Foto: Agustín Dussere
Las propuestas de la primera edición del Primavera Sound en Buenos Aires son de las más variadas. Empecemos por el trap, que crece en popularidad y hoy lidera la escena local y mundial. En la jornada del día sábado se estuvo presentando El Doctor en las primeras horas de la tarde, dando un show muy picante en el que terminó tirándole un micrófono a una persona de seguridad cuando sacaron a alguien del público a la fuerza. Su estilo es más bien un rap “crudo”, de barras que repasan sus orígenes y su pasado de delincuencia, drogas, armas y excesos. Lo explícito de sus letras y el hecho de que se dirija a su público a las puteadas pueden no caerle simpático a todo el mundo, pero es de esos artistas que odias o amas, no hay punto medio.
El plato fuerte llegó con Travis Scott, uno de los artistas más esperados del día sábado. Su impactante puesta en escena cuenta con una plataforma elevada desde donde fue bajando de a poco y cantándole a su público, a lo que se le sumaron llamaradas y luces led que podían verse desde el otro extremo del predio. Reina el auto-tune y la computadora es el eje ante la ausencia de banda, recursos que también vimos en artistas como Sevdaliza en el Escenario Primavera, sumando batería. A un año de la tragedia que se vivió en su show del Festival Astroworld, el clima en sus conciertos es denso y de mucho fervor, hasta se pudo divisar una bengala encendida antes del comienzo de 'goosebumps'. Lo primero que se nos viene a la cabeza como argentinos ante esa postal, salvando las distancias, es Cromañón. Es todo lo que representa ese tipo de fuegos artificiales en recitales, un símbolo de lo que ya no queremos más y un código que no debería romperse: tal vez a esta generación la noticia les quedó muy atrás.
Foto: Nicolas Papa
El aire tropical comenzó con Señor Coconut and his Orchestra que se presentó en el Escenario Nobody Is Normal, escondido entre los árboles. Su característica principal es convertir los clásicos que todos conocemos como 'Around the World' de Daft Punk y 'Sweet Dreams' de Eurythmics en mambo y chachachá. Con la marimba y los vientos como centro, nadie pudo resistirse a bailar al ritmo de su sabor. El gran cierre del primer día estuvo a cargo de la dupla explosiva de L-Gante y Damas Gratis.
El mundo parecía venirse abajo y no nos importaba
La segunda jornada fue la que estuvo más cargada de propuestas rockeras, Juana Molina abrió la tarde con su set experimental y guitarra. De camino al Escenario Samsung escuchamos a Santiago Motorizado haciendo 'El Tesoro', musicalizando la caminata. Así nos dirigimos a ver a Interpol y la lluvia que amenazó todo el día comenzaba a hacerse notar y los colores de los pilotos brotaban en el predio. Su frontman Paul Banks agradeció a su público por la euforia en un perfecto español con los anteojos negros llenos de agua.
Muchos dirán que el rock está muerto, pero yo creo que el show de Arctic Monkeys dejó claro que la manija por el pogo está más viva que nunca. Mientras 'Last Train to London' sonaba en la previa, ya se veían los primeros saltos, el público intentaba ir lo más adelante posible y la lluvia empezaba a caer cada vez más fuerte. El tema elegido para el arranque fue 'Sculptures of Anything Goes' de su reciente álbum The Car (2022), a eso de las 19:00, por el abrupto cambio de horario debido a las condiciones climáticas— originalmente estaba previsto para las 23:00—. Hasta ahí, todo marchaba bien, pero apenas esbozaron los primeros acordes de 'Brainstorm' se encendió la audiencia: el mundo parecía venirse abajo y no nos importaba: estábamos viendo a nuestra banda favorita bajo la épica lluvia. Poco duró el éxtasis ya que Alex Turner debió interrumpir la canción para pedirnos calma y poder atender a varios desmayos. Debido a la cantidad de personas que necesitaban asistencia y a lo que estimo habrá sido una vista impactante del agite de la gente en el campo, interrumpieron varias veces su performance generando momentos de desconexión. Como resultado, se los notó un poco más apagados en escena y cambiaron el setlist previsto por uno más tranquilo, sacando canciones como 'R U Mine?' y 'Teddy Picker' para resguardar la seguridad de los presentes. Mucho se puede debatir sobre culpas y actitudes, sobre todo de la distribución del vallado, la organización y nuestra actitud ante alguien que necesita ayuda; pero lo cierto es que el agite argentino no tiene parangón.
Foto: Catalina Almada