PRIMAVERA SOUND: GRITOS DE REBELDÍA MODERNA

Las bandas revelación del Reino Unido arribaron a la ciudad de Buenos Aires

PH: Mora Alarcón

A pesar de la globalización, hay cierta distancia que no se acorta. Aunque podamos escuchar un disco que salió anoche en Indonesia, será difícil poder ver en vivo a sus autores. Eso es frustrante cuando surgen movimientos tan fascinantes como lo que está pasando actualmente en el Reino Unido. Afortunadamente, la curaduría de un festival puede brindarte la posibilidad de ver a black midi y Just Mustard. ¿Podes creer que los álbumes debut de ambas bandas tienen menos de cinco años? Por eso mismo es tan fascinante tenerlos acá, con la oportunidad de capturar aquella energía propia de jóvenes con hambre de cambiar el mundo —o por lo menos la música—. Ese fue uno de los grandes regalos del Primavera Sound Festival 2023.

Entraron bailando Rodrigo con ‘La mano de Dios’

Tras un concierto pautado para Niceto Club en 2020, cancelado por la pandemia, black midi finalmente tocaba en Buenos Aires. Desde entonces, solamente han escalado dentro de la consideración de los melómanos. Pasaron de un curioso grupo nuevo a probablemente la banda más fascinante de su generación. Un proyecto imposible de catalogar, con influencias del rock progresivo (pero llevado al extremo), experimentación, fusiones con el jazz e incluso muchísimo humor. 

La noche de viernes, tan solo horas antes del festival, realizaron un pequeño jamming, los acompañaron integrantes de Winona Riders y Socorro, una muestra clara de su espíritu libre y creativo. Durante la madrugada versionaron a Sumo con su clásica ‘Estallando Desde el Océano’, en un acto que habrá hecho que Luca Prodan sonría desde donde sea que esté. Estos dejos de argentinidad se hicieron sentir en el comienzo de su recital: entraron bailando a  Rodrigo con ‘La mano de Dios’, a exactamente tres años de la partida de Maradona.

Lamentablemente, ese épico arranque fue accidentado. Se colgaron sus instrumentos y arrancaron a tocar ‘953’, pero… no se los escuchaba. Atónitos ante los dedos índice del público que iban de lado a lado, no comprendían qué estaba pasando. Eventualmente frenaron, al intentar comunicarse se percataron que ni siquiera los micrófonos funcionaban. Creyendo que se podría solucionar rápido, comenzaron a improvisar y divertirse en el escenario. A pesar de que se escuchaba poco, se llegó a oír una preciosa  versión de ‘Libertango’ por Astor Piazzolla, un bello y genuino tributo a uno de los más grandes compositores del siglo XX, con un público en completo silencio. 

20 minutos más tarde, pudieron tocar un setlist que superó todas las expectativas, una demostración de los nuevos caminos que puede tomar la música. Terminaron 10 minutos pasados de horario, pero es una pena no haber podido vivirlo de manera óptima. 

Por su parte Just Mustard es un proyecto irlandes liderado por la hipnotizante voz de Katie Ball. Su presentación en el festival logró crear un clima que escapaba al radiante sol de noviembre. Canciones como ‘Still’ y ‘I am you’ llevaban a una sensación propia de un filme de terror psicológico. El pegadizo bajo resonaba, creando un trance que los ecos de la batería rompían. A pesar de que en el estudio parecen una banda más limpia, en el escenario canalizaron un noise rock abrumador. A pesar de los hostiles sonidos de las guitarras, el público se veía disfrutando plenamente de la experiencia. Demostraron que el shoegaze sigue vivo, pero que se ha tornado mucho más oscuro que en los ‘90.

PH: Mora Alarcón

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