FUEGO ARTIFICIAL, EXPECTATIVA NATURAL

Las Ligas Menores retoma la línea marcada en el 2014 y recuerda al público que la escena está más viva que nunca.

¿Cuánto vale una espera? ¿Qué son cuatro años en la escena musical actual? A veces duelen, a veces se pasan rápido... Claramente, este segundo caso es el menos común. En esta semana, el mundo no solo fue testigo del regreso de los Arctic Monkeys, sino que también el indie nacional y su público verá (u oirá) nuevo material de una de sus bandas más queridas.

Las Ligas Menores regresa después de un largo período de ausencia. La espera dolió, sí. Pero las vueltas siempre son bienvenidas, más cuando hay una expectativa que se viene gestando desde el 2016, año donde el conjunto nos regaló un EP de tres canciones. Presente que, si bien fue muy disfrutable, dejó a todo el mundo con ganas de más.

Fuego Artificial (2018) es el sucesor de Las Ligas Menores (2014), el debut homónimo de la banda porteña. Un sucesor que hace gala al dicho "de tal palo tal astilla", ya que se puede asegurar que aquellas personas que hayan disfrutado del primer trabajo de larga duración del grupo disfrutarán sin mucho esfuerzo esta segunda entrega.

Unas bases contundentes, una batería que te seduce el tórax con cada golpe de bombo, unas guitarras rasgadas y filosas, y una habilidad casi increíble para congeniar todos esos elementos con melodías pegajosas, espíritu adolescente y una cadencia bien pensada.

El poder del hit como estandarte.

Todo el disco se siente como un viaje entre los rincones de un sueño juvenil, la esencia más pura de la alegría mezclada con una incertidumbre melancólica. La tristeza sí, pero el estar feliz por sentirse vivo a través de ella. La tranquilidad de ‘Casas Desiertas’ contrasta con una enérgica ‘Los Días’, en un cambio abrupto de beats que nos recuerdan las emociones.

El disco es un recorrido por situaciones cotidianas del adulto joven promedio: amores y desamores con situaciones tan simples como “tener un par de cosas tuyas tiradas en el cuarto y no saber qué hacer” como explica ‘Ni Una Canción’, o desilusiones y esperanzas sugeridas en temas como ‘Invierno’ o ‘La Paciencia’. Todo atravesado por la tierna y arrulladora voz de Anabella Cartolano. 

El crecer, el madurar, pareciera ser una de las principales inspiraciones de Fuego Artificial. Pero ¿será el único ámbito en el que está presente este concepto? ¿Podemos decir que Las Ligas Menores maduró musicalmente? ¿O la evolución de la banda deja que desear? Quizás estas preguntas solo están impulsadas por la expectativa que generan cuatro años de espera, porque el resultado es incuestionablemente agradable. El rock canción y nada más, y quizás… así, está bien.

En una escena musical que tiene la mayor oferta que se ha visto en mucho tiempo, brindando tanto variedad como calidad, Las Ligas Menores reivindica la simpleza como caballito de guerra y, si bien a algunas personas quizás no les termine de cerrar esta decisión y las preguntas del párrafo anterior no paran de darles vueltas en la cabeza, desde mi humilde opinión, solo puedo decirles que prefiero no dormir el día de hoy. Prefiero escuchar Fuego Artificial.

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