La última edición del aclamado ciclo IndieFuertes tuvo como protagonistas a tres proyectos liderados por mujeres: Jazmín Esquivel, Ruiseñora y Barbi Recanati. La fecha se dio en un contexto casi poético: un día antes, el Senado aprobó el proyecto de ley para el cupo femenino en espacios musicales, lo que le daba un interesante marco a la velada. La ley se venía buscando desde hace tiempo y es un paso correcto en la búsqueda por la igualdad de derechos, y un gran logro en el contexto de la industria musical. Otro «logro» que ha tenido la escena en este sentido, ha sido la creación de Goza Records, el sello que Recanati y Futurock llevan adelante, el cual se centra en promover bandas lideradas por artistas femeninas. Entre sus filas se incluyen proyectos como Paula Maffia, Olympia, Las Vin Up y mas.
La primera en salir a escena fue Jazmín Esquivel, quien aprovechó para presentar bastante material nuevo y tuvo un sonido impecable en vivo. La cantante también forma parte de Mugre, banda que pertenece a Goza. La sala se encontraba bastante llena, y Esquivel se encargó de premiar a quienes llegaron temprano. Su banda la acompañaba y dejaba lucirse, mientras ella les cedía espacios para que brillen también. No tardó en celebrar la sanción del senado, por lo que fue recibida (y despedida) entre gritos y aplausos que emocionaban y, a su manera, daban esperanzas.
Después de una brevedad llamativa, salió Ruiseñora, quienes anunciaron la pronta salida de su disco Viaje Al Centro de La Selva Eléctrica. Ruiseñora es un supergroup conformado por Melanie Williams, Natalia Spiner, Lucila Pivetta y María Pien, todas con proyectos paralelos muy prolíferos. Durante sus cuarenta minutos de show (uno de los primeros que dan), dejaron una fuerte impresión en todos y llamaron la atención de quienes desconocían por completo el proyecto. Los temas tenían desde feroces baterías y rugientes guitarras hasta coros cálidos que se volvían casi angelicales cuando los entonaban las cuatro. Lo que más le sobra a la banda es presencia y una notoria experiencia sobre el escenario: tres de las chicas tocan juntas en Guli, y la química que tienen se contagia de inmediato. Sobran también las ganas de escuchar el álbum, que saldrá por Goza Records pronto.
Después de una probada de lo que hay en el universo de pibas haciendo música independiente, salió Barbi al escenario. Con la sala visiblemente un poco más llena y la responsabilidad de cerrar de forma grandiosa una velada donde brillaron varios proyectos que cobija, agarró su guitarra y dio rienda suelta al show.
La (todavía) corta discografía de Recanati no fue un obstáculo para que cada canción sea recibida como la más esperada de la noche. La ex líder de Utopians no necesita volver a sus viejos temas para generar emoción. Con el rock como eje, Barbi mutaba según la canción lo demandaba. En ‘Teoría Espacial’ guiaba el coro como si se tratase de un show de estadio, y en ‘A la luz’ se transformaba en cantante punk, casi poseída por la música y el mensaje que predica el coro: “¿O no lo ves? Se va a caer, se va a caer”, palabras que, quizás, esa noche sonaron más fuerte que nunca. Sobre el final, reconoció la situación de la ley como un logro importante pero aclarando: “No nos están dando mucho, eh” para recordar el camino que falta por recorrer.
Antes del cierre, como respuesta a la sorpresa ante la brevedad de su set, explicó que se tuvo que acortar tiempo de show para que todas las bandas puedan tocar lo mismo. Un gesto genuino y sencillo, que nos muestra por qué es para muchos una referente en materias de lucha por la equidad. El gran logrado cover de ‘Dancing Barefoot’ de Patti Smith tuvo la fuerza necesaria para cerrar una noche como mínimo particular, que caía en un marco interesante y que nos dejó ver, una vez más, que el verdadero futuro del rock como género y movimiento está en las mujeres.