Zenon Pereyra escribe canciones hace tiempo, y ha conseguido hits de millones de reproducciones componiendo «cumbia cheta» con Halconizados de Amor. El año pasado publicó sus primeros singles como solista y a mediados de mayo estrenó el álbum Clandestino. La propuesta nace desde el rock nacional con una vuelta indie, combinado con sonidos del folk y la bossa. Se rodeó de un equipo con nombres importantes del indie del país y ha logrado una recepción muy interesante. Desde SPE charlamos con esta nueva promesa.
¿Quién es Zenon Pereyra? ¿Cómo es tu desarrollo y crecimiento musical?
Zenon Pereyra: Es un chico al que toda la vida le gustó la música, al principio hizo comedia musical, luego se fue metiendo en la composición y cada vez le fue gustando más. Hoy ya se cree un poco más músico que antes y está tratando de hacer una carrera más firme. Pasa con cualquier arte, si uno no pone lo que hay que poner nunca va a funcionar. A veces uno piensa “bueno, si me va bien le meto”, pero la ecuación es al revés: le meto para que me vaya bien.
Contanos tu proceso de «meterle» ¿Cómo armaste y compusiste el disco?
ZP: Yo vengo componiendo hace muchos años, para la mitad de 2019 todas estas canciones ya estaban escritas, excepto ‘Olas’. Yo había grabado dos EPs cuando tenía 17 años, de otra cosa nada que ver: no sabía bien para donde apuntar y tenía esos temas que grabé para ver cómo era ese proceso. Hace un tiempo arranqué a escuchar bandas de indie, meterme más en ese mundo y me di cuenta que esos tipos manejaban una data: había algo pasando ahí. Si bien el indie no es un mainstream, pasa algo entre el público y los artistas que tiene gente que los sigue, el que indaga en el género empieza a escuchar cada vez más y se arma como una bola de nieve. Me pasó eso, conocí Bandalos Chinos hace como 5 años, me los mostró mi hermana, me copé y de repente estaba escuchando todo indie. A la hora de elegir con quién producir este disco, fui a buscar a Pablo Gimenez (El Zar), y a fines de 2019 empezamos a armar las maquetas. En febrero del 2020 entramos al estudio, y para abril cuando empezó la cuarentena teníamos grabadas cuatro canciones pero faltaban algunas cosas. Estábamos en fase uno, por lo que era un buen momento para sacar el primer single porque todo el mundo estaba cerca del teléfono, así que le metimos y grabamos guitarras y coros a distancia. Ahí se acercó Esme Escalante de Ainda, Pol le mandó el tema para grabar coros y se re copó. Para la segunda tanda Yago Escriva se comunicó conmigo para decirme que también quería participar y que vayamos a su casa. Fuimos a lo de Yago y estuvimos hasta la noche tomando birras, bailando en la alfombra y grabando. Yo tenía ganas de hacer un feat para darle un poco más de fuerza al disco pero no quería que fuera forzado, quería que salga naturalmente. Con ellos pegamos la mejor de las ondas y se re prendieron, a la semana fuimos al estudio y trabajamos las voces de ‘Bossanova’. A Guille Salort (baterista de Marilina Bertoldi) e Iñaki Colombo (guitarrista de BACH) también los llamó Pol y se re coparon. Se armó un lindo grupo de trabajo y para mi fue un flash porque son integrantes de bandas que sigo hace un par de años, una locura.
“Bailar es una de las cosas más prehistóricas que tenemos los humanos”
‘Baila bach’, que tiene melodías similares, ¿es un homenaje a esta primera banda que te hizo entrar al indie? ¿Cómo llegaste a esa canción?
ZP: De los Bandalos también me fascinó la historia. Un grupo de amigos que después de 10 años tocando empezaron a pegarla con toda. Un poco eso y un poco el homenaje a la que fue la primer banda que me impulsó y me hizo decir “yo quiero eso”. Tiene algo de las melodías de ‘Vamonos De Viaje’, porque al principio cuando la compuse terminaba con esa melodía que suena con unas tipo «campanitas» y cierra las estrofas, quedaba gracioso. Después en la producción las sacamos porque era muchísimo, pero era algo divertido.
El título Clandestino da la sensación de que te vas a encontrar con algo muy serio, pero el disco va por otro lado.
ZP: Las canciones hablan o nacen todas en el baile, todas mencionan al bailar de alguna manera. El año pasado descubrimos que cualquier lugar, un living con 10 personas, podía convertirse en una pista de baile perfectamente, y que podemos disfrutar de esas cosas. De ahí viene lo «clandestino».
Investigando para esta entrevista leí que dijiste: “Cómo bailás habla mucho de vos”. ¿Podés expandir esa idea?
ZP: Vos podés darte cuenta un poco cómo es alguien según cómo baila, no le vas a sacar la ficha por completo, pero sí te puede dar un indicio de cómo es esa persona. Bailar es una de las cosas más prehistóricas que tenemos como humanos, el lugar del boliche, de la fiesta. Es algo medio loco, cuando conoces a otra persona a través del baile, quizás no cruzas ni media palabra y ya te diste un beso, después viene la conversación.
Cuando te escucho me da la sensación de que sos un gran contador de historias.
ZP: A mi me gusta mucho la canción con la que te podés identificar. Es una locura porque con diferentes maneras, a todos nos pasan las mismas cosas, todos sufrimos por amor. Yo trato que el otro se sienta identificado, me gusta contar un cuento y que te comas la peli. No se bien de dónde sale eso. Siempre escribí canciones y las hice así, porque siempre escribí de mis vivencias. Las letras que invento no me convencen, en cambio si escribo mi historia, aunque no me guste tanto la frase, yo sé que me va a terminar conquistando porque es algo que pasó de verdad.
A pesar de tu reciente salida has trabajado con gente muy bien posicionada ¿con quién te gustaría colaborar la próxima vez?
ZP: Me gustaría con el Ruso (de Conociendo Rusia), porque me gusta que esté trayendo un poco el rock de vuelta a la escena y en este momento estoy escribiendo canciones más rockeras. Y después con el Goyo (cantante de BACH) también, me gustaría sacarlo un poco del pop e invitarlo a cantar una canción tipo folclore u otra onda porque tiene una voz muy linda.