Las cuadras de fila cuando todavía faltaba más de una hora para el ingreso, daban cuenta de la ansiedad de todes los que concurrimos esa noche al Teatro Coliseo. Manu Pozzi y Lolità Campos estaban a punto de regalarnos un nuevo espectáculo movilizante, antes de emprender un nuevo viaje.
Antes de comenzar con el recorrido del show, me gustaría introducir a estos singulares personajes. Manu es músico y Lolità es escritora, pero ante todo, son viajeros. Así fue como se conocieron, mientras Manu viajaba en la van que preparó como una casa rodante y Loli cumplía su sueño de viajar a África, allí encontró una guitarra muy pintoresca que le comentaron que pertenecía a él. El destino fue haciendo de las suyas hasta juntarlos y comenzaron a viajar juntos creando un nuevo concepto para volcar sus pasiones en conjunto y costear sus viajes: conciertos de poesía y música.
El primero que realizaron en Buenos Aires fue en 2018, donde Manu adelantó su disco Siempre Se Irá el Tiempo (2019) y Loli presentó su primer libro 28 Rulemanes (2018). El segundo fue en 2019, el que los encontró casados y viajando de a tres con su perro Quecu. Para festejarlo, realizaron una Gira de Miel por el país que llegó al km 0 en CABA, donde presentaron su disco conjunto de música y poesía: Alma restaurada (2019). Allí vimos a una Lolità mucho más despojada, su pelo corto no fue una casualidad, sino más bien estaba lleno de significado. Buscaba salir del caparazón de prejuicios, y aunque todavía no lo sabíamos, su próxima obra donde debió morir para volver a nacer, se estaba escribiendo.
Si esta historia hasta acá no les pareció una peli y por si se preguntan en qué andan hoy mis nómades favoritos, están convirtiendo un colectivo escolar en una casa con ruedas para retomar la ruta, pero esta vez junto a Amapola, su hija. Y así llegamos al 23 de octubre, luego de un párate de viajes por la pandemia y un show en streaming, directo al Teatro Coliseo y al centro del pecho.
Peritos de una Fuga es una cirugía sin anestesia
La entrada a la sala del teatro fue un tanto lenta, ya que el puesto de merchandising que se encontraba en el foyer, fue asaltado en búsqueda de libros, buzos con las icónicas frases de los mismos y por supuesto, los discos de Manu. Al ingresar, lo primero que se podía notar era una especie de planeta verde, lleno de vida y de bosque que colgaba desde el techo del escenario y una cesta de mimbre en el piso del mismo. De pronto silencio. Christian Silvosa se acercó al escenario, se sentó en el piano y tocó las primeras teclas: el concierto había comenzado.
- ¡Helena!
- ¿Qué?
- Para salvarte, debes saltar al vacío
- Ya salté.
Una respiración un tanto agitada se empieza a escuchar en los parlantes, pero todavía no sabemos de dónde viene, hasta que se hace presente en escena. Se trata de Loli, que al tener un micrófono de manos libres, no podía esconder su agitación mientras recitaba las primeras frases.
Esta noche nos reunimos para darle un cierre a Peritos de una Fuga (2020), el segundo libro de Loli, de los textos más sinceros, dolorosos y valientes que me ha tocado leer; tal como lo indica su prólogo, es una cirugía sin anestesia. A diferencia de su primer libro donde cada capítulo está protagonizado por una persona que ha cambiado el destino su vida, Peritos está comandado por distintas emociones: La Verdad, El Perdón, La Gratitud, La Compañía, La Comprensión, La Esperanza y La Libertad. Estadios del duelo que llevó a cabo para liberarse de los abusos que sufrió siendo una niña y a todas ellas les dedicó su libro, el concierto y su valentía, para que su historia sirva para liberar a muchas más.
Contar su verdad para resignificarla, pelearla, odiarla, llorarla, agradecerle y seguir camino
En perfecto orden, los capítulos hicieron su aparición en el concierto, acompañados por el quinteto de cuerdas junto con el piano dirigido y arreglado por Hernán Quintela que daban piel de gallina instantánea. Un repaso por la guerra entre su mente y su alma, el significado del perdón, una guía de cómo alivianar la mochila para poder subir la montaña, un homenaje a las personas que estuvieron pendientes de su escalada y el invento de «virense» como contrario de forense, describiendo las razones de vida. Manu, por su parte, nos adelantó las canciones que compuso a la par de la escritura de Peritos, que formarán parte de un disco que pronto verá la luz, del que ya conocemos un adelanto que sonó esa noche: 'Remaches'.
Las lágrimas caían en las mejillas de muchas mujeres presentes en la sala, al igual que Loli vio empañado sus ojos y Manu sintió su voz quebrarse… imaginen lo movilizante que debe ser mostrarse desnudos ante una sala llena, contando su verdad para resignificarla, pelearla, odiarla, llorarla, agradecerle y seguir camino. Una de las postales finales fue cuando interpretaron 'Yemayá' caminando desde el final de la sala, por el pasillo que divide las filas de las butacas, hacia el escenario con un farol encendido. Y como quien llega a su casa luego de una larga tormenta y se despoja de las botas y el paraguas, entregó su copia de Peritos. Se lo obsequió a una chica sentada en la primera fila que no paró de llorar desde que comenzó este viaje, para que le sirviera de abrigo. Mientras se despedían, se fueron acercando varias personas a dejar su ofrenda en forma de flores en el escenario plasmando su huella.
La historia revelada en esa obra quedará viva solo en las páginas, mas no serán visitadas en próximos conciertos: ya saltaron y se encuentran nadando en nuevas aguas. Desde el amor, Loli transformó su historia y salió de la oscuridad y del silencio con la verdad como arma principal y los acordes de la guitarra de Manu como cobija. Telón y aplauso cerrado.
Si te perdiste el concierto y querés ser parte de esta historia, el streaming estará disponible el 20/11, podés sacar tus entradas acá.