentos más emotivos de la velada.
Muchas sensaciones se vivían en el ambiente. No solo era el regreso a los shows presenciales para muchos de los presentes, también era una jornada histórica para el movimiento de rap argentino. Un género que durante mucho tiempo fue bastardeado y marginalizado y que, actualmente, ocupa un lugar de privilegio en la industria musical debido a figuras como Ysy A, con su homenaje al tango, Wos y sus múltiples influencias del rock y L-Gante, el nuevo exponente de la cumbia villera.
Esta vez, Acru fue el encargado de fusionar todos esos estilos musicales, con los que creció esta nueva generación de artistas. En una versión de ‘Sin Rencor‘ con su toque «rappa» pero con esencia de rock, gracias al exquisito trabajo de su banda compuesta por su fiel compañero y secuaz, DJ Haze en las bandejas, Facundo Cassetari (guitarra), el bajista Marti Varela y Tomás Sainz en la batería.
Sobre la mitad del show, el escenario se tiñó de rojo y el público se encendió para cantar a todo pulmón el himno, ‘Román‘. Muchas palabras sirven para definir a Agustín Cruz: rapero, freestyler, MC, pero sin dudas la que mejor le calza es “artista”, porque tiene el don para crear obras que trascienden más allá de lo estipulado y se arraigan en el sentimiento colectivo.
La esencia de la plaza en su estado más puro
Poco importaron las restricciones físicas que impedían el amontonamiento del público. Los presentes vivieron momentos de pura euforia con temas como ‘C.O.L.D’, ‘Energy’ y ‘Cual Hay’, en los que formaban pequeños pogos y quienes asistieron en grupos se permitieron abrazarse para saltar al ritmo de la música, como en los viejos tiempos. Aunque también hubo momentos de plena calma, como durante ‘Delirio‘. Con un micrófono de pie, Acru recitó de principio a fin la letra y creó una atmósfera íntima que traspasó todas las burbujas individuales del estadio.
Sin embargo, el momento de mayor éxtasis de la noche llegó cuando aparecieron en escena Klan, Faqqkundo (dos raperos de la vieja escuela), Saga, MP (dos nuevos exponentes de las batallas de gallos), Trueno y Wos para hacer un cypher. El gesto de Acru no solo fue una invitación a sus colegas para formar parte de una noche tan histórica, también una forma de compartir la victoria con todo el equipo. El público lo captó y rápidamente se expresó con una gran ovación. Porque lo que emocionaba, además de la gran cantidad de talento reunido sobre la tarima, era la unión de los protagonistas de un movimiento que marcó un antes y un después en el panorama. La esencia de la plaza en su estado más puro.
Sobre el final llegó el turno del hit ‘Monoblock’, ‘Animal’ —nuevamente con Wos en el escenario—, ‘Ready For Woo’ y ‘El Origen’, con la casaca azul de Maradona en el mundial México 86 en mano. “Si Dios existe es un freestyler”, es la primera barra del tema que marcó el principio de todo y con el que decidió cerrar el primer show de rap nacional en el templo del rock. Si el rap es una especie de religión pagana, definitivamente, Acru es El Elegido.