En esta edición nos sumergimos en álbumes que retratan diferentes caras de un género que se expandió enormemente durante los siguientes cinco años. El «Prog» es algo que sigue creciendo hoy en día, con curiosos orígenes que estos discos pueden explicar.
Jethro Tull - Aqualung
La escena musical era sumamente heterogénea a finales de los ‘60 en Inglaterra, algunas bandas venían del rhythm and blues, que incorporaba influencias tanto del jazz como el blues rock para un sonido que incluso había adquirido elementos psicodélicos. Jethro Tull en su debut (1968) encajaba en esas descripciones, pero se complejiza considerablemente para sus dos lanzamientos siguientes, Stand Up (1969) y Benefit (1970), aunque fue en 1971 con Aqualung cuando encontraron su mejor versión.
El folk británico y el hard rock son también importantes en este viaje sonoro, donde por momentos parecería ser una obra conceptual, desde las transiciones hasta las temáticas críticas a la religión y educación británica, pero hay que desmitificar esto, lo cual persiste medio siglo más tarde. Ian Anderson, vocalista, flautista y principal compositor, se hartó de negarlo en cada entrevista en aquella época, lo que inspiró que al año siguiente creara Thick As A Brick (1972), conteniendo solo una canción que se distribuye en los dos lados del LP, demostrando lo que realmente es un álbum conceptual. Retomando con el disco de hoy, vale destacar piezas profundas como ‘Wind Up’ y ‘My God’, como también las electrizantes ‘Crosseyed Mary’ y ‘Locomotive Breath’. Sin traspiés y perfectamente ejecutado, a la par con los mejores compositores.
Caravan - In the Land of Grey and Pink
Otra de las caras en los orígenes del progresivo fue la escena de Canterbury, una fusión experimental del jazz vanguardista con la psicodelia, creando música sumamente compleja y surrealista. Quienes comenzaron con ese movimiento no llegaron a grabar, los Wilde Flowers, pero al separarse nacieron las dos bandas más famosas del estilo: Soft Machine y Caravan. Sus miembros tendrían muchos otros proyectos durante los años siguientes, con un abordaje único en la escena under.
In the Land of Grey and Pink (1971) tiene la capacidad de ser futurista y nostálgico, con poesía sin mucho sentido, pero que justamente es coherente a las sensaciones que traen sus sonidos. Es probablemente el mejor álbum para adentrarse en el Canterbury, a pesar de que es incluso diferente a otros trabajos de sus pares, pero es necesario dejarlo sonar y fluir. Comienza con la cálida ‘Golf Girl’, que parece sacada de una fábula para niños, pero cierra con la extensa ‘Nine Feet Underground’, 22 minutos que consisten de varias subsecciones fascinantes.
Focus - Moving Waves
La música clásica es otra importante influencia, como vimos en una nota anterior con Le Orme y Junipher Greene, lo cual fue la base para el subgénero llamado rock sinfónico. Sus intérpretes más reconocidos son Yes, Emerson, Lake & Palmer y Genesis, pero era algo popular en diferentes rincones del viejo continente. Las dos bandas ya mencionadas venían de Italia y Noruega respectivamente, pero algo similar sucedía en Holanda con Focus.
Los oriundos de Amsterdam abren con la épica ‘Hocus Pocus’, una excelente y acelerada canción que no es fiel representante de su abordaje musical, pero de todos modos es sin dudas legendaria; algunos tal vez la recuerden de Baby Driver (2017). Al igual que con Jethro Tull, la flauta es un instrumento común para ellos, pero lo principal son los teclados de su líder Thijs van Leer y la fantástica guitarra de Jan Akkerman. La conclusión, ‘Eruption’, es la pieza más destacable del LP, con una duración de 23 minutos y un aura único; más tarde fue majestuosamente sampleada por Gustavo Cerati en su track ‘Bocanada’. Si a Gustavo le gustaba, no te la podés perder.