MILKY CHANCE: “OJALÁ LAS REDES SOCIALES DESAPAREZCAN”

Casi como amigos a esta altura, nos adentramos en el universo íntimo del dúo alemán

Fue el trágico domingo 18 de marzo de 2018 cuando, tras la suspensión de la tercera jornada de Lollapalooza Argentina, Milky Chance se quedó sin su debut rioplatense. En 2021 nos tomamos unos mates y me confirmaron que, si bien tenían intención de hacer un mini show gratuito aquel día, no podían llevarlo a cabo por temas contractuales. Cancelado el festival, era con esa marca o nada. Este año, previo a su arribo al país tuvimos no una, sino dos sentidas charlas con Clemens Rehbein.

 

Su primera canción, ‘Stolen Dance’ (2013) —la cual les llevó 3 años de composición— fue un hit masivo que los catapultó a un éxito vertiginoso. La pieza no era necesariamente su preferida, sino una más del álbum debut, pero es imposible no pararse a reflexionar sobre ella por su implicancia. Hoy (y hace ya varios años) tienen claro que perseguir esos números sería engañarse. Cuando le pregunto cómo cambió su relación con esta canción que tanto les dio pero, a la vez, es siempre el mismo punto de encuentro y el tema que se espera en vivo (hasta existe una anécdota donde un oficial de aduana se las menciona al dejarlos ingresar a Canadá) me comenta: “Es una relación de respeto mutuo. No la escribiríamos de la misma forma hoy, pero la queremos como es, y es lindo tocarla y ver la felicidad de la gente. Es como un ‘good-old-friend’, no es ese amor reciente, no genera un gran entusiasmo, pero le estamos inmensamente agradecidos”. Si el hit no es la ambición que persiguen, cuál  es, interpelo. De forma muy relajada contesta: “A veces vamos por la vida muy enroscados, pensando y preocupados por el futuro, resultados o hasta las cosas del día a día. Después de mucha reflexión acepté que el objetivo es pasarla bien, no mucho más que eso. Nos sentimos genial cuando componemos y nos hace muy felices que eso les llegue a las personas”.

Estamos sorteando 4 pases para la presentación de Milky Chance en C Complejo Art Media este 21 de mayo. La banda pidió que el ganador haga un dibujo ridículo de ellos para que se lleven de recuerdo. Participá acá.

 

Una cuenta pendiente

Clements es inherentemente tierno. Siempre habla pausado, tranquilo, piensa con profundidad las respuestas, se muestra extremadamente respetuoso e interesado por la opinión de quien lo entrevista (en nuestras tres charlas lo sentí igual). Frente a mi consulta de un lugar exótico donde tenga ganas de tocar, vuelve a entreverse esa ternura, ya que responde que no se le ocurre ninguno, pero que sí le gustaría alguna vez hacer un show gratuito en la calle, para que la gente que no puede pagar una entrada tenga la chance de disfrutarlos. Tampoco identifica ningún artista con el que anhelen colaborar; le recuerdo la anécdota de David Bowie rechazando participar en una canción de Coldplay, se ríe y comenta que están más abiertos que nunca a colaborar con otros artistas, pero que no apuntarían a uno tan grande que sintiesen que les va a decir que no.

 

Las redes sociales

La necesidad de publicar contenido constantemente es agotadora, y es algo que conversan con otros artistas a menudo, encontrando la misma respuesta. “Nadie quiere hacerlo, no entiendo por qué todos lo hacemos”; al mismo tiempo, confiesan su utilidad como herramienta de promoción, y la posibilidad de conectar con sus seguidores de todo el mundo. Por ejemplo, alguna vez simplemente hicieron una pequeña versión acústica en Tik Tok —canciones propias y covers, desde Dua Lipa hasta Ramones— y luego terminaron en el estudio, editándolas como mixtape, por la buena reacción de la gente. “¿Pero si tuvieses que elegir en el extremo, las redes desaparecen, o se mantienen ultra-vigentes con enorme utilidad para tu carrera?”, le desafío, y la respuesta es categórica: “Es la pregunta más fácil del mundo, ojalá desaparezcan”.

 

Antes de partir

Existe una pregunta con la que cierro todas mis entrevistas, y es doblemente entretenido poder hacérsela a un artista de otro país en momentos distintos del tiempo. ¿Cuál sería la última canción que escucharía antes de morir? Cuando hablamos en abril, se quedó pensando un rato largo, le pedí que no lo sobreanalice, que diga lo primero que se le venga a la cabeza. “No sé por qué, pero en mi mente está sonando ‘Heart of Gold’ de Neil Young”. Curiosamente, cuando hablamos de nuevo en mayo, esta vez con Clements caminando por las calles veraniegas de Berlín, tomando un matcha mientras solo yo tomo mate en el costado frío del globo, el cantautor no recordaba que le había hecho esta pregunta (quizás sus ojos achinados tuviesen algo que ver con esto, if you know what I mean), pero gloriosamente, dio la misma respuesta. No así, sin embargo, cuando hablamos hace tres años; en dicha ocasión, también tras cierta reflexión, esbozó ‘Depth Over Distance’ de Ben Howard.

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