THE RACONTEURS EN ARGENTINA: MAESTRÍA DE CUERDAS Y UNA VOZ CANSADA

El debut argentino de la banda de Jack White y Brendan Benson cumplió con creces a pesar de mostrar la desgastada voz de quien fuera líder de The White Stripes.

Tras 11 años de ausencia, The Raconteurs volvió a editar un disco casi por accidente. Help Us Stranger (2019), estrenado este año con la gira presentación ya anunciada, fue el responsable de traer por primera vez a este proyecto de Jack White. Célebre maestro de la escuela de guitarras distorsionadas y muy prolífico desde los ‘90 con su dúo The White Stripes —junto a Meg White en la batería, quien se presentaba como su hermana pese a ser su ex mujer—, al día de hoy se mantiene vigente como uno de los más intachables maestros del rock and roll.

El accidente que dio lugar al nacimiento del tercer álbum de estudio, tras el buen debut de Broken Boy Soldiers (2006) y el espectacular estreno de Consolers Of The Lonely (2008), fue el reencuentro de Jack con Brendan Benson, el otro compositor de esta banda nacida en Nashville, quienes invitaron a sus antiguos compañeros a pulir un tema por pura diversión y terminaron componiendo más de 20 canciones en una semana, de forma tan natural que devino en disco y gira.

Si bien White es reconocido como uno de los guitarristas más influyentes de la época, criado en la escuela de Jimmy Page, violero de Led Zeppelin, conjunto del cual es confeso adepto (“No confío en nadie a quien no le guste Led Zeppelin” se lo escuchó decir), la realidad es que es un multiinstrumentista como pocos. A la edad de cinco años removió la cama de su cuarto para poder tener más instrumentos, tal y como relata en el documental del cual les hablamos en esta entrega. Pero lo más interesante en The Raconteurs (uno de sus tantos proyectos como The Dead Weather o su nada joven carrera solista) es que en esta agrupación encuentra en Benson a otro gran compositor, (co-)autor de cantidad de éxitos de la banda (algo así como el McCartney de Lennon o el Lennon de McCartney, si alguno de los dos hubiese llegado a The Beatles siendo ya exitoso), además de unas bases protagónicas en el bajo de Jack Lawrence y la batería de Patrick Keeler (ambos miembros de The Greenhornes). Todo esto permite incorporar al universo de la estrella matices que él no podría alcanzar por sí mismo, ya sea desde lo musical, por no estar componiendo todos los instrumentos, como desde la lírica, poniendo por caso a ‘Only Child’, uno de los hits del grupo que habla de la soledad de ser hijo único, obviamente compuesta por Brendan, siendo Jack el menor de 10 hermanos.

Las entrevistas previas de los músicos y las evidencias de la gira en todas partes del mundo indicaban que la banda traería una novedosa tecnología que bloqueaba los celulares. Numerosas son las declaraciones del músico en favor de conectar con el momento y no mirarlo a través de una pantalla (White de hecho jamás ha tenido celular). Incluso contaron que la primera vez que hicieron el piloto pensaron que los fans los odiarían, pero luego leyeron buenas reseñas acerca de la experiencia vivida y decidieron continuar. Los avisos en la descripción del evento y hasta en el ticket impreso mencionaban la prohibición de usar dispositivos grabadores, aunque finalmente no se recurrió a las fundas Yondr que se utilizaron en el resto de la gira. Contra todo pronóstico de la era millennial, fueron reducidas las ocasiones en que alguien filmó el concierto, y podría decirse que nunca de manera invasiva. Los asientos fueron un mero adorno, ya que, desde el segundo que la banda pisó el escenario, cada espectador se mantuvo de pie —incluso muchas veces saltando— hasta terminado el concierto.

Como en cada presentación de los Raconteurs, las improvisaciones y adornos sobre las versiones de estudio abundaron, ya fuera en la mágica soltura de los dedos de White como en versos tomados de Iggy Pop y Donovan; en los ligeros cambios de letras o en el hecho de que no definan un setlist y cada noche vayan con la corriente. La destreza sonora de los cuatro integrantes, a quienes se suma para el vivo Dean Fertita, tecladista de Queens of the Stone Age y The Dead Weather, es una ovación garantizada que implosionó el Teatro Gran Rex de una forma que se sintió 250 metros al oeste en los cimientos del Obelisco. Pero un detalle no menor que buscaban compensar el exceso de volumen, los coros asistidos por Lawrence y la ausencia de Jack White en estrofas donde en estudio dobla la voz principal de Brendan fue la desgastada voz del ídolo máximo, que lo hizo bien en las baladas como ‘You Don’t Understand Me’, quedándose corto en las canciones que demandaban sus gritos más agudos como ‘Salute Your Solution’ y ‘Broken Boy Soldier’, y hasta carraspeando para completar ‘Top Yourself’.

Quizás lo más preocupante no sea que al señor White le haya faltado pulcritud para el oído inquisidor de un fanático de sus piezas de estudio, sino que en realidad haya llegado a un punto de no retorno, ocasionado por 30 años de canto con un estilo tan exigente para sus cuerdas vocales, o en realidad por el hecho de tocar cinco shows por semana (consecuencias de la gira en lugares más pequeños que puede permitirse The Raconteurs, muy distinta a la realizada por el proyecto solista de Jack cuando nos visitó en el Lollapalooza 2015, ocasión que utilizó para cantar junto a Robert Plant, aunque esa es otra historia).

Lo cierto es que el debut del conjunto será recordado como una exquisita instrumentación, mezcla de ensayo con descarada y fructífera improvisación ao vivo de cuatro (en realidad cinco) virtuosos músicos que pusieron a corear en cada riff a un público que hizo caso omiso a la inevitable sordera con la que se encontraría al día siguiente. Poco y nada hablaron los frontman (como era esperable), fuera del característico “gracias Buenos Aires”, aunque la emoción sí alcanzó para que White se despidiera diciendo que esperaban no tardar diez años en volver.

Volvé cuando quieras Jack, solo cuidate.

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