Si uno googlea la definición de lavandina, eso es lo primero que arrojan los resultados de búsqueda. Clara Cavallero, más conocida como Clara Cava, es una artista nacional emergente que encontró una semejanza entre esta definición y la música. La artista lanzó hace unas semanas Lavandina, un EP que surgió como respuesta al aislamiento obligatorio. Las seis canciones que lo componen oscilan entre el soul, el trap y el R&B, y sus letras reflexivas nos invitan a iniciar un viaje introspectivo. Ahora bien, ¿querés descubrir con nosotros esta extraña relación? En charla con SPE, Clara nos contó todo sobre este material y nos adelantó data sobre el lanzamiento de Martes 13, su próximo disco.

Tu último EP lo creaste al inicio del aislamiento. ¿Cómo fueron esos primero momentos de composición?

Clara Cava: El primer mes de cuarentena fue como un pozo de nada, fue raro y lo llevé de un modo fantasioso en el que no hacía nada y me dormía a cualquier hora. Luego, aproveché para aprender a usar el Ableton, un programa para grabar y producir música. Jugué con eso en algunas noches largas de inspiración y de ahí salieron varios de los temas que saqué ahora. Aprender a usar ese secuenciador me permitió darle más definición a mis ideas.

¿Cómo fue grabar el proyecto a la distancia?

CC: Trabajé varias veces a distancia con amigues. En esos primeros momentos de cuarentena tuve una relación virtual con muchos amigos músicos como Tade Fonk, Justo y Maxi Salles, ellos me mandaban una base y yo les contestaba con alguna idea. Con Tade teníamos un montón de contenido en el celu donde él armaba la música y yo la letra, y de ahí seleccioné muchos de los temas del EP. En ‘Timbero’, por ejemplo, junto a Justo agarramos la canción y la editamos más prolija para que no sea un simple delirio de WhatsApp. De ‘Precipicio’ yo tenía la maqueta armada del año pasado y junto a Kevin Borensztein lo que hicimos fue agregar un beat distinto y regrabar voces. Desde el Ableton pude armar la batería y después Lean Quinteros, mi amigo y batero en la banda, armaba el ritmo en base a mi idea. Fue todo mandando mensajes, yendo y viniendo con la información.

¿Cuál es el significado, el por qué detrás del título Lavandina?

CC: Esta concepción de la limpieza y la lavandina estuvo muy presente estos meses, y yo siempre cuestioné la idea de la limpieza extrema y los remedios. Siento que si uno no está limpio por dentro, no se va a curar, sin importar cuánto jabón, antibiótico o lavandina use. Considero a la música como la que hace esa limpieza interna que sana y equilibra. Me gustó esa dualidad entre la lavandina y la música, entre ese producto industrial que es totalmente opuesto a una canción. Al mismo tiempo, la lavandina limpia pero mancha, da lugar a nuevos colores. Un tema puede limpiarte, pero también genera nuevas ideas, sensaciones y colores.

¿Sentís que hay un mismo concepto alrededor de este trabajo y Antibioticx (2018)?

CC: De hecho, fue casi a propósito porque sigue una misma línea. Siempre pensé que si uno toma antibióticos de más esa dolencia se sana, pero desequilibra otros órganos del cuerpo. Lo mismo sucede con la lavandina: podés limpiar, pero si te pasás un poco, fuiste. Tienen esa idea dual de limpieza y peligro, de sanar y lastimar. Me gusta mucho jugar con esos conceptos.

Tu música oscila entre el soul, el R&B, el trap y lo urbano. ¿Esta mezcla se da de forma natural en vos?

CC: Siento que soy muy abierta en cuanto a los géneros musicales. El soul y el R&B me encantan, pero también el trap, la electrónica o el bossa nova. Me gusta poder unir todos esos estilos y no estar definida en una cosa concreta que sienta la obligación de seguir. Justo me mandó una base trapera para ‘Timbero’ y me manijeó porque nunca había sacado un tema así. Lo fundamental es lo que uno escribe, después la música acompaña ese estado.

A fin de año sale tu disco Martes 13. ¿El EP es un anticipo o fue algo más espontáneo que surgió como respuesta al encierro?

CC: Lavandina surgió de la nada misma por la manija que tenía después de grabar el LP.  Volví de grabar Martes 13 en Mendoza en marzo, a los pocos días cayó la cuarentena estricta y no tuve más noticias del álbum. Aproveché a escribir otras canciones porque no quería esperar a que se reactivara todo y de ahí surgió este proyecto. Ahora sí se reactivó y la idea es en septiembre sacar un sencillo, tal vez uno más y lanzar el disco en noviembre. Falta ultimar algunos detalles pero está bastante armado. Siento que Lavandina sirvió como un adelanto, como una versión lo-fi hecha en casa y a fin de año llega la versión de estudio al palo.

En tus trabajos encontramos colaboraciones de músicos cercanos a vos. ¿Solés trabajar con amigues? 

CC: Me gusta trabajar con amigues porque eso da libertad para probar cosas y sentir que la otra persona también está entusiasmada con el proyecto. Se genera algo lindo, íntimo y amoroso, en ese disco quedan guardadas todas esas personas que ayudaron. Martes 13 también fue un flash porque fui a grabar a Mendoza y a trabajar con desconocidos que terminaron siendo un poco amigos. Está bueno conocer gente nueva y abrirte a eso.

¿Tenés pensado presentar tu trabajo en algún show vía streaming?

CC: Me gustaría, pero la energía es distinta. Cuando vas a tocar, aunque el show no haya estado tan bueno, la energía que genera la gente no se compara con nada. En un streaming tiene que ser todo mucho más prolijo en cuanto a la cámara y el audio. Hay una magia que se pierde. Tengo ganas de hacerlo porque es material que queda grabado y eso puede servirle a la gente que nunca te escuchó en vivo. Me copa mucho tener algo así. Seguramente suceda a fin de año, cuando terminemos la producción del disco.