Quisiera comenzar esta reseña en primera persona, porque pocas veces me resultó tan complejo «encasillar» un disco. ¿Qué es este álbum de Kim Deal? ¿Algo alternativo como lo que logró en la época dorada de los Pixies? ¿Algo más indie y lo-fi como nos acostumbró liderando The Breeders? Tiene un poco de eso, pero Nobody Loves You More (2024) es principalmente un capítulo nuevo.
A lo largo de esta escucha, ella decide desligarse de lo que podrías esperar de Kim Deal. Fluye naturalmente en estilos que no serían los primeros que la imaginarías interpretando. Canciones con arreglos de cuerdas, como la que da título al LP, otras con trompetas e incluso claustrofóbicas experiencias electrónicas (‘Crystal Breath’ un perfecto ejemplo).
Sorprendentemente el ritmo se torna bailable de a momentos, y su art pop con tintes retro remite a figuras como St. Vincent; pero con una impronta personal y atemporal. A lo largo de ‘Are You Mine’ y ‘Summerland’ logra baladas que no desentonarían en el pop western de los ‘50. De estas canciones salta al ritmo de ‘Disobedience’, algo que podría generar la sensación de que estamos escuchando dos álbumes diferentes (o tal vez incluso artistas), pero finalmente hallamos cohesión en el marco de una obra sin fronteras.
De todos modos, esto lleva a que muchos se puedan quedar afuera de lo que intenta crear en ciertas canciones, e indudablemente invita a que al re-escuchar el disco muchos salteen canciones o vayan a ciertas en particular. Si querés algo más sucio vas a poner ‘Big Ben Beat’ fuerte, mientras que si buscas algo con los pies sobre la tierra seguramente decidas ir por ‘A Good Time Pushed’.
El hecho de que sea un disco solista en cierto modo le quita la pretensión de un disco de los Breeders, y Kim probablemente está consciente de eso. Integrantes de actuales de esa banda, como su hermana Kelley Deal o Jim MacPherson participan en numerosas canciones, como también ex miembros desde Britt Walford (Slint) hasta Mando Lopez; e incluso un invitado especial, uno de los líderes de Teenage Fanclub: Raymond McGinley.
Desde el año 2012 que ella ha coqueteado con un disco, sacando numerosos singles que precisamente rompían con Breeders. 12 años más tarde, finalmente lo plasmó en un debut que se siente completamente auténtico —y sin ninguna pretensión comercial—.