“Eyes burning a way through me, overwhelm, destroying so sweetly. Now, there is a fire in me. A fire that burns” canta Franz Ferdinand en This Fire, de su disco debut homónimo lanzado allá por 2004. Esa llama se dio rienda suelta en Obras este lunes 11 en el tan esperado como necesario regreso de la banda a la Argentina.
Los escoceses pertenecen a la ola de indie dosmilero o indie Tumblr que, en 2024, ya se siente un poco nostálgica. Lo vemos al público: el 95% pasaba los 30 y el otro 5% lo rozaba(mos). La escena a la que pertenece Franz Ferdinand es una que se basaba, entre otras cosas, en complicidad y camaradería: en saber que el otro conoce las mismas bandas, las mismas canciones, saber cómo accedió a ellas sin preguntar. Ese compañerismo se sentía en el aire y se dejó sentir en el arranque. Después de una discreta apertura con ‘The Doctor’, uno de los temas nuevos de la banda, la trifecta de clásicos ‘The Dark of the Matinee’, ‘No You Girls’ y ‘Walk Away’ dio rienda suelta a lo que estaba latente: el pogo descontrolado al son de riffs históricos.
Los primeros 20 minutos del show sirvieron como síntesis de la noche: el contraste en la reacción del público marcado por los (pocos) nuevos temas que eligieron tocar y los must que todos esperábamos se repitió a lo largo de la lista. No es algo negativo, pero sí algo que da indicios de la relación que tiene el fanático de Franz Ferdinand con la banda, a 20 años de su formación.
Es que los comandados por Alex Kapranos realmente son parte fundamental del imaginario indie-melómano-adolescente; y una que se descubría casi a la par que la piratería de discos y los foros de internet. Debe ser por eso que los escoceses no tengan drama en que la gente nada más haya contemplado sus temas más recientes (o inéditos) y haya dejado la vida cuando sonaron, uno después del otro, ‘Love Ilumination’, ‘Take Me Out’ —himno indie por excelencia— y ‘Ulysses’.
Esta visita superó con creces a la última que hicieron en 2018, cuando presentaban Always Ascending ante un Museum lleno y que respondió acorde, pero que lógicamente no tuvo la capacidad del Estadio Obras, ni tampoco la dedicación (léase manija) que había en el campo. Quizás en ese momento no habían pasado los años lo suficiente como para que ver a Franz Ferdinand se sintiera como una liberación, como un shock que necesitábamos sin saber. El encore, con los hits ‘Jacqueline’ ‘Michael’ y por último ‘This Fire’, tuvo esa sensación de hasta la próxima que una banda como Franz Ferdinand, y un público como el que asistió se merecen, ‘We’ve already seen that the fallen are the virtuous among us’.