Fotos por @delsofalacama
Recién pasaban los primeros temas del show de Dum Chica en Niceto cuando Lucila Storino le habló al numeroso público que se acercó esa noche: “Me van a tener que ayudar porque estoy haciendo este show con 39° de fiebre. Si me desmayo, siguen los chicos y vemos qué pasa”. Esa advertencia se evaporó rápidamente. No hubo desmayo. Ni siquiera pareció que la cantante se sintiera mal. Gritó y bailó como si fuese un show más. Solo aprovechó los espacios entre canciones para sentarse en el desnivel del escenario e hidratarse.
La temperatura apenas empezaba a subir, con las aplastantes bases de bajo de Juana Gallardo dándole forma a las canciones. Es llamativa la plasticidad del sonido de la banda con tan pocos elementos en escena: bajo, batería y voz. Bueno, y una buena cantidad de efectos para cada uno de esos tres elementos, que se mezclan según la canción y configuran combinaciones nuevas que le dan personalidad a cada tema sin diluir la identidad frenética y furiosa de Dum Chica.
Salvando las distancias, la tarea de Ramiro Pampin en la batería recuerda a lo que hacía Meg White en los White Stripes: bases rítmicas simples pero contundentes. Un apoyo certero para el caos sonoro y minimalista que baila sobre esa estructura sólida.
A lo largo de la hora que duró el show, Dum Chica repasó gran parte de los temas de sus dos discos, DUM (2023) y SÚPER PREMIUM ULTRA (2024). El público pogeaba feliz, alimentando la calidez que bajaba del escenario. En medio de la pista, un muchacho en cuero se erguía inmune a la fría noche de la ciudad, abrigado por el constante ir y venir de sus semejantes.
“¿No es demasiado pronto para esta?”, dijo Juana justo antes de lanzarse de lleno a tocar ‘El Hit’, la canción/profecía autocumplida que es uno de los temas más reconocidos de la banda. Lucila y Juana se reparten el protagonismo en vivo: forman una dupla aceitada, que se entiende de memoria. Aprovechan cada oportunidad que les da la presentación para hacerse chistes y compartir su sentido del humor con el público, llegando incluso a anunciar en tono de broma que esa sería su última función como banda, ya que se mudarían al Paseo La Plaza con un show de stand-up.
Como invitada especial de la noche, subió Carola Zelaschi de Blanco Teta a tocar la batería en ‘RA’ y ‘Fax’. También hubo espacio para los covers: Juana hizo una interpretación muy graciosa en armónica de la introducción del ‘Himno Nacional Argentino’ mientras se proyectaba una bandera en el fondo. Siguieron con ‘Cuando el Amor Nace’, de Dios, banda de culto dentro de la cofradía de los grupos de bajo+batería. Y para seguir subiendo la temperatura, tocaron ‘Fuegos de Octubre’ de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota que ayudo a que el incendio emocional se propague.
El show terminó abruptamente. Nada de bises. Nada de quedarse en el escenario para recibir la ovación. Terminó de sonar ‘Virna’ y volaron las listas de temas al público, e incluso el bajo de Juana, que los plomos se apuraron en recuperar antes de que alguien creyera que ese gesto rockero implicaba una transferencia de propiedad. Dum Chica dio un show incendiario. Y cuando terminó, solo quedaron cenizas.