MASCULINIDADES CONTEMPORÁNEAS EN LA MÚSICA ARGENTINA: RAYOS LÁSER

Esos raros peinados nuevos: ¿De qué hablamos cuando decimos nuevas masculinidades? ¿Es posible que se desarrolle nuevas formas de ser varón?

Viví en Ciudad de México por algunos meses. Caminaba por sus calles con una de esas extrañas posibilidades que a veces te da la vida: si nadie me conocía, podía ser quien yo quisiera. Confiaba en mis posibilidades y mi integridad, pero los diversos sucesos me fueron demostrando que no es posible borrar, como quien limpia una mesa desinteresadamente, todos los restos de basura que uno deja en su propio festín. En ese otoño de 2018, Rayos Láser sacaba su tercer disco y era una fija en mis auriculares. Así nacieron estas reflexiones. 

A la hora de pensar la producción de esta banda cordobesa, primero nos preguntamos por el pop. Somos precavidos ante la asociación desactualizada de rock = hombres duros, pop = hombres suaves. Al igual que con LOUTA, parece ser fácil decir que Tomás Ferrero no es un machirulo, pero, como hemos visto, eso significa muy poco.

“VEMOS EN RAYOS LÁSER UNA SINCERIDAD ANTE LA DIFICULTAD DE CAMBIAR”

 

En esta ocasión, vamos a forzar la lectura y hablaremos de una palabra que a propósito hemos venido evitando: la deconstrucción. La idea de que los hombres somos capaces de deconstruirnos implica que, de alguna manera, podemos sacarnos la mochila del patriarcado y sus violencias, lo cual nos daría la posibilidad de cambiar y transformarnos en una mejor versión de nosotros mismos. Eso trajo algo así como un látigo moral, una cadena de cuestionamientos que marcan desde cómo nos relacionamos sexualmente hasta el mecanismo de tomar la palabra. En todos y cada uno de nuestros actos aparece el dedo señalando la herencia machista; eso está bien, pero también trae sus complejidades porque es tan necesario repensarnos como recordar que cada quien hace lo que puede; la sobreexigencia puede traer ilusión y soberbia: los bien conocidos «aliades».

¿Cómo cambiar de parecer y no asustarme?”, cantan en ‘Me Persigue’ y vemos el miedo, la inestabilidad de cuando uno quiere dejar lo que conoce y transformarlo, porque no hay un punto de llegada. Nunca puede ser verdadera la frase: “Yo me deconstruí”. Como vimos al final de la nota sobre Paulo Londra, conjugar el verbo ser y el verbo estar nos da mucha confianza, pero nos hace equivocar. “Yo estoy deconstruido” es una afirmación imposible de creer: la deconstrucción nunca puede ser un estado, sino siempre un proceso.

Lo que leeremos en la lírica de Rayos Láser es una sinceridad en torno a lo arduo del trabajo de cambiar. Usamos en esta ocasión la palabra cambiar porque es central en los tres fragmentos que elegimos. Si bien explícitamente en las letras no se relaciona ese cambio con la masculinidad, las entenderemos con cercanía a esa idea de la deconstrucción, con la cual creemos que hay que ser muy cuidadosos.

En su tercer disco Un Regalo Tuyo (2018), la canción ‘Distinto’ es especialmente sugerente: “Hacer de cuenta que es normal, sabes lo puedo intentar, pero otra vez volvió a ganar mi instinto”. Hay algo que uno puede intentar adoptar, buscar un nuevo estado de las cosas, pero no se puede llegar al mismo solo por quererlo. ¿Por qué? Porque hay algo del orden de lo naturalizado que vuelve a imponerse. El estribillo que así empieza, termina: “Y cuando pienso que cambié, me vuelvo a desaparecer, no creo que esta vez sea distinto”. Hay una idea de finalización del proceso en el fragmento “[...] pienso que cambié”, pero en cuanto la estabilidad aparece, vuelve lo instintivo para demostrar lo contrario, para mostrar que no hay tal transformación. Si ejemplificamos, es para guionar la lectura. Podemos relacionar el intento de normalizar con el varón que intenta abrir su relación: en el instinto que gana, los celos que vuelven; en la desaparición, la tristeza y la decepción por volver a ser eso que no quería ser. Tendemos a creer que el proceso de deconstruirse es lineal y progresivo, pero eso pareciera ser un engaño.

“NO ES EL AMOR LO QUE NOS HACE CAMBIAR, SINO LOS MOMENTOS EN LOS QUE DESAPARECE”

 

Con esto no quisiéramos pensar que es imposible que los hombres cambiemos y crezcamos, sino que el proceso apunta más a lugares inestables que a lugares seguros, y eso da miedo. Sin ponernos muy profundos, debemos recordar que el término lo propone Jacques Derrida y retener la idea de desensamble, de desarmar lo que hay sin la obsesión de encontrar algo en su lugar, porque ser sinceros frente a la incertidumbre es necesario.

No hay otra forma de cerrar estas reflexiones que con una de las más profundas y engañosas frases que nos deja el estribillo de ‘Mintiéndome’: “Con vos conocí el placer de odiarme por pensar que el amor te iba a cambiar”. Parece ser fácil leer una queja, una crítica hacia la persona amada que no es capaz de cambiar, pero pongamos una pausa y observémosla otra vez. El amor es, entre muchas otras cosas, tirano, una herramienta de condicionamiento social, y como tal, está patriarcalizado. Si no fuera así, no existirían las historias como Romeo y Julieta (1597) o la que canta Rodrigo en ‘Ocho Cuarenta’. Entonces, leemos aquel verso no como una exigencia, sino como una crítica a la exaltación del sentimiento como mecanismo del cambio. Cambiamos cuando nos enfrentamos a la mierda que cargamos, cuando nos gana el instinto y desaparecemos, cuando aparece aquello que derrumba las emociones y pisamos la inestabilidad; allí es cuando podemos transformarnos. De ahí el placer del odio que siente la voz cantante, porque reconoce su ingenuidad y entiende que cambia cuando no hay amor, cuando aparecen el error y la equivocación. Una idea que va de la mano con lo que piensa Marika Combativa cuando habla de encarar la incomodidad, de no darnos respuestas con las mismas formas de saber con las que nos hemos acostumbrado, como hombres, a relacionamos con el mundo. Ser conscientes de la dificultad para poder pensarnos desde y con el feminismo, sin querer ser los abanderados de una lucha por la igualdad. No exigirle a nuestro proceso un lugar seguro, sino mirar con sinceridad lo complejo de un camino de cambios.

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2 thoughts on “MASCULINIDADES CONTEMPORÁNEAS EN LA MÚSICA ARGENTINA: RAYOS LÁSER
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