Jungle nació de la amistad más pura que existe, aquella que se concibe de niño, cuando tu persona favorita es quien que comparte tus intereses más profundos y hace algo con ello. Vecinos y compañeros de primaria, Josh Lloyd-Watson y Tom McFarland, comúnmente apodados «J» y «T» dentro del universo Jungle, integraron varias bandas juntos antes de encontrar su verdadero camino.
La estética siempre fue una pieza preponderante para este conjunto que tiene en su haber videoclips de calidad cinematográfica que involucran diferentes artes, sobre todo el baile. De hecho, el logotipo de Jungle lo diseñaron ellos mismos cuando solo llevaban compuestas solo dos canciones.
En 2014 editaron su debut homónimo y, para salir a tocarlo, expandieron la agrupación a siete personas, en un afán bien logrado de dar preponderancia al factor humano por sobre la utilización de samples y loops desde la computadora. Visitaron Niceto Club en 2015 y se fueron agradecidos y sorprendidos por la alta concurrencia. Un año más tarde, para la tercera edición del Lollapalooza Argentina, volvieron a hacernos bailar, pero fue la noche del pasado 30 de abril en el Teatro Vorterix la que terminó de consagrar al conjunto en el país de la melomanía más pasional que puede hallarse.
Con sold out anunciado hacía algunas semanas —a pesar del alto costo de los tickets ($2000 sin service charge)—, la fila para ingresar al teatro daba la vuelta a la cuadra. Esto obligó a demorar unos minutos la salida de la banda, puesto que una parte importante de la audiencia todavía no lograba ingresar. La espera, de igual modo, era musicalizada con lo mejor del soul y el neo funk saliendo por las bocinas del escenario. Cuando las luces se apagaron, los corazones se encendieron y las gargantas estallaron: era hora de perderse en el sonido.
El inicio del show arrancó como su segundo y último álbum, For Ever (2018) —que todavía no habían podido presentar en nuestro país— comenzando con ‘Smile’ y siguiendo con ‘Heavy, California’. A lo largo del concierto, J y T podrían sus manos sobre bajos, guitarras y sintetizadores con una habilidad tal que hacía sentir que dominar un solo instrumento es simplemente poca cosa. A sus costados, Andro y Rudi, los coquetos coristas, y detrás de ellos los músicos encargados de batería, percusión y bajo/guitarra.
Para volver al pasado, ‘The Heat’ y ‘Julia’ llegaron como un chorro de agua tibia. El público crecía en confianza y comenzaba a darse un fenómeno que se repetiría a lo largo de todo el show: era la multitud la que arengaba a la banda, y no al revés. A pesar de la poca destreza para comunicarse con su gente, los frontmen esbozaron palabras de agradecimiento y se atrevieron a preguntar quién había estado en las anteriores presentaciones del conjunto. “Son uno de los mejores públicos”, vociferó T, buscando destacar de los argentinos y argentinas una calidez que a él le cuesta transmitir en su voz, pero que no dudamos que sienta.
Luces de led minimalistas con el logotipo Jungle acompañaron durante toda la noche los dulces arreglos instrumentales y las cuatro voces perfectamente coordinadas del colectivo artístico. A pesar de lo apretado, adelante se hacía espacio para bailar. El primer gran clímax llegó luego de ‘Platoon’, donde la emoción del pecho no pudo contenerse más y Colegiales se vistió de estadio para entonar “Olé, olé olé, Jungle, Jungle”, lo que hizo que J se incline con su guitarra muy cerca del vallado. Luego de ‘Drops’ el septeto dejó el escenario, pero nadie se movió. No hacía falta haber seguido la gira o conocer de antemano el setlist para entender que el encore estaba pendiente. A pesar de que todo estuviera planeado, ¿dónde más se mantiene el ruido y la arenga constantemente durante la ausencia de la banda? El cántico de hinchada dijo por segunda vez presente en el teatro.
El hit de ‘Busy Earnin’ (contaron sus compositores a NME) no habla de ganar dinero como algunos interpretan, sino del miedo de desperdiciar tu vida persiguiendo una carrera que no te apasiona. Fue este tema con el cual regresaron para el outro, en versión extendida y para el deleite absoluto. Cerraron con ‘Time’ y levantaron felices una bandera que les arrojaron desde la multitud. La tercera visita de Jungle a nuestro país fue la que los encontró más maduros, más fidedignos y también más sueltos, aunque de esto último aún les quede camino por recorrer.
Más temprano en el predio, los encargados de abrir la noche fueron los muchachos de Todo El Verano, quienes recibieron la dulce noticia unos pocos días antes. En camarines disfrutaron el agradecimiento (abrazos de por medio) de los ingleses por hacer entrar al público en calor e intercambiaron remeras de sus bandas.
Aquí el setlist que le facilitaron a SPE.
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