El colombiano J Balvin, de nacimiento José Álvaro Osorio Balvin, regresó a la Argentina un año después de su última visita a presentar su quinta placa discográfica, su trabajo más ambicioso hasta ahora. Su albúm Vibras, es una de las piezas de la música urbana más importantes del año, y su gira lo puso enfrente de un Luna Park sold out con mucho tiempo de sobra. El telón cayó antes de las 22hs y dejó ver a un solitario Balvin en el escenario con dos pantallas gigantes y un dinosaurio atrás que complementaban la puesta en escena. Para hacer el primer tema, ‘Machika’, se sumó la brasileña, Anitta, y después pasó a invitar a nada menos que a Duki, desatando la euforia del Luna desde el comienzo. ‘Ambiente’ fue otro gran hit de su álbum presentado temprano que puso de pie a todo el estadio. Después de unas cuantas barras improvisadas con mucho punch line con referencias argentinas y algunas menciones de honor al trap local (Paulo Londra, Cazzu, Khea), la distinguible y clásica intro de ‘Ginza’ emocionó hasta los gritos una vez más y puso a corear una de las primeras líneas del manifiesto Balvin.
Para la sensual ‘Downton’, las pantallas mostraban el baile que Anitta le daba al colombiano mientras cantaba bajo un filtro rojo y una puesta de luces que puso a punto a todo el público. Más adelante, no fueron ajenos algunos hits donde el músico de Medellín participa, como ‘Ahora dice’, de Chris Jeday, o ‘Tu sensualidad’, tema en el que colabora con Bad Bunny y Prince Royce. Otro hit fue ‘Quiero repetir’, en el que la voz de Ozuna al comienzo cantando el coro desató una vez más los flashes de celulares.
‘‘Hay una canción que lanzamos hace solo seis días y ya es un éxito’’, dijo, y mientras un camarógrafo lo seguía para documentar el momento y viralizarlo antes de la publicación de esta crónica, afirmó sonriente “¿Porque a quién no le gusta el reggaetón?", antes de interpretar el hit viral que lleva el nombre del género. En el tema se revalida mucha de la obra de Balvin: un sample de Tego Calderón y menciones a pioneros del género ponen a bailar a todos, y al artista a arengar el grito varias veces. J encuentra en lo puro del reggaeton suficiente como para conquistar el mundo, pero se distingue del montón por su coqueteo con otros sonidos-n vivo no es la excepción, y pasan a haber desde momentos de interlude de pop psicodélico hasta largos puentes salseros, todo con el sello de fiesta urbana encima.
Balvin es grande pero deja ver su sencillez y humildad siempre. “Los invito a que sueñen, porque los sueños se hacen realidad”, dijo en una de sus tantas declaraciones al público, esta vez antes de ‘Safari’, con bailarines incluidos, para un pequeño encore en el que el nombre del artista fue coreado por todo el lugar antes de salir. En esta última instancia, ‘Ay Vamos’ y ‘Mi gente’ permitieron al público soltar lo último que le quedaba y bailar hasta el cansancio. La puesta en escena y visuales estuvieron también en su mejor momento, y después de despedirse con el coro de ‘Reggaeton’ de fondo, el colombiano dio por terminada la edición porteña de su gira.
Fiel a su mensaje, inicios y entorno, Balvin logra mezclar lo más básico del reggaeton con el contexto musical del mundo y crear una fusión que resulta en un show divertido y de primer nivel. Lo suyo es por varios motivos trascendental, y en esta vuelta a la Argentina, a pesar de no haber estado acompañado por una banda completa, pudo hacer llegar sus ideas a la gente una vez más a través de la música, en esta ocasión con su lado más perreable.