Del amor se habla mucho pero se entiende poco, y aunque nadie sabe exactamente cómo amar, SPE pudo charlar con alguien que sabe del tema: Gabriel Kerman, ex Sambara y ahora líder de la banda Sueño Azul,nos habla sobre su nuevo álbum Romántico Posmoderno y las nuevas formas de mostrar afecto en la actualidad.
Tu primer disco Donde Está el Amor (2019) fue producido por Mariano Otereo; en cambio, en Romántico Posmoderno pudimos verte como productor junto a Hernán ‘Cherno’ Rojkin. ¿Cómo fue el proceso de empezar a producir tu propio álbum?
Gabriel Kerman: Ya venía con la idea de producir desde mi primer trabajo, pero significaba componer desde el instrumento, desde la guitarra. Una vez terminado aquel LP empecé a producir mis propios temas desde la computadora. Así, con Romántico Posmoderno este desarrollo se abrió y lo hice todo desde mi casa, obviamente con la ayuda de Cherno y de los músicos que me acompañaron.
‘Desobedecer’ se conecta fuertemente con ‘Los Muros’, siendo dos canciones de rebelión. ¿Fue inconscientemente o hay un trasfondo detrás de la letra?
GK: Ambas tienen un trasfondo similar. Son como primas, una especie de continuación de la misma idea. No solo me gusta hablar de amor o desamor, también tengo una visión política. ‘Los Muros’ fue escrita durante el gobierno de Mauricio Macri, más en el contexto de pensar que existen personas como él, Trump o Bolsonaro, y el mundo está en cualquiera. Habiendo tantos fascistas por todos lados, ‘Desobedecer’ apareció al final del mandato de Macri como esa idea de recordar lo que pasó.
“SIENTO QUE LA RAPIDEZ DE LOS
VÍNCULOS EN LOS QUE DE REPENTE
SOMOS DESECHADOS NOS
LLEVA A SENTIRNOS MAL”
¿De dónde surgen esos pensamientos románticos posmodernos?
GK: No me siento como un romántico en el sentido latin lover o como ese tipo de romance de novela, sino con un estilo más idealista en todos los niveles, ya sea en pareja o en las amistades. La idea del disco gira en torno al amor, pero al mismo tiempo estando en esta era en donde todo fluye demasiado rápido.
¿Y cómo ves esta nueva era? ¿Sentís que habrá una evolución en la manera en la que nos relacionamos afectivamente con otras personas?
GK: Hay muchas cosas del pasado que lamentablemente se perdieron y otras que está bueno que se hayan perdido; existen ciertas concepciones acerca del amor y del romanticismo que es mejor no romantizar. Justamente en este contexto de pandemia es muy difícil armar relaciones o incluso juntarse con gente, más allá de que haya cuarentena o no. Se da una cuestión con las redes sociales, especialmente con estas aplicaciones para vincularse con gente, en la que pasamos a ser un producto y nos volvemos parte de un mercado que experimenta y juega con nuestras emociones. Hay cosas del pasado que tendríamos que retomar, como la idea de vincularnos de manera más sana y que no todo sea a base de cuántos seguidores tenés y si me servís o no. Soy un poco pesimista porque siento que todas estas problemáticas y la rapidez de los vínculos en los que de repente somos desechados nos llevan a sentirnos mal.
Ya conocimos tu lado indie/pop, pero ¿estuviste experimentando con otros géneros?
GK: Empecé a jugar con ideas más traperas [risas]. Posta, no soy trapero para nada, pero siento que puedo experimentar un poco en esos ritmos. Creo que en mi música está bueno que todo vaya cambiando y que no sea siempre lo mismo: no quiero quedarme anclado en un solo lugar, sino que las canciones vayan creciendo como las personas que las escuchan.
¿Se viene algún recital en formato de streaming?
GK: Sí, seguramente será a mediados de noviembre. Estamos muy emocionados y ya queremos tocar con la banda. Esperemos que el público lo disfrute tanto como nosotros.