PAZ CARRARA: “TENGO MUCHAS GANAS DE MOSTRAR QUE ESTAMOS A LA ALTURA DEL COSQUÍN ROCK”

Ya no hace falta estar triste para escribir canciones

Hay canciones que tienen el poder de provocarte el mismo sentimiento que tuvo la persona que la compuso. La emoción parece transmitirse de una a otra en línea recta, sin intermediarios ni barreras. Paz Carrara es experta en crear esas narrativas y sonidos. Su último disco, Me Cansé de Hacer Canciones (que no Salgan si no Estoy Llorando) (2022) lo demuestra: cuenta una historia de amor, de principio a fin, a través de las letras y el sonido, iguala narración y sentimiento, sonido y emoción, logrando un álbum sumamente conmovedor. 

El título es una declaración de intenciones, un claro punto final a su versión del pasado y el inicio de una nueva historia. La tristeza como motor creativo puede ser muy fructífera, pero también muy dolorosa: “Componía mucho cuando estaba triste, desde la nostalgia. Me costaba hacer una canción felíz, y las que sonaban más felices no me gustaban, porque las sentía poco genuinas”, afirma Paz. 

“Venir a Buenos Aires me hizo mirarme a mí misma desde otro lugar”

Sin embargo, algo cambió. Es evidente que los procesos creativos están muy vinculados a los procesos vitales. En este punto fue sumamente transformadora la experiencia de mudarse de su natal Córdoba a Buenos Aires. “Cuando me fui a vivir a Buenos Aires dejé una vida que, si bien era muy linda, también había tenido sus momentos tristes. Al mirar para atrás eso es lo que ves: tenés una valija cargada de tristeza. En cambio, cuando volví a Córdoba durante la pandemia, la perspectiva cambió. Yo miraba para atrás y lo que veía era todo lo que había encontrado acá, un montón de amigos, de música y de descubrimientos personales. Me hizo mirarme a mí misma desde otro lugar, y ese optimismo influyó mucho en mi sonido”.

Emigrar fue un factor esencial para adueñarse de su propia narrativa, definir cuáles son las cosas que la definen y cuáles dejan de hacerlo. Uno vive personificandose a sí mismo según las expectativas de los demás, y salir del lugar que te vió crecer es sumamente liberador. “Cuando llegué a Buenos Aires la música era lo único que me definía. Vine acá y me animé a otras cosas”, confiesa. 

Cada canción del disco representa un estadío diferente del enamoramiento 

Si bien hay muchísimas maneras de abordar la composición, existen dos tendencias muy marcadas y claramente diferenciadas: el laburo casi artesanal y el vomito emocional. Paz se decanta por la segunda opción: “existen canciones crudas, que surgen en un minuto y que vienen de una emoción muy fuerte. Cuando ni siquiera tenés tiempo para procesarlo pero podés transformarlo en canción está buenísimo, con el tiempo esa emoción se debilita o se transforma”. A la vez, confiesa que hay ciertas situaciones que requieren ese tiempo para ser  traducidas en palabras y melodías. Por lo general, esas terminan siendo las canciones más profundas. ‘Cifrado Secreto’, una canción de amor hacía la música, es un claro ejemplo de esta segunda tendencia: “es uno de los temas que más disfruto cantar, pero tardé en escribirla. Me costó entender que eso que desde hace un año me hacía felíz y hacía que mi vida fuera linda era la música”. 

Me Cansé de Hacer Canciones (que no Salgan si no Estoy Llorando) propone una historia de amor, o desamor, dividida en capítulos. Cada canción representa un estadío diferente del enamoramiento. El orden de los tracks en un principio era diferente, pero luego de una charla con uno de sus amigos, Paz se dió cuenta que la historia tenía sentido si se contaba de esta manera. La tristeza queda en el pasado en ‘Ancla’; ‘Oxímoron’ y ‘Tarde’ representan lo más puro y genuino del enamoramiento. A partir de ‘Suficiente’ todo empieza a caer en picada y el disco termina en una nota alegre con ‘Tu Querer’. Esta última canción es una de mis favoritas. Si bien se trata del punto final a una historia que no terminó bien, no hay rencor en la letra. La narradora quiere saber cómo está la otra persona sin que ella lo sepa, y la extraña, sin querer volver a pasar por lo mismo: “pero ojalá pudiera verte sin que sepas que pasé. Y no es que yo querría ser lo de antes, simplemente te confieso que yo extraño tu querer”, canta Paz. Hay un recurso presente en esta canción, en el último segundo, que cierra todo el concepto del disco: la vibración de un celular. Según Paz puede tener dos interpretaciones: la narradora envía un mensaje, poniendo fin al vínculo, o, por el contrario, es ella quien lo recibe. Si este fuera el caso, la historia podría repetirse. Volver a comenzar y terminar en un loop continuo, similar a lo que suele pasar en la vida real. Enamorarse y desenamorarse cómo dos etapas presentes en la vida de cualquier persona, perfectamente ejemplificadas y concluidas en ese único recurso: la vibración de un celular

En relación a su presentación en el Cosquín Rock, Paz afirma estar muy contenta. “Es la tercera vez que me toca, y siento que estoy más preparada. Este año me dieron la chance de estar en un escenario principal al lado de Fito Paez. Tengo que estar a la altura, así que vamos con toda la banda. Va a ser inesperado para la gente, porque ya no estoy sola con la guitarra. El proyecto creció, ahora somos un montón, y tengo muchas ganas de mostrar eso: que estamos a la altura de un Cosquín Rock”. 

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