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El grupo originario de Córdoba regresó al Teatro Flores después de una década para despedir el año junto a su gente con un único show. Con Lula Bertoldi al mando de la voz y guitarra, Brenda Martin en el bajo y Gabriel Pedernera en la batería, la banda nos dejó un recuerdo imborrable, un cierre de fin de año que mantuvo al
Fueron dos horas de show en el barrio porteño de Flores con un gran repertorio de temas. Se repasaron canciones emblemáticas de sus distintos discos, desde La Carne (2008) hasta ‘Lío’, el primer single del álbum que saldrá el año que viene.
El arte de reinventarse, para esta banda, es una constante, algo que se demuestra en la versatilidad de sus sonidos. Un grupo que cuenta con momentos donde cada uno se luce de manera individual, pero que, al fusionar su talento, se vuelve aún más poderoso. Desde las canciones más conocidas como ‘Sorojchi’, ‘Fuera o más allá’, ‘Armas gemelas’ y ‘Magoo’, hasta las versiones de ‘Sola en los bares’ y ‘Bolero Falaz’, son tan solo algunos de los temas que estuvieron presentes la noche del viernes.
Pogos lujuriosos que sacian los corazones hambrientos son las postales que la banda siempre nos deja. Las gotas de agua de las botellas volaban al ritmo de los estribillos más power, refrescando las cabezas de muchos y muchas que saltaban dentro del pogo. Los cánticos de “Eruca, Eruca, Eruca” nunca faltan en sus shows, así como tampoco las ganas de su público de cantar y bailar hasta que los pies digan basta.
Para terminar una gran noche a puro rock, sonó ‘El balcón’, un tema cargado de reflexión y nostalgia, pero que al mismo tiempo no te permite dejar de bailar. Por otro lado, como grupo comprometido políticamente, el show finalizó con Lula refiriéndose a la situación de los y las docentes en el país: “docente luchando también está enseñando”. Una banda que se la juega ante tantos silencios. Eruca, sin lugar a dudas, es la muestra de que para ser grande no necesitas ser muchos.