El último trabajo de Loli Molina, Lo Azul Sobre Mi (2019), tenía fecha de presentación en 2020, pero la pandemia lo impidió y, aunque hubo un show vía streaming de por medio, no fue hasta este mes que las canciones pudieron ser tocadas en vivo. El lugar elegido fue Ciudad Cultural Konex en doble función a las 18 y 20 hs, con SPE asistimos a la primera de estas a sala llena mientras que la segunda se agotó en poco tiempo.
La artista radicada en México regresó al país para reencontrarse con su público, y contra todo pronóstico decidió seguir adelante con el show pautado a pesar de que la lluvia rondaba. Los otros shows programados para ese día como el festival Buena Vibra y el picnic nocturno en el Centro Cultural Recoleta decidieron suspender, pero Loli confió en que la suerte estaría de su lado. Sonidos de cuencos armonizaban la espera, junto a los ruidos de chapitas de latas que se abrían y el murmullo de las charlas de la gente que ingresaba buscando su silla asignada.
El «tron» es el nombre de esa energía arrolladora que la artista gesto junto a sus seguidores
Efectos de tormenta se escuchaban y las luces como refucilos coronaban la llegada de la artista al escenario, permitiéndose jugar luego de haberle ganado una batalla al clima. Las canciones elegidas para el comienzo fueron 'Fantasma', 'Sangre/Lucidez' y el tema que le da nombre a su último trabajo, 'Lo Azul Sobre Mi' con luces a tono que acompañaban. Luego, felicitó al equipo del «tron», esa energía arrolladora que ella gestó junto a sus seguidores, que se movilizó para hacer que el show se pueda realizar. Y ya cuando se estaba pasando en verborragica agregó: “Para que me invitan al Konex si ya saben como pongo”, despertando la risa de todos los presentes.
Una mesita con un velador, un ramo de flores y una mini bola de espejos armonizaron el escenario. El nublado atemporal de la tarde junto con el velador encendido lograba perderte en un limbo donde costaba distinguir si eran las 5am y estaba a punto de salir el sol o si, por el contrario, estaba por anochecer y el velador se olvidó encendido. Para el siguiente segmento al que denominaron “cantina” subió al escenario Lucy Patane, quien con su guitarra de doce cuerdas le aportó tintes agudos a la noche. Juntas interpretaron covers de clásicos como ‘Kiss From a Rose' de Seal y ‘Pride and Joy' de Stevie Ray Vaughan, por último Lucy se despidió del escenario luego de hacer una versión a dúo de 'Tigres' que forma parte del repertorio de Loli.
Un chaparrón intempestivo se presentó como enviado por Luis Alberto Spinetta para hacerse notar
Loli combina muy bien con el otoño, donde su única compañía en escena es su guitarra eléctrica de sonido ahumado; la briza fresca que corría aceleró la piel de gallina que ya genera su canto. La ecuación terminó de cerrar cuando interpretando 'Fuji' de Luis Alberto Spinetta —luego de dedicarle unas emotivas palabras al cantautor fallecido— un chaparrón intempestivo se presentó como enviado por Luis para hacerse notar, donde la emoción invadió el patio y la magia se sentía flotar. Las gotas solo duraron ese tema, por lo que el concierto pudo terminar de acuerdo a lo planeado.
Para cerrar, 'Frágil' y 'Hombre No' nos daban la despedida entre los destellos de las luces que se posaban en la bola de espejos que estaba detrás de ella. La artista dejó el escenario en medio de sentidos agradecimientos por poder volver a tocar en vivo y de que su equipo pueda volver a trabajar. Por fortuna, la industria de la música está volviendo a girar sus engranajes cada vez más fuerte y nos sigue regalando, protocolo mediante, un respiro en la tormenta.