Foto: Astudillo Fotografias
Richard Coleman una vez dijo que el rock ha muerto decenas de veces, pero siempre vuelve a nacer. Los géneros artísticos pueden tener un periodo de vida breve, pero extremadamente productivo. Rápidamente se estancan, se naturalizan y pierden aquel «shock inicial» tan disruptivo. Eventualmente son retomados y renacen como el monstruo del Doctor Frankenstein qué incorpora partes frescas en el laboratorio. En el caso del jazz, un género con más de un siglo de vida, este tipo de reanimación requiere tomar medidas extremas. El británico Kamaal Williams, sin soplar un saxo o trompeta, demostró en Niceto Club que el jazz puede vivir en las máquinas.
Tras un fabuloso set de Vinocio, el londinense salió al escenario vistiendo su característico look de campera deportiva, lentes y gorro. Días antes había compartido fotos de entrevistas a Diego Armando Maradona, enmarcando su ansiedad por tocar en las tierras de su ídolo; y no le tomó mucho tiempo hacer sus primeros comentarios respecto al famoso 10 del Napoli. Con el micrófono en mano, abrió enfáticamente su campera y mostró la legendaria camiseta azul de la selección, la cual desencadenó un salvaje “Diego… Diego…” coreado por el público. Fue entonces que detalló su obsesión por un “pequeño hombre que cambió el mundo”, y que no le importaba que le haya ganado a Inglaterra en el mundial de 1986, porque Argentina merecía salir campeón. En medio de la ovación, gritó “Fuck England” —tiene un corazón más argentino que el dulce de leche —.
En términos musicales, es compleja la labor de definir lo que se vivió durante la noche del 26 de marzo. Más allá de que nu jazz es la categoría más sencilla para englobar, esa terminología se queda corta a la hora de detallar, dado que implica un amplio espectro musical donde entran tanto The Comet Is Coming o Kamasi Washington como Flying Lotus. Podríamos encontrar similitudes con este último, pero a su vez es extremadamente diferente. Los puntos principales son la sensibilidad e imprevisibilidad del jazz, combinados con el hipnótico groove (y a veces repetitivo, pero no en un mal sentido) de un beat de hip-hop y la dulzura del R&B contemporáneo. A todo eso, hay que sumarle muchos detalles y explosiones del EDM. Ese collage sonoro es lo que propone Kamaal Williams en el escenario con sus improvisaciones.
Pasando por clásicos y adelantos de su próximo disco, no se dejaba de respirar creatividad en la música. Incluso de manera improvisada realizó un frenético cover de un clásico del house, la inoxidable ‘Gypsy Woman (She's Homeless)’ por Crystal Waters. A falta de un sample del track vocal, con una sonrisa cómplice dirigía su micrófono al público para que canten la inconfundible melodía “La da dee la da”. Extasiados por él, y él extasiado por nosotros; se vivió una sinergia perfecta. Procedió a buscar su celular del backstage y pedir al público que haga ruido, para mostrarles a los de Londres lo que es un buen público.
Una fecha que lo tuvo todo, desde las famosas raves de jungle music, hasta instantes de profundidad, muy notorio en una canción dedicada al “mejor compositor de nuestros tiempos”, Ryuichi Sakamoto. Broken beat, house y sensaciones que eluden las palabras. No se le puede pedir más.