El sonido del viento filtrándose por el micrófono de una cámara de mano abre la película, con la imagen de un hombre que salta la soga en la playa con la sonrisa de un niño. La cuerda se enreda pero no le importa, él simplemente salta. “Ahí está el goma, saltando, como buen goma que es”, nos dice la voz de niña de Eli-U Pena, para introducir las primeras líneas de la película documental Espíritu Inquieto (2019); la cual retrata la vida de su padre Gustavo Pena, el cantautor uruguayo mejor conocido como El Príncipe.

El documental está compuesto, casi en su totalidad, por fotos y videos personales, con algunas tomas de entrevistas o escenas pertenecientes a El recital (2003). En algún momento, el artista le dice a cámara: “Mi instrumento es la música, todo lo que haga música me interesa”. Matías Guerrero, el director de guión, sabe cómo transmitir esa sensación. Las fotos de su niñez y adolescencia potencian su ternura con una anécdota fantástica: la primera guitarra que Gustavo tocó en su vida era de un amigo de su hermana, que se la había olvidado en su casa. ‘Don’t Let Me Down’ de The Beatles fue la primera canción que entonó, aprendièndola tras haber visto al olvidadizo guitarrista hacerlo.

La película nos muestra algunas escenas con canciones conocidas como ‘Ángel De La Ciudad’, ‘Suerte Y Amor’ o ‘Pensamiento De Caracol’, más otras inéditas que les fanátiques esperan encontrar pronto disponibles en la web. Eli-U es la mayor divulgadora del trabajo de su padre que, al igual que Eduardo Mateo, alcanza reconocimiento en el público una vez fallecido. Aún vivo, quienes lo seguían eran mayormente sus colegas, en quienes podemos ver el cariño y admiración que Gustavo les generaba. “Un pibe escapado de Woodstock en las calles de Montevideo”, lo describe Adriana Lagomarsino, actriz y dramaturga de sus pagos.

La hija del cantante —que también se desempeña como directora de audio y archivo de este material— ilustra, con recuerdos de su infancia, la ternura y la creatividad con que Gustavo transitó este mundo. Parte de esas cualidades son reconocidas por él mismo, cuando estamos viendo los primeros fotogramas del film y lo escuchamos decir: “La noción del tiempo y del espacio, en mi mente, no es igual a la de otra gente. Puedo estar en lugares imaginarios”.

Entre las escenas sobre su etapa más rockera, se destacan aquellas con el trío La Ranararaka, tocando sobre la arena en alguna playa del noreste uruguayo. También vemos momentos de su período en Autobombo (en el que sonaba entre lo tradicional de la canción y lo circense de la tarantela), donde escuchamos por primera vez la milonga de ‘Beibi’ y un crossover de ‘Insensatez/Stairway To Heaven’. Así de prolífico es el material que se enumera en esta producción, que consta de dos cajas de zapatos llenas de cassettes y más de 400 canciones.

A lo largo del documental, desfilan nombres como los de Martín Buscaglia o Alberto Wolf para llenarlo de elogios. Es evidente que ha iluminado a una generación de músiques y que sus marcas en la canción rioplatense aún no terminan de ser exploradas. Una de sus citas finales puede resumir su vida y su potencia: “Yo hago música porque no puedo parar de hacerla. Siempre que la dejé, se me vacía todo o me va mal. Con ella, puede ser que me vaya mal, pero me siento re bien y la gente también, entonces es la forma más útil que tengo de servirles”.

La película tenía programados sus estrenos en Rosario y Buenos Aires para el mes de abril, pero ambos eventos están, por lo pronto, suspendidos. Les creadores la liberaron durante el fin de semana del 20 al 22 de marzo, para verla de forma gratuita en su perfil de Vimeo, y pronto repetirán la acción, por lo que recomendamos estar atentes al anuncio en su cuenta de Instagram. De cualquier manera, su objetivo es que, al terminar la gira de presentación, la película quede a disposición gratuita y abierta, como ya lo está todo el material discográfico disponible, gracias al trabajo de Eli-U.