La jornada arranca puntual, tal como lo anunciaron por redes sociales. Apenas unos minutos antes de las 19, Agua Florida empieza a tocar en la Sala de las Columnas del Centro Cultural Konex, con Vera Frod, su vocalista, anticipando un tema del próximo álbum que lanzarán el año que viene. La interpretación de ‘Mirar’ se destaca en su repertorio, con la danza impecable de Vera acompañando la letra.
Mientras, afuera se prepara el escenario del patio para recibir a Feli Colina, quien presenta los hits de Feroza (2019). Su dinámica en las tablas es un punto a resaltar en el show, pero el aliento del público hace que todo sea todavía más power. Al finalizar, el público se redirige a la Sala de las Columnas para ver el último concierto que antecede a Marilina Bertoldi. Es el turno de Weste, que, con sus reminiscencias al R&B, finaliza la labor de calentar los motores para el acto central.
Salimos al patio del Konex, nuevamente, y el escenario ya está dispuesto para ver a quien nos juntó a todes esta noche. Tan solo unos minutos después, Marilina y su banda (conformada por Hernán Rupolo y Joaquín Muriel en guitarras, Martu Fontana en batería, Paloma Iturri y Vera Frod en coros, Lautaro Tomassi en percusiones y Rocío Alí en bajo) introducen los primeros acordes de ‘MDMA’. La marea de gente saltando se descontrola aún más con el estribillo: “Vivo estando loca y ya no pega más”. La locura colectiva que desata no hace más que augurar que nos espera una gran noche, marcada por el agite de les pibis.
‘China’ nos permite recargar las pilas que gastaríamos después bailando con ‘La Casa de A’. La osadía se apodera de las caderas, de los brazos y, de a ratos, seguimos los movimientos de quien tengamos al lado. Una que otra charla aparece entre la multitud y los grupos de amigues van sumando más gente, se mezclan.
El calor húmedo de las horas anteriores llega a su punto cúlmine y, en una coincidencia perfecta con la interpretación de ‘Correte’, se rompen las primeras gotas y “cae la lluvia en los pies”. Lejos de afectar a la audiencia, suma bastante a los brazos agitándose con alguna rabia guardada, mientras cantamos que “vos nada más merecés”. ‘Nunca’ nos permite continuar en el mismo registro.
Como si se tratara de un relato, del cual ya tuvimos la introducción y el nudo con las dos canciones anteriores, el desenlace llega de la mano de ‘Enterrarte’, en una versión más soft que la de estudio (a la que se suma una intro instrumental de Mari). La lluvia no para, y es la escena ideal para convencernos de que podemos olvidar cómo hallar a ese alguien, o para recordar lo que se sintió el camino hasta lograrlo.
Algo a notar, ya desde hace un tiempo, es la victoria de que la santafesina cante: “Y será que solo estés atenta a lo que vendrá”, en lugar de atento, como en la letra original. No es menor la representación al amor lésbico y, por decantación, a la diversidad en sí, en estos tiempos. Esta visibilización, independientemente de sus actores, es un logro que jamás hay que dar por hecho, aún cuando se trate de cambiar una letra en una palabra. Celebramos poder cantarle, al fin, a quien amamos (o estamos aprendiendo a no amar más) sin tapujos, y Marilina es una de las artistas que nos permiten hacerlo con libertad. Un claro agradecimiento a esto se plasma en un cartel que reza: “support your local rockera lesbiana”, el cual Bertoldi nota entre el público y agradece entre sonrisas.
Los músicos se retiran del escenario y Bertoldi queda sola, con lo que ahora calmó a una llovizna, para tocar ‘Rastro’ y ‘Remis’. Su presencia en medio de todo ese espacio, con solo una pantalla gigante detrás, le da a esas reversiones mucha más intensidad de las que ya tienen. Las letras gozan de una nueva intimidad al escucharlas de este modo. Es más fácil apropiarse de lo que dicen cuando solo están las palabras allí.
‘Intervalo’ sirve de punto intermedio para volver a estallarlo todo. Aunque no hay mejor canción para reventar en furia que ‘O No?’, con una multitud gritando que ahora ya no estamos enojades, esa etapa ya la pasamos. Ahora estamos preparades. Resulta inevitable sentir el agite de la juventud argentina en este concierto, y lo que significa que nuestros músicos expresen ideas equivalentes a las nuestras. El aguante es un acuerdo mutuo que se festeja en estos encuentros y este, en particular, es una prueba fiel de ello.
“CELEBRAMOS PODER CANTARLE, AL FIN, A QUIEN AMAMOS, Y MARILINA ES UNA DE LAS ARTISTAS QUE NOS PERMITEN HACERLO CON LIBERTAD”
Los últimos versos de ‘Tito Volvé’ aportan más al momento, pero también nos preparan para volver a bailar. Vuelven las caderas deslizándose, los brazos al aire y las cabezas de un lado a otro con los acordes de ‘Fumar De Día’ y una lluvia que cada vez se disipa un poco más, hasta volverse imperceptible.
La humedad se mantiene en el ambiente y el calor en el centro del patio es peor. Tal es así, que llegan a tres las veces que la gente pide mediante aplausos y gritos la asistencia de médicos, por espectadores que se habían descompensado en ese sector. Sin demoras y con la intervención de la misma Marilina en el micrófono, para dar mayor atención a los pedidos, las situaciones se resuelven con rapidez y el concierto se reanuda sin sobresaltos.
Aprovechando esta breve interrupción, la protagonista de la noche saluda a su hermana, Lula Bertoldi (vocalista y guitarrista de Eruca Sativa), que se encuentra en las escaleras naranjas en compañía de las cantantes Barbi Recanati y Marina Fages. Los aplausos para ellas resuenan en todo el lugar y se reafirma que hoy el rock está en buenas manos.
‘Y Deshacer’ y ‘Cosas Dulces’ son el último guiño a Sexo Con Modelos (2016), con las que decide cerrar el show. Al anunciarlo, la gente pide más. Todavía nos falta un tema para bailar y ella nos escucha. ‘Racat’ marca el final del recital y también de un año seguramente inolvidable para Marilina, que vio recompensado todo su trabajo de años con el Gardel de Oro por Prender Un Fuego (2019) y una nominación en los Premios Grammy Latinos.
Todos aquellos signos revolucionarios que le dieron su mítica al rock en sus inicios, se resignifican con artistas de la talla de Marilina Bertoldi. Las pibas tomaron nuevamente las riendas del rock y cambiaron las reglas.
Por Rebeca Figueredo