La música de Passenger quizá sea el mejor reflejo de la persona que está detrás de ella. Michael David Rosenberg es amable, sereno y dulce, así como ‘Simple Song’ es calma y alegre, o como ‘Why Can’t I Change’ es honesta. Acercándose su segunda fecha individual en Buenos Aires —y tercera en general, contando su gira como telonero de Ed Sheeran— en Museum Live, el inglés habló de su actualidad y, además, contó un poco de su vida antes del éxito.
SPE: ¿Qué tan diferente es dar un show masivo en un estadio y uno más personal en bares o teatros? ¿Cuál preferís?
Michael David Rosenberg: Amo ambos tipos de show. Me siento muy afortunado por poder tocar en estadios repletos, pero creo que mi música funciona mejor en lugares más pequeños. Prefiero ambientes más personales en los que las personas puedan escuchar cada detalle de lo que está sonando y cada palabra que digo. La letra es una parte fundamental de la música que hago, y en espacios más grandes se pierden un poco. Soy de los que piensan que la música folk se creó antes de los amplificadores y de poder tocar para tanta gente, así que también trato de mantener esa intimidad en el sonido de mis discos. De cualquier manera, disfruto cualquier tipo de concierto: ya sean 50.000 personas en una cancha o cinco en un bar; se sigue sintiendo igual.
SPE: Muchos músicos odian su hit más grande. ¿Cómo te sentís con ‘Let Her Go’?
MDR: Nunca voy a odiar esa canción. Tengo la suerte de haber creado una cosa que a mucha gente le significa algo importante, y creo que es lo que uno siempre intenta hacer como compositor. Uno busca decir algo que lo conecte con el resto, y cuando podés hacerlo con dos mil millones de personas es la mejor sensación del mundo. Igual muchas veces pienso: “¿Por qué esa canción? Tengo mejores”, pero creo que para que una canción se vuelva tan grande tiene que ser lanzada en el momento justo, y la suerte tiene que estar de tu lado. ‘Let Her Go’ tenía cada pieza necesaria para triunfar en el momento justo.
“CUANDO TERMINO UNA GIRA, YA TENGO LISTO EL PRÓXIMO DISCO”
SPE: ¿Tu último álbum tiene algún tema que podría ser el próximo ‘Let Her Go’?
MDR: Siento que Sometimes It’s Something, Sometimes It’s Nothing At All (2019) es muy sutil, y no creo que haya ningún hit que vaya a sonar todo el tiempo en la radio. Cuando empiezo a escribir, pueden salir dos tipos de canciones: de banda completa, como ‘Hell Or High Water’, o cosas más chiquitas inclinadas al folk, que nunca van a ser algo grande o muy exitoso, pero que suelen ser mis favoritas.
SPE: Desde 2007 venís sacando prácticamente un álbum por año. ¿Es algo que se da naturalmente?
MDR: Sí, totalmente. Escribo muchísimo, en cualquier lado, al contrario de muchos de mis amigos músicos que tienen que irse a un lugar específico y escribir como parte de su proceso. Yo escribo en la parada de colectivo, en las pruebas de sonido, en la habitación de mi hotel, me da lo mismo. Por eso es que casi siempre que termino la gira de un álbum, ya tengo compuesto el que viene. Es un ciclo constante que nunca frena: grabas, hacés el tour, volvés para grabar, y así.
SPE: ¿Cuál es el lugar más raro en el que hayas compuesto una canción?
MDR: Una vez empecé a escribir en un aeropuerto, así que quise seguir arriba del avión. El tema era que tenía una guitarra muy chiquita y tenía que tocar bajito, y así y todo el resto de los pasajeros no dejaban de mirarme [risas]. Por suerte el viaje era largo y me dió tiempo para terminar ‘Golden Thread’.
SPE: ¿Hay algún show al que le guardes un cariño especial?
MDR: Bastantes, la verdad. En el pasado, tocaba en pubs todo el tiempo para 20 o 30 personas, y yo sentía que ellos eran los mejores. Estoy enormemente agradecido con cualquier persona que viene a mis shows hoy en día, pero creeme que cuando tocas solamente para 20, estás muy agradecido con cada uno de los que te fueron a ver, te dan ganas de abrazarlos a todos, uno por uno [risas].
“CUANDO TERMINO DE GRABAR UN DISCO, NO LO VUELVO A ESCUCHAR MÁS”
SPE: A principios de este año fuiste a Uruguay junto a Ed Sheeran. Te perdiste en Montevideo y una pareja de allí te rescató y te hizo un tour por la ciudad. ¿Fue lo más loco que te pasó en Sudamérica?
MDR: Totalmente. Estábamos perdidos con mi amigo Jared, y ninguno de los dos hablaba ni una palabra de español. Cuando ellos nos vieron, nos ayudaron al instante, y la verdad me hizo sentir muy mal por los ingleses. ¿Te imaginás a dos uruguayos con cara de perdidos en Londres? Ni se les acercarían [risas]. Creo que esa experiencia resume perfectamente mi relación con Sudamérica: la amabilidad y el cariño que recibo desde la gente y desde el público es muy especial, realmente algo único.
SPE: ¿Sos muy crítico con tu trabajo?
P: Lo voy a resumir con esto: cuando termino un disco, no lo vuelvo a escuchar nunca más. Creo que una vez que finaliza el trabajo de creación, la obra deja de ser música y cuesta escucharla, ya que uno no puede tener perspectiva. Admito que muchas veces escucho cosas viejas y no me gustan para nada, pero entiendo que es todo parte de crecer y evolucionar. Nadie puede ser perfecto desde el inicio, y hay que aprender todo lo que se pueda para tratar de ser mejor.