MISTY, MAN, WHAT DID YOU DO?

Fue la noche del miércoles la elegida para deleitar a los melómanos más aggiornados de la mano de Father John Misty.

Una noche especial se vivió en San Telmo el miércoles pasado con el desembarco de un artista que pasó un poco desapercibido (La Trastienda estaría solo medio llena), pero que es capaz de hacer que las masas se abracen. Acompañado de seis músicos de clara vocación, el estadounidense Father John Misty subió al escenario y comenzó a tocar de manera elegante, sin mediar palabra.

Quizás fuera el precio de las entradas ($1600 la más barata), quizás el día de semana, quizás la situación económica del país en general o quizás la sobreoferta de bandas lo que tapó la aparición de un prodigio algo escueto que todo lo dice en sus canciones.  Tal vez una mezcla de todas siga sin ser suficiente explicación para la mitad ausente del emblemático venue del bajo barrio porteño, pero hubo una mitad llena que se elevó masajeada por virtuosas progresiones rítmicas dignas de un purista de la canción.

Aunque la elevación no pudo ser completa por el fuerte inconveniente técnico que se produjo con un cable haciendo falso contacto y produciendo un ruido intenso del lado derecho del escenario. Cada vez que la música disminuía en fade out al cierre de una canción, o que el señor Tillman —el nombre detrás del artista— promulgaba unas oraciones a su público, el ruido se hacía insoportable y algunas personas menos tímidas (de entre todas las percatadas) vociferaban alguna clara queja. ¿Cuál será el poder de la barrera cultural e idiomática? me pregunto, que si esto hubiese ocurrido con una banda local, en tan pequeño escenario (me refiero aquí en contraposición a un estadio), de seguro el público se lo hubiera hecho saber de forma notoria al artista, para que se solucione antes de continuar.

Pero dejando de lado tal garrafal error de la producción sonora del espectáculo, la noche estuvo bien. Y digo bien porque se vio a un artista de altísima calidad ejecutar sus canciones de manera extremadamente profesional. Tan profesional, incluso, que algunos desconocieron que se tratase de un humano. Una pizca de tercermundista pecaría de ser este show —me haría notar un colega músico y comunicador, sqacérrimo fanático de Misty— puntualizando la falta de vientos y cuerdas. Una cuestión lógica de costos, creo que le respondí, sin esperar con eso contentar su leve desgano.

Pasados tres cuartos de show, hubo algunos comentarios del Padre a sus peregrinos, incluso un intento de chiste que fue celebrado con un “olé olé olé, Tillman, Tillman”. La lista de temas fue idéntica a San Pablo, Brasil (aunque allí invitó a algunos fans a subirse al escenario, cosa que en Buenos Aires se extrañaría), y muy semejante a lo que viene siendo toda su gira, lista que pueden ver pinchando aquí.

Luego de una despedida mentirosa, los siete músicos volvieron para un encore que dejó de lado el folk para transformarse en purísimo rock de palmas al cielo pedidas por la única estrella de la noche. Joshua (con este nombre vino al mundo) agradeció la concurrencia y desapareció detrás del telón, coronando un debut que será recordado por lo bueno y por lo malo, pero recordado será.

¿Cuál es tu política?

¿Cuál es tu religión?

¿Cuál es tu consumo?

¿Tu razón para vivir?

Fotos cortesía de Vicky Mourelle
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