SURFEANDO LA OLA

“Hay que romper todo” dice uno de los pacientes fanáticos que espera afuera de Niceto Club. El seguridad se ríe. El viernes a la noche se prepara para lo mejor del punk-rock.

La banda El Sur son los responsables de abrir la fecha. Conforme a su descripción personal “hacemos ruido”, nunca más sinceros y mejor dicho, es efectivamente lo que hacen. Con cabellos largos y una estética que rememora lo más oscuro del rock, tienen aires al desalineo característico de Nirvana y un sonido crudo y contundente que se refleja en cada canción. Hacia el final, el ya conocido trance del último tema se apodera de todos los presentes, quienes comienzan a deambular frenéticamente por el escenario y dejan que el baterista golpee el crash con un amor-odio especial, casi a punto de tirarlo al público.

Tras bajarse del escenario, El Sur se reúne con la multitud que iba llenando Niceto. Si estaban felices de abrir la fecha de WAVVES, no se sabrá, ya que las palabras más elocuentes del bajista Matías Luke son un pedido: “por favor entrevistá a WAVVES y preguntales qué comen en el desayuno”.

Lo pesado del rock se vio un poco diluido con la llegada de Las Ligas Menores. La banda en su mayoría femenina, exceptuando a su bajista, desplegó su característico sonido guerrero, pero sin perder una delicadeza composicional característica. El quinteto está por presentar Fuego Artificial (2018) en mayo, y esta fecha fue la mejor manera de ir aceitando los motores.

Es un hecho que Las Ligas tiene la capacidad de crear una multitud de back-up-singers en el público y mucha efusividad entre los que atiborran Niceto, y si Marilina Bertoldi llega de pronto diciendo “al fin llegamos” y se mezcla entre la multitud con rapidez, es un claro indicativo de que la noche va bien.

WAVVES tiene fama de hacer quilombo, por no tener mejor denominación. Los fanáticos se amontonaban sobre la valla y muchos gritan “¡Nathan, Nathan!” haciendo alusión al cantante del conjunto. Ya lo había dicho Stephen (bajista) en una entrevista con SPE: los fans de Argentina habían pedido insistentemente su visita.

Apenas salen al escenario, el público grita y salta. ‘Way Too much’ abre la noche californiana, seguido por su ya clásico ‘King Of The Beach’, de su álbum homónimo. Nathan se ríe, casi cómplice y encantado, mientras anuncia que “tengo mucha resaca. Dormí en la basura anoche”. Quiere demostrar, también, su conocimiento en español al insistir con que durmió en “trash… Basura”.

El beat de WAVVES es constante, es una música que no para, tiene la energía en la cresta de la ola todo el tiempo. Entre la banda se pasan la cerveza y hacen chistes, charlan con el público como si fuese una jam entre amigos. El pogo es continuo y enérgico, ese pogo que da ganas de saltar porque sí, dale; y algún que otro atrevido le hace honores a la fama de Nathan de tirarse al público y se sube a la multitud que lo revuela por los aires.

‘Animal’ no dejó a nadie ‘So Bored’, luchando contra ‘Million Enemies’. “¿Che, se tirará hoy?” pregunta un chico, mirando esperanzado el entretecho de Niceto, lugar ideal para realizar una de las aclamadas piruetas de la banda. La perspectiva de semejante hazaña se difumina conforme los artistas anuncia el último tema, pero la esperanza es lo último que se pierde. De pronto, Nathan suelta el micrófono y ahí está, arrojándose sobre la multitud que lo recibe con los brazos abiertos (literalmente).

Había un plan de viernes: veníamos desde El Sur a jugar en Las Ligas Menores surfeando las mejores WAVVES de punk. Y salió mejor que nunca.